Los trabajadores tributan más que antes de la crisis; las empresas, la mitad

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VALENTYN OGIRENKO | Reuters

La recaudación por IRPF marca récord, mientras la de sociedades cae un 48 %

09 abr 2018 . Actualizado a las 09:48 h.

Aunque España ya ha recuperado, y superado, el nivel de riqueza previo a la crisis, la recaudación fiscal aún no se ha repuesto del golpe de la doble recesión que sufrió la economía española (y de la reforma fiscal que entró en vigor en el 2015). La Agencia Tributaria ingresó el año pasado 193.951 millones, una cifra que ascendería a 198.101 millones si se corrige el efecto que ha tenido la entrada en vigor del nuevo sistema de suministro inmediato de información de IVA para las grandes empresas (que ha retrasado a enero la imputación de los pagos correspondientes a noviembre). Lejos, en cualquier caso, de los 200.963 millones que había previsto -y presupuestado- el Gobierno, que de haberse alcanzado habría pulverizado el anterior récord de ingresos, que data del 2007, en la antesala del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, cuando el fisco recaudó 200.676 millones.

Si la economía no descarrila, y nada apunta hacia ese escenario, ese listón se superará con holgura este mismo año, aunque los datos del fisco apuntan que, para volver de nuevo a los niveles precrisis, el reparto de cargas entre los contribuyentes no ha sido precisamente equilibrado. Porque mientras que el IRPF, que grava principalmente las rentas del trabajo, está ya en un nivel de recaudación récord, el de sociedades, en el que tributan los beneficios empresariales, apenas ingresa la mitad que antes del pinchazo económico.

En el caso del impuesto de la renta, el año pasado la Agencia Tributaria recaudó 77.038 millones, un 6 % más que en el 2007, pese a que todavía hay un millón de ocupados menos que en ese ejercicio. Aunque hay menos trabajadores, los que tienen que tributar por IRPF (están exentos aquellos que cobran menos de 12.000 euros, umbral que el Gobierno prevé ampliar hasta 14.000 euros si salen adelante los Presupuestos) declaran ingresos superiores y, por tanto, pagan más que antes de la crisis.

Sin embargo, en sociedades, los 23.143 millones de recaudación del año pasado aún son casi la mitad (un 48 % menos) que los 44.823 que entraron en caja en el 2007. Cierto es que fue el impuesto que más se resintió de la crisis (sus ingresos llegaron a caer un 64 % desde el pico), pero su recuperación no va acompasada al repunte de los beneficios empresariales, algo que los técnicos de Hacienda achacan al desfase entre el tipo nominal del impuesto (que bajó cinco puntos en la última reforma fiscal) y la carga real que soportan las empresas una vez aplicados todos los beneficios fiscales. De hecho, el tipo efectivo que pagan las grandes compañías está en el 7,3 %, la mitad del 14,9 % que soportan los trabajadores en el IRPF una vez aplicadas deducciones y bonificaciones.

Hasta el propio ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro -que lleva en el cargo desde diciembre del 2011- , cargó hace unos meses en el Congreso contra las grandes empresas por su escasa contribución fiscal: «No es explicable -dijo- que cuando cualquiera de nosotros tributa lo que tributa por el impuesto de la renta y una pyme lo hace al 18 %, las grandes empresas tengan un tipo efectivo de entre el 7 y el 8 %, no se puede aceptar».

Menos de la mitad de inscritos en el plan de garantía juvenil encontró empleo

Parece que por fin empieza a despegar en España el programa europeo de garantía juvenil, que se puso en marcha en el 2014 para la inserción de jóvenes en el mercado laboral. Según la ministra de Empleo, Fátima Báñez, más de 1,1 millones de jóvenes menores de 30 años se han inscrito, pero menos de la mitad ha encontrado empleo. Concretamente 470.000, un 43 %. La media europea se situó en el entorno del 70 %.

Si no solo se atiende al empleo, sino también a la formación, España se acerca un poco más a la media de los Veintiocho: un 38 % de los jóvenes inscritos en la convocatoria del 2015 (último dato disponible) había encontrado empleo o estaba desarrollando una actividad formativa seis meses después, frente al 40 % de media en la UE. Sin embargo, sigue estando a gran distancia de países como Irlanda o Italia, con el 71 % y el 68 %, respectivamente.

España sigue liderando el paro juvenil en Europa, con una tasa superior al 30 %, según los datos del departamento de Empleo, que resalta, no obstante, que se ha reducido en más de 20 puntos desde el primer trimestre del 2013. El porcentaje se eleva hasta el 40 % para aquellos menores de 30 años con un nivel de formación más bajo, pese a que el empleo en este colectivo crece el doble de la media nacional y a un ritmo cinco veces superior a la media de la Eurozona. Por eso la prioridad para Báñez es lograr que el millón de jóvenes en paro encuentre trabajo.