Rajoy arenga a los suyos con ataques a los «lenguaraces» e inexpertos de C's

Francisco Balado Fontenla
fran balado SEVILLA / ENVIADO ESPECIAL

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CRISTINA QUICLER | afp

Presumió de la trayectoria del PP y esquivó la crisis del máster de Cifuentes

09 abr 2018 . Actualizado a las 08:03 h.

Ni en clave positiva ni negativa. Rajoy no realizó ni una sola referencia al caso Cifuentes durante su discurso que sirvió de epílogo a la convención nacional que celebró el PP en Sevilla a lo largo de todo el fin de semana. Supone un claro ejemplo de la prudencial distancia que ha tomado el presidente del Gobierno, y que mantendrá hasta que avancen las investigaciones, consciente de que el escenario actual también incomoda, y mucho, a Ciudadanos.

Como capitán general del partido, ayer le tocó arengar a las tropas para que comiencen a pensar en clave electoral. Se huelen los comicios andaluces a la vuelta de la esquina, razón por la que escogió la ciudad hispalense para acoger el evento. En junio del 2019 llegarán las municipales, autonómicas y europeas, por lo que no hay tiempo que perder.

«España se juega mucho. Tenemos que convencer a todos de la vigencia de nuestro proyecto y que somos gente de palabra que cumple con sus compromisos», pidió a los más de 2.500 afiliados y cargos de todo tipo que se dieron cita en Sevilla. Por momentos, tanto el tono como el mensaje empleados por el titular del Ejecutivo parecía que se encontraba en plena campaña. Hasta se apresuró en trasladar a los ciudadanos que antes de decidir el signo de su voto se planteen «si quieren que sigamos avanzando o si quieren retroceder».

El PP es experto en lidiar con situaciones comprometidas, pero la gran novedad es que por primera vez hay un partido que amenaza con poner fin al histórico dominio que posee en el centroderecha. Para seguir defendiendo esta posición hegemónica, invitó a los populares a remangarse y ponerse manos a la obra. «Dejar de hablar y ponerse a hacer», dijo Rajoy, quien presume de que el PP hace muchas cosas y muy bien. A diferencia de Ciudadanos, «una convención de parlanchines» que apenas ha hecho nada hasta el momento, por muchas medallas que intenten colgarse cada vez que se les presenta la ocasión. Rajoy cree que si hubieran realizado tan solo la mitad de las empresas que han acometido los populares, «se acabaría el incienso para tanto botafumeiro».

Agitando la bandera española

Además de la del PP, Rajoy también agitó con fuerza sobre el escenario la bandera española, tratando de recuperar el terreno perdido en esta materia. «Somos un partido nacional. Somos muchos, de muchos sitios diferentes, pero decimos lo mismo en todas partes», presumió, acusando a otras fuerzas de modificar por completo sus discursos en función del lugar en el que se encuentren. En relación con esto, también señaló a Ciudadanos como una organización política que no conoce bien España, que se centra en intentar imitar modelos de otros países en materia educativa, sanitaria o de cualquier otro tipo, «como quien compra imanes para decorar un frigorífico», bromeó. Y continuó cargado de retranca. «Que conste que hay otros que son peores. Puestos a buscar modelos, prefieren picotear en Irán y Venezuela». Como era de esperar, y aunque ahora las prioridades son otras, en una ocasión así no podía olvidarse de Podemos.

El presidente también trató de poner en valor la fiabilidad del PP. «Podemos gobernar o estar en la oposición, pero siempre nos comportamos de igual manera: con sensatez, prudencia y ganas de mejorar las cosas», dijo ante un auditorio repleto.

Albert Rivera no perdía detalle del discurso de Rajoy desde su casa. Tan pronto como concluyó, el líder de Ciudadanos se apresuró a publicar un mensaje en las redes sociales acusando al PP de haber organizado su convención nacional con el único objeto de atacarles. No iba muy desencaminado, ya que la intención de este fin de semana era que sirviese de «revulsivo» ante ellos.

Ferraz no está a la altura

Rajoy cargó contra Ciudadanos, «los que no han gobernado jamás». Hasta el «alcalde más humilde de la sierra de Grazalema tiene más experiencia de gobierno» que esos «expertos lenguaraces que tantos consejos regalan». Pero también tiró contra el PSOE, «los que no han sabido gobernar nunca», recordando que han sido varias las ocasiones en las que su formación ha tenido que acudir al rescate tras una gestión desastrosa de los socialistas; la última, la que protagonizó él. «No ha sido fácil, pero hemos cumplido. Y lo hemos conseguido juntos, con el esfuerzo de todos». El presidente del Gobierno acusó a Ferraz de no estar a la altura en algunos temas en los que se requiere anteponer los intereses del país a los del partido, de carecer de sentido del Estado, como su tozudez con los Presupuestos, incluso sin conocerlos, o de no hacer caso a la mitad del partido que le exige a Sánchez que se siente en la mesa para negociar la actualización del modelo de financiación autonómica.

Génova bombardea con la imagen de su presidente siempre avanzando

Un partido vivo. Siempre en movimiento. Rajoy se pasó todo el fin de semana metido en el recinto que acogió la convención nacional de Sevilla. Sin descanso. Llegó el viernes tras el consejo de ministros y este lunes, sin tiempo para recuperar de la fatiga, se sube a un avión con rumbo a Argentina.  La intención de Génova es mostrar a un líder e que siempre avanza a pesar de todas las adversidades.

Como detalles, las dos cintas de hacer ejercicio para seguir su ritmo, o el paseo que emprendió a ayer a primera hora a orillas del Guadalquivir junto al coordinador general del PP, Fernando Martínez-Maíllo, y el presidente de la Diputación de Málaga, Elías Bendodo. «Amanecer en Sevilla y poder hacer un poco de ejercicio por la ribera del Guadalquivir es un lujo para los sentidos», publicó en su cuenta de Twitter.

Una convención en busca de optimismo y cortafuegos

«Podemos asegurar que esta convención ha sido un completo y rotundo éxito», comentó el líder del PP de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, al cierre del macroevento que se celebró en Sevilla a lo largo de este fin de semana, mientras en las dos primeras filas del auditorio, copadas por los más altos cargos del partido, aguantaban la compostura. No tanto en alguna esquina, lejos de los focos, en donde el comentario levantó algún chascarrillo. Lo cierto es que aunque en los populares están acostumbrados a que este tipo de celebraciones les coincida con el estallido de otros escándalos -un dirigente recordaba una no muy lejana en Extremadura-, la de esta edición ha sido especial, porque este año existe Ciudadanos, y porque el problema amenaza con acabar nada menos que con la dirigente de la Comunidad de Madrid, una de los grandes aires de renovación en el partido.

El caso Cifuentes ha estado vivito y coleando del viernes al domingo, y parece que aún le queda recorrido. Ella no piensa dimitir, y de momento parece que Rajoy no piensa invitarle a hacerlo. El presidente del Gobierno mantiene una distancia de seguridad a la espera de que avance el asunto.

Pensando en junio del 2019

Rajoy defendió una agotadora agenda los tres días que culminó con su discurso de cierre, que sirvió para dar el pistoletazo de salida a la carrera de las municipales, autonómicas y europeas previstas para junio del 2019. El jefe del Ejecutivo cargó contra Ciudadanos. La creación de un cortafuegos ante esta formación constituía uno de los grandes objetivos de este evento, que tenía que servir de «revulsivo». El principio de la remontada. El otro gran objetivo era hacer familia popular. Ese sí lo han cumplido. 2.500 afiliados y cargos del partido compartieron tres largos días y dos intensas noches en la capital hispalense; a pesar de la tormenta, tanto la real como la de sentido figurado. La numerosa delegación gallega pudo presumir de que los dos políticos más solicitados de todo el acto, uno nació en Os Peares y al otro le gusta presentarse como «un señor de Pontevedra».