El horizonte de Sánchez: el viernes será presidente del Gobierno con menos apoyos de la historia

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La aprobación de la moción provocará el cese automático de Mariano Rajoy y el nombramiento del líder socialista

31 may 2018 . Actualizado a las 19:06 h.

El 22 de mayo de 2017, Pedro Sánchez regresaba a la Secretaría General del PSOE mientras José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González arropaban a Susana Díaz. La presidenta andaluza había caído ante un hombre defenestrado por los barones del partido. Un año después, y si una dimisión poco probable de Mariano Rajoy lo evita, el líder de los socialistas será investido presidente este viernes.

Lo hará tras una moción de censura que acabará con el Gobierno actual, después de que el PNV anunciase su apoyo con suspense en la tarde de este jueves. La iniciativa del PSOE superará holgadamente la mayoría absoluta de la cámara, sumando 180 diputados de Unidos Podemos, los partidos nacionalistas, Compromís y Nueva Canarias. Con la votación de este viernes, que tendrá lugar mediante llamamiento público, el Congreso cesará inmediatamente a Mariano Rajoy y a su Gobierno. En ese instante, Pedro Sánchez será investido presidente de forma automática.

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El proceso será similar al de cualquier otra investidura. La presidenta de la cámara, Ana Pastor, comunicará la votación al rey Felipe VI, cumpliendo con el artículo 178 de la Constitución. El Jefe de Estado deberá aceptar la dimisión del Gobierno popular para después proceder al nombramiento del nuevo presidente. A continuación, la designación se publicará en el Boletín Oficial del Estado de este sábado.

El lunes llegará una nueva fotografía, la de Pedro Sánchez tomando posesión del cargo en el Palacio de la Zarzuela. Se convertirá en el primer presidente de la democracia española que no es diputado. El propósito de Sánchez es formar un Gobierno integrado exclusivamente por miembros de su partido y dejar varios meses hasta convocar elecciones. 

Un gobierno en minoría

«Para recuperar la dignidad de las instituciones y restablecer la imprescindible estabilidad política», argumentaba el documento de moción de censura presentado por los socialistas hace solo una semana. Pese al anhelo de solidez en el futuro parlamento, Sánchez se enfrenta a la complicada misión de liderar el Gobierno con menos diputados de la democracia española, con solo 84 parlamentarios. Cada proyecto presentado deberá contar con el apoyo de la mitad restante de la cámara, para lo que necesitaría el voto a favor de otros 92 diputados. Una empresa, sin embargo, que tampoco fue ajena para Mariano Rajoy y sus 134 escaños.

El discurso de Sánchez ya ha dejado cuatro aspectos clave de su programa. Pese a no compartir el texto de los Presupuestos Generales del Estado aprobados por el Congreso, y que deben pasar aún por el trámite del Senado, el futuro presidente se compromete a mantenerlos para «cumplir con las obligaciones como Estado miembro de la Unión Europea». También se ha propuesto a tender puentes con la Generalitat, ofreciendo diálogo ante el desafío secesionista. 

En el horizonte a medio plazo estará la convocatoria de elecciones. En palabras del líder socialista, su Gobierno «buscará un consenso hasta convocar las elecciones», aunque no ha concretado cuándo se celebrarán dichos comicios. El cuarto apartado de su proyecto se basa en la presencia de las mujeres: propone un Gobierno paritario, incide en la «necesidad de aplicar y cumplir todas las medidas del Pacto de Estado para la violencia de género», y se compromete a impulsar la ley de igualdad salarial.

La convocatoria, de producirse ya en 2019, coincidiría con un año de triple cita con las urnas. Los españoles estarán llamados a votar a las elecciones al Parlamento Europeo y también a las municipales y autonómicas, estas últimas salvo en Galicia, Cataluña, País Vasco y Andalucía.

La investidura de Pedro Sánchez partirá, además, de un hecho histórico: ser el primero que logra aprobar una moción de censura desde la Transición. Es la cuarta ocasión en cuarenta años que se pone en práctica, tras las de Felipe González a Adolfo Suárez, en 1980; el senador de Alianza Popular Hernández Mancha al expresidente socialista, en 1987; y, hace poco menos de un año, el 13 y 14 de junio de 2017, de Pablo Iglesias contra Mariano Rajoy.