Aznar afirma en el Congreso que ni conocía a Francisco Correa ni le contrató

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID

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José Maria Aznar
José Maria Aznar Juan Carlos Hidalgo | Efe

El cerebro de la trama de corrupción asistió a la boda de la hija del expresidente, que hoy comparece ante la comisión que investiga la presunta financiación ilegal del PP

18 sep 2018 . Actualizado a las 23:50 h.

«No tengo que pedir perdón por nada». El expresidente del Gobierno José María Aznar comparece este martes en el Congreso en el marco de la comisión de investigación de presunta financiación ilegal del PP. Negó cualquier tipo de responsabilidad en los casos de corrupción mientras estaba al frente del partido, por lo que considera que no tiene que pedir disculpa alguna. También rechazó ser el J.M. que aparece en los papeles de Bárcenas, afirmó no tener relación, ni amistad, ni haber contratado a Francisco Correa, y mostró su preocupación por la situación en la que se encuentra su exministro Eduardo Zaplana, aquejado de una grave enfermedad y en prisión preventiva.

Aznar llegó a la sala arropado por Pablo Casado y toda la plana mayor del grupo parlamentario popular, todo un gesto que confirma el mensaje del nuevo presidente del PP, que durante el proceso de primarias dijo estar orgulloso de todos y cada uno de sus antecesores al frente del partido.

Como se preveía, el debate fue bronco, y apenas aportó novedades. El único interés estuvo en el cruce de acusaciones entre Aznar, bastante tranquilo a lo largo de toda la mañana, y los representantes del resto de los partidos.

El primer turno fue para el portavoz del PSOE, Rafael Simancas, que centró su intervención en la sentencia de la Gürtel. Aznar negó cualquier tipo de responsabilidad y se esforzó en acotar las adjudicaciones regulares a lo que dicta la sentencia: dos municipios de la Comunidad de Madrid y por un valor de unos 200.000 euros. Sin embargo, le recriminó que los socialistas cuenten con más de 300 imputados en el caso de los Ere falsos de Andalucía, una trama de corrupción en la que se malversaron 800 millones de euros.

Simancas recordó el sonado casamiento de la hija del expresidente: «En la boda en la que usted fue padrino había más delincuentes por metro cuadrado que en la película de Coppola», le dijo.

También recurrió la boda de su hija el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, que protagonizó una intervención bronca, plagada de constantes interrupciones, por lo que fue llamado al orden en varias ocasiones por le presidente de la Comisión, el diputado de Nueva Canarias Pedro Quevedo. «Sinvergüenza» y «golpista» fueron tan solo dos de los descalificativos que se intercambiaron.

Rufián lució una camiseta de José Couso, el cámara ferrolano que perdió la vida en la guerra de Irak, exigiendo responsabilidades a Aznar. El expresidente del Gobierno lo tachó de hipócrita, por haber facilitado con sus votos el ascenso al poder de un presidente del Gobierno que acaba de vender 400 bombas a Arabia Saudí. El choque, por momentos muy cercano al surrealismo, acabó con Aznar invitando a Rufián a sacar a pasear a su perro

El tercer turno fue para el diputado Óskar Matute, de Bildu, en representación del Grupo Mixto. Muchos asuntos pendientes. Aznar le recordó que Batasuna, la formación de la que Bildu es herdera natural, fue ilegalizada porr ser uno de los tentáculos de ETA, organización terrorista que atacó al expresidente del Gobierno en un atentado en Madrid perpetrado con coche bomba.

Matute también recurrió al cine, y le reprochó a Aznar que 12 de los 14 ministros de su Gobierno fueran condenados, deslizando que podrían llenar el reparto de Oceans Twelve, film en el que un grupo de ladrones asaltan un casino. «Solo uno está condenado con sentencia firme y en ningún caso en relación por su acción de Gobierno», se defendió Aznar.

 Iglesias contra Aznar

El momento más esperado llegó hacia el final. Pablo Iglesias acudió por primera vez a esta comisión, que lleva en marcha desde el inicio de la legislatura, para intentar apretarle los tornillos a Aznar. El cruce de acusaciones, muchas veces veladas, pero también directas, fue constante. «Podía haber convocado una consulta, pero ordené la creación de una investigación interna», dijo Aznar sobre la presunta financiación ilegal de su partido cuando estaba al frente, tratando de ridiculizar las votaciones telemáticas que convoca Iglesias entre su militancia. Iglesias y el expresidente popular se acusaron mutuamente de mentir, y llegaron a bordear cuestiones personales.

Iglesias pulsó la boda de su hija. «Sobre los regalos de la boda de mi hija no voy a hacer ningún comentario. No era mi boda», se escudó Aznar sobre el presunto pago de la iluminación por Francisco Correa. «Usted familiarmente ha pasado por unos momentos muy difíciles, y le deseo todo lo mejor», le comentó antes de advertir que consideraba a Iglesias un peligro para las libertades y la democracia en España. También le exigió que aclarara si había cobrado 270.000 dólares en un paraíso fiscal, y de haber financiado Podemos con dinero procedente de Irán y de Venezuela.

Creo que usted ha mentido

Iglesias concluyó que Aznar había dado «una imagen patética» y lo volvió a acusar de falso testimonio: «Creo que usted ha mentido, y que es el máximo responsable político de la corrupción del PP». Pero este tampoco pareció molestarse demasiado: «Su populismo no me impresiona; ni poco, ni mucho, no me impresiona nada. Míreme», le exigió, pidiendo que dejase de rehuir su mirada. «Usted venía a decir lo que ha hecho, y ha faltado a la verdad hasta el final», respondió.

Aznar finalizó su comparecencia recitando dos versos de un poema de Alejandro Guillermo Roemmers: 

«Y ahora que vencido el pensamiento, 

vivir es mi pasión y mi aventura,

ya de nada cuanto hice me arrepiento».

Al abandonar la sala (Pablo Iglesias lo hizo medio minuto antes de que concluyera), Aznar comentó de forma irónica con los periodistas que siguieron la sesión: «Me lo he pasado muy bien, tengo ganas hasta de volver y todo»