Madrid tendrá que controlar a 7.000 barcos más si la bajura lleva «caja azul»

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

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Christos DOGAS

Seguirlos por satélite y controlar sus datos multiplicará por 5 el presupuesto actual

19 jun 2018 . Actualizado a las 08:07 h.

El comisario de Pesca, Karmenu Vella, se afanó este lunes en explicar a los ministros del ramo de los Veintiocho lo importante que es disponer de un buen sistema de control para conseguir tener unos stocks saludables en unos ecosistemas marinos sanos con los que pueda desarrollarse y crecer el sector europeo. Y que el sistema de vigilancia del que se dotó la UE en el 2009 ya no encaja con una política común pesquera aprobada con posterioridad y que incorpora retos tan importantes como la obligación de desembarque. Eso sin olvidar la evolución de las técnicas extractivas, las nuevas preocupaciones medioambientales, las innovaciones en los sistemas de control...

En definitiva, que Bruselas cree que ha llegado la hora de actualizar la política de control. Una actualización que traerá más control. Y más controlados. La bajura, por ejemplo, que hasta ahora escapaba a ese ojo que es el Centro de Seguimiento Pesquero. La Comisión cree que las pesquerías artesanales tienen más incidencia de la sospechada en las poblaciones de pesca y quiere tenerlos a todos localizados, a todos, incluso los de menos de 12 metros de eslora. Consiente en que esa caja azul no sea un VMS al uso (Sistema de Monitoreo de barcos) sino un simple dispositivo móvil menos costoso y fácil de usar, pero que cada Estado sepa dónde están sus barcos. Y no solo eso. También pretende que dejen de usar ya el papel a la hora de enviar sus datos e incorporen el diario electrónico, ese telemático que ya usan los barcos mayores desde hace años.

Transparencia como pocos

España coreó las palabras de Vella: que «un control moderno, efectivo y justo» es un elemento clave para la política común pesquera, explicó el ministro de Agricultura y Pesca, Luis Planas, que ayer asistió en Bruselas a su primer Consejo de Ministros de la materia. Y como a España «en transparencia» pocos le ganan, valora positivamente la propuesta de la Comisión. Ahora bien, quiso poner a Vella en una perspectiva que no tiene desde su despacho en Bruselas: «Para España, las nuevas medidas relativas al diario electrónico y al posicionamiento de los buques supondrán tener que controlar a más de 7.000 nuevos buques, con un incremento de costes de cinco veces el presupuesto actual». Así que «no ponemos en tela de juicio el objetivo, que compartimos, pero creemos que una aplicación escalonada es necesaria», cuando no imprescindible.

Planas también puso sobre la mesa lo que puede ser un problema serio para determinados segmentos de flota si sale adelante la propuesta y es la intención de Bruselas de «implantar un dispositivo que registre la potencia de los motores para los buques que empleen artes activas», que vendrían a ser arrastre y cerco. Por eso España pidió a la Comisión el estudio coste-beneficio que ha hecho al respecto.

España y Portugal sellan el pacto que prohíbe al arrastre luso las descargas hasta el martes

La lucha que la ministra do Mar de Portugal, Ana Paula Vitorino, mantiene contra el cáncer le impidió firmar en el anterior Consejo de Ministros el nuevo acuerdo de pesca entre España y Portugal. Lo hizo ayer, en un documento en el que ya no estaba el nombre de Isabel García Tejerina, sino el de Luis Planas, para el que tuvo grandes elogios, no en vano son del mismo signo político.

Planas y Vitorino pusieron de relieve un pacto de pesca que «refuerza el buen entendimiento de décadas», que «salvaguarda un tratamiento igualitario entre los pescadores portugueses y españoles» -remarcó la ministra portuguesa- y que responde, según España, a la demanda del sector de alcanzar un acuerdo «estable y duradero». Así, tendrá cinco años de vigencia, prorrogable por otros dos más, y, aunque no recoge la máxima aspiración del arrastre gallego -que se obligase a amarrar a sus homólogos lusos durante el fin de semana-, sí veta a los buques portugueses que faenen el sábado o el domingo -días de descanso semanal para los barcos españoles- las descargas en puertos del país hasta el martes.

Por lo demás, pocos cambios. En la zona del Miño, podrán faenar un máximo de 15 buques de cerco y 30 de arrastre de cada país en el tramo comprendido entre las 12 y las 200 millas de aguas jurisdiccionales.

El acuerdo comenzará a aplicarse en cuanto haya sido ratificado por los Parlamentos de ambos países.