Los migrantes burlan la frontera mexicana en su ruta hacia EE.UU.

J. González / H. Morales CIUDAD HIDALGO / AFP

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Ni los controles ni las amenazas frenan el éxodo de miles de hondureños. Trump reitera en Twitter que no les dejará pasar

22 oct 2018 . Actualizado a las 08:16 h.

Miles de migrantes hondureños partieron ayer desde la mexicana Ciudad Hidalgo en dirección a Estados Unidos, tras haber burlado la frontera con Guatemala desafiando las advertencias de México y Washington. No tienen nada que perder. Más de 4.000 ya recorrieron 700 kilómetros cargando muchos de ellos con sus hijos desde que salieron hace más de una semana de la ciudad hondureña de San Pedro Sula hasta Ciudad Hidalgo (estado de Chiapas), y no piensan detenerse.

Parte de la caravana logró cruzar ilegalmente el río fronterizo y evadir la vigilancia de cientos de policías mexicanos sobre el puente internacional. El jefe regional de migración, Francisco Echevarría, los instó en la carretera a regularizar su situación. Un mensaje sin consecuencias, ya que la caravana siguió su marcha. «Nadie nos va a detener: si ya nos echamos al río y ya hicimos de todo para llegar hasta acá, no nos detienen», dijo Aarón Juárez, de 21 años, que caminaba con dificultad debido a las llagas en sus pies y viajaba con su esposa y su bebé hasta la frontera con EE. UU., su destino final, hasta donde, si llegan, habrán recorrido unos 3.800 kilómetros a pie.

«Tenemos más fuerza»

«En el puente casi aplastan a mi bebé y por eso cada vez tenemos más coraje y más fuerzas para llegar hasta Estados Unidos», añade Aarón, que trabajaba como taxista. El grupo, que marcha escoltado por policías y vigilado desde un helicóptero, tomó camino de Tapachula, a 40 kilómetros de Ciudad Hidalgo, donde esperaba pasar la noche. Según medios locales, en Tapachula están apostados unos 150 policías con porras y escudos, pero sin armas.

La columna humana sobre la carretera es inabarcable a la vista. El sol aprieta y algunos se sientan para recobrar el aliento usando toallas para hacerse sombra. La inmensa mayoría no llevan agua ni alimentos y dependen de las bolsas con líquidos, pan y artículos básicos, como pañales que, les dan algunos lugareños. Los migrantes agradecen su generosidad gritando «¡México, México!», mientras los vecinos responden con aplausos y gritos.

«Esto no es una migración normal, es un éxodo [...]. Es gente que no está dispuesta a volver a su país», afirmó Rodrigo Abeja, de la oenegé Pueblos Sin Frontera. «Esta maleta va llena de sueños: el sueño de que mis hijos no crezcan con drogas, de que vivan hasta ver a sus hijos tener hijos», dice Edwin Enamorado, originario de La Ceiba, donde la agricultura no le daba para pagar las extorsiones de las maras.

Solo 1.500 siguen varados en el puente internacional esperando entrar legalmente en México. Otros 2.000 han desistido y han decidido retornar a su país.

Trump reitera que no les dejará pasar

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha aseguradoque su Gobierno está haciendo «todos los esfuerzos posibles» para evitar que «la avalancha de extranjeros ilegales» cruce la frontera con México, y les advirtió que, de llegar, las autoridades estadounidenses no aceptarán su entrada.

«Las personas deben solicitar asilo en México primero, y si no lo hacen, EE.UU. los rechazará. ¡Los tribunales están pidiendo que haga cosas que no son factibles!», afirmó el mandatario a través de su cuenta de Twitter, según recoge la agencia Efe.