Las mafias de personas ganan 7.000 millones

Francisco Espiñeira Fandiño
FRANCISCO ESPIÑEIRA REDACCIÓN / LA VOZ

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La ONU dice que la multinacional del tráfico de personas explotó a más de 2,5 millones de víctimas en el 2016

14 jun 2018 . Actualizado a las 07:22 h.

Detrás de las caras de desesperación de los inmigrantes, de sus historias de dolor, de las lágrimas por los seres dejados atrás, hay una realidad: una multinacional de explotadores que han convertido la huida de personas en busca de mejores oportunidades vitales en su particular mina de oro. Un informe de 174 páginas de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) que ayer vio la luz pone cifras al drama. Los más de 2,5 millones de migrantes que pasaron por las manos de las mafias explotadoras en el 2016 les generaron a los contrabandistas de almas unos beneficios de al menos 7.000 millones de dólares. Y eso que en el balance de la ONU no se contemplan parte de los beneficios acumulados por las redes de tráfico de personas en circuitos secundarios, como por ejemplo en Europa una vez que logran superar las fronteras.

Esos siete mil millones de dólares equivalen a la cantidad de fondos que Estados Unidos o el conjunto de la Unión Europea, los destinos finales preferidos por los inmigrantes, dedicaron a ayuda humanitaria en el 2016.

EL MEDITERRÁNEO

Casi la mitad del negocio. La guerra de Siria, las ofensivas islamistas en Nigeria, Níger y Malí, el inacabable conflicto del cuerno de África, el desmoronamiento del régimen de Gadafi en Libia, la crisis política en Egipto y la pobreza extrema del centro de África son algunos de los factores que sirvieron para que la presión migratoria hacia Europa se disparase a partir del 2014.

A diferencia de lo ocurrido una década antes, el papel de Marruecos como guardián del Estrecho ha desplazado a las mafias ilegales hacia el Mediterráneo central, aprovechando la descomposición del régimen libio y su condición de Estado fallido, dividido de facto en tres taifas en manos de diferentes poderes.

Casi la mitad del negocio ilegal, unos 3.000 millones de dólares, se mueven en el conjunto del Mediterráneo. En la parte oriental, desde Siria, Irak y el resto de zonas en conflicto en Asia, el informe calcula que más de 162.000 personas al año intentan llegar a Europa, con un volumen de negocio para las mafias de más de 300 millones de dólares.

Las tres rutas del Mediterráneo -desde los Balcanes y Libia hacia Italia, y desde Marruecos hacia España- mueven a una media de 375.000 viajeros anuales, lo que genera a los contrabandistas unos ingresos opacos de hasta 550 millones por ejercicio.

A las puertas de la aventura europea se quedan cada año casi 600.000 personas que llegan desde las zonas de conflicto africanas y que esperan la oportunidad de completar su viaje hacia el sueño europeo. Los cálculos de la ONU cifran el desembolso de estos inmigrantes en otros 1.500 millones de dólares anuales.

En total, las rutas de acceso a Europa a través de las mafias del contrabando de personas se aprovechan de más de 700.000 personas anuales, que les reportan a esos traficantes casi 3.000 millones de dólares. Esas cifras son ligeramente inferiores a las que registra Estados Unidos, cuyas fronteras traspasan de forma no autorizada unas 800.000 personas anuales, con unos ingresos de más de 4.000 millones de dólares para las organizaciones de tráfico de personas.

VIDAS TRUNCADAS

Casi siete mil personas no llegaron a destino en el 2017. El informe de la ONU hecho público ayer en Viena rebaja las cifras de mortalidad de otros organismos internacionales, como el Frontex (de la UE) o la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). El estudio de ayer revela que en el 2017 murieron 6.163 personas intentando sortear de manera ilegal las fronteras de Europa o Estados Unidos. El desglose de las causas de las muertes arroja algunos datos poco conocidos: El 58 % de las víctimas (3.597) perdieron la vida en accidentes en las rutas marinas, mientras que el 8 % (482 personas) cayeron víctima de accidentes de tráfico o tren en rutas terrestres. Otros 537 inmigrantes fallecieron por causas no identificadas, mientras casi uno de cada cinco (1.165) se dejó la vida por las condiciones de dureza de las travesías o enfermedad. Los asesinatos y la violencia de las mafias supusieron el deceso de 382 migrantes, el 6 % del total contabilizado por el estudio.

Además del peligro de morir en el camino, el estudio de la ONUDD subraya que quienes recurren a estas redes pueden padecer violencia, violaciones, robos, secuestros, extorsiones o, incluso, caer en mafias que los esclavizan laboral o sexualmente.

TIPOS DE BASES

De la cercanía a los supermercados de migrantes. El informe de la ONU revela que, aunque las rutas de entrada pueden cambiar en función de la vigilancia y otras condiciones, los traficantes de personas operan en bases estables y se ubican donde se encuentran la demanda y la oferta de servicios de contrabando. Los centros son la clave del crimen de contrabando de migrantes. Sirven como lugares de encuentro donde convergen rutas dispares y se hacen arreglos para viajes posteriores. A menudo, las ubicaciones de los centros de contrabando son capitales o grandes ciudades, aunque también pueden ser ciudades remotas donde gran parte de la actividad económica está vinculada al tráfico de migrantes. Agadez en Níger, por ejemplo, es un tránsito para los flujos de contrabando actuales, con cientos de miles que han organizado su viaje desde África Occidental hasta África del Norte (y Europa) allí. Ya en el 2003, unos 65,000 migrantes abandonaron Agadez por el norte de África.

LA ORGANIZACIÓN

Redes transversales. Aunque cada rincón del mundo conserva sus especificidades, las mafias del tráfico humano analizadas por la ONU reflejan algunos patrones comunes. Todas ellas cuentan con agentes captadores procedentes de los principales grupos que son víctimas de la extorsión. Ejercen como captadores de clientes y comercian con su vida y su destino. Un segundo nivel es el de las mafias locales, que conocen el terreno y generalmente tienen a sueldo a los captadores. Un paso más es el de los proveedores de servicios a pequeña escala: camiones, embarcaciones y otros medios de transporte. El nivel más peligroso es el de las grandes mafias internacionales, que controlan todo el proceso y que suman además vínculos con grandes grupos de delincuencia internacional y utilizan a los inmigrantes como una vía de ganar dinero de forma rápida y sencilla.