La peor matanza de elefantes en la historia de África: 100 ejemplares en apenas tres meses

Agencias

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La oenegé Elefantes Sin Fronteras denuncia el desolador panorama que se han encontrado en Botsuana

05 sep 2018 . Actualizado a las 11:52 h.

Al menos 90 elefantes han sido asesinados por cazadores furtivos en los últimos tres meses en Botsuana, país con la mayor población de estos mamíferos en todo el mundo, según aseguran desde la oenegé Elefantes Sin Fronteras. «Cada día estamos contando elefantes muertos. Acabo de regresar de volar (la zona) NG42, probablemente el área silvestre más remota y aislada de Botsuana, y allí hemos contado seis cadáveres, pasaremos a estudiar (el distrito de) Chobe la próxima semana», informó Mike Chase, director de la organización y encargado del recuento sobre el terreno.

Elefantes Sin Fronteras, con el apoyo del Departamento de Vida Silvestre de Botsuana, ha completado hasta la fecha la mitad del Censo Aéreo de Elefantes y Vida Silvestre de 2018, que iniciaron el pasado 10 de julio, y cuyas cifras de caza furtiva ya constituyen las mayores de la historia de África. «Cuando comparo mis datos con el Censo de Elefantes que realicé en el 2015, estamos registrando el doble de elefantes recientemente cazados de forma furtiva (en Botsuana) que en cualquier otro lugar de África», lamenta Chase. Los colmillos de todos ellos han sido brutalmente arrancados, y según Chase, la creciente actividad de cazadores furtivos se debe a que el pasado mayo, la unidad que combatía esta actividad ilegal en el país fue desarmada por el Gobierno.

«Botsuana siempre ha estado a la vanguardia de la conservación, y confío en que el presidente Masisi defenderá nuestro legado y abordará el problema rápidamente», afirmó Chase, quien matizó que «la acción conjunta de todas las partes interesadas en la industria turística y en las oenegé es ahora crítica y vital». Todos los cadáveres inspeccionados en helicóptero son mayores de 35 años, según Chase, «con colmillos pesados» que pueden llegar a superar los treinta kilos, en un mercado internacional, monopolizado no obstante por países asiáticos como Tailandia y China, en el que el kilo de marfil se compra por unos 864 euros.

Hasta mayo, los «guardabosques» estaban fuertemente armados y se les permitía disparar a los cazadores furtivos. Pero, entonces el gobierno del nuevo presidente, Mokgweetsi Masisi, en funciones desde el mes anterior, ordenó el desarme de estas unidades, sin explicar realmente el motivo. Su predecesor, Ian Khama, era considerado un apasionado defensor de la fauna salvaje de su país. Preguntado este martes por la AFP, el jefe del estado mayor del ejército, general Placid Segokgo, se negó a hacer comentarios sobre la decisión de desarmar a las unidades de «guardabosques».

Las poblaciones de elefantes de países fronterizos en el norte, concretamente Zambia y Angola, ya fueron saqueadas hasta casi su extinción, por lo que los cazadores furtivos parecen ahora concentrarse en Botsuana, descrito como su último santuario en el continente. El país tiene la mayor población de elefantes en África con más de 135.000 ejemplares y, en total, todavía existen unos 100.000 elefantes en los bosques de África central, y alrededor de 400.000 en las sabanas, de un tamaño ligeramente mayor. Hace treinta años la población total superaba el millón, pero en la última década se ha visto devastada por la caza furtiva impulsada por la creciente demanda de adornos de marfil en Asia. En abril pasado las autoridades aduaneras de Mozambique incautaron unas tres toneladas de marfil con destino a Camboya, lo que equivalía a la muerte de más de 400 elefantes, según cálculos de las autoridades.

El Censo Aéreo de Botsuana de este año se encuentra a medio camino, por lo que los conservacionistas temen que las cifras finales de elefantes abatidos por cazadores furtivos sean mucho mayores.