Alerta de la ONU: es necesario tomar medidas drásticas para evitar los «daños irreparables» del cambio climático

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El lago Poopo, en Bolivia, afectado por el cambio climático
El lago Poopo, en Bolivia, afectado por el cambio climático DAVID MERCADO | reuters

Científicos asesores de las Naciones Unidas advierten a los Gobiernos de que urgen «cambios de gran alcance y sin precedentes» para limitar el aumento de la temperatura del planeta a 1,5 grados

08 oct 2018 . Actualizado a las 16:17 h.

Dos grados son demasiados: el calentamiento global debe mantenerse por debajo de los 1,5, contenido, vigilado. Es la conclusión a la que han llegado los científicos del IPCC, expertos asesores de la ONU en materia de cambio climático, que consideran ya una necesidad lo que el Acuerdo de París recogió como recomendación hace tres años. Las cosas se han puesto feas: los estragos de la subida de la temperatura media global -en torno a 1 grado centígrado desde que comenzó la revolución industrial a mediados del siglo XIX- son ya una realidad. Y persistirán. El nuevo informe de este grupo intergubernamental, integrado por 91 autores de 40 países distintos, subraya la importancia de limitar el calentamiento, tarea muy urgente que requiere «cambios sin precedentes» a nivel social y global para, entre otras cosas, evitar la extinción de especies y frenar la subida del mar.

Los expertos hablan en su estudio, presentado la madrugada de este lunes en Corea del Sur, de «daños irreparables», efectos irreversibles en la salud humana y la seguridad; también en los ecosistemas de los que depende la vida. Establece que, al ritmo actual, se rebasarán en algún momento de entre 2030 y 2052 los 1,5 grados con respecto a la temperatura media preindustrial. Moderar este incremento requerirá «cambios rápidos y de amplio alcance» en todos los aspectos de la sociedad. ¿Cómo cuales? Nuevas formas de consumir energía, de planificar el urbanismo y también la agricultura, más inversión tecnológica y una profunda reducción de emisiones de CO2 en todos los sectores: deben disminuir en aproximadamente un 45 % de cara al 2030 respecto a los niveles del 2010 y alcanzar así un «cero neto» para mediados de siglo. Para la mitad de siglo, entre el 70 y el 85 % de la electricidad debería proceder de fuentes renovables. 

De no empezar a tomar cartas en el asunto, el IPCC prevé un incremento de las temperaturas extremas, más y más habituales episodios con intensas precipitaciones y, al mismo tiempo, más sequías y escasez de lluvias en diversas regiones del mundo. El nivel del mar continuará aumentando, lo que dificultará la adaptación en ecosistemas de áreas costeras, deltas e islas de poco tamaño. Se extinguirán especies, la biodiversidad se verá muy lastimada. Afectará a la salud, a los suministros de agua y al crecimiento económico, con un impacto especialmente negativo sobre las poblaciones más pobres.

«La siguiente década es crítica. Si no enfilamos el camino correcto ahora, podemos alcanzar un calentamiento de 3 grados para fin de siglo, y esto puede devastar muchas regiones y comunidades vulnerables», alerta a Efe Patricia Pinho, coautora del capítulo sobre desarrollo sostenible y reducción de la pobreza. Profesora de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Sao Paulo, cree que este informe es especialmente relevante porque establece «las posibilidades que la gente tiene para adaptarse» al calentamiento global y porque es «el primero en relacionar los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU con el cambio climático». «Lo que necesitamos es una transición global con respecto a cómo nos desplazamos, producimos, consumimos y comemos, porque sí, necesitamos dietas más sostenibles y menos basadas, por ejemplo, en la carne bovina», cuyos efectos sobre el calentamiento global son enormes, concreta Pinho.

Las conclusiones del informe, que será usado como base para las discusiones de la vigésimo cuarta cumbre del clima (COP24) que se celebra en Katowice (Polonia) este diciembre, no pueden ser más claras: los efectos para los ecosistemas y la vida en el planeta serán mucho menos catastróficos si el tope se sitúa en 1,5 grados y no en 2.

EITAN ABRAMOVICH | afp

París ya lo vio venir

En diciembre del 2015, la comunidad internacional se comprometió en París a aunar esfuerzos para evitar que el aumento de la temperatura media de la Tierra alcanzase los 2 grados. El documento, que firmaron todos los países del mundo y del que Estados Unidos se desmarcó tras salir elegido Trump, recomendaba además prudencia: lo mejor sería no rebasar siquiera la cifra de 1,5 grados. 

Tres años más tarde, los expertos de la ONU que han analizado las diferencias entre establecer el límite en 1,5 y 2 no son los únicos que llaman la atención sobre la evolución del clima. Tal y como resumía Xavier Fonseca este domingo en La Voz, la revista científica de la Unión Europea de Geociencias ha puesto fecha al punto de no retorno -si antes del 2035 no se frena el progresivo aumento de la temperatura, nada evitará que durante este siglo ascienda como mínimo esos 2 grados- y, hace unos meses, la prestigiosa revista Proceedings of the National Academy of Sciences publicó una tesis sobre los efectos que tendría un clima fuera de control.

La Tierra podría experimentar un proceso similar al que sufrió Venus en el pasado. Básicamente, se produciría un efecto dominó en el que cada pieza empujaría al clima a un nuevo nivel desconocido. El efecto invernadero entraría en una fase de retroalimentación que conduciría la temperatura media a un ascenso de hasta 6 grados y el mundo tal y como lo conocemos dejaría de existir, porque, entre otros efectos, el hielo de la Antártida y del Ártico desaparecería, desencadenado un notable ascenso del nivel del mar, que engulliría islas y zonas costeras.