Los médicos piden que se aplique la ley antitabaco a los cigarrillos electrónicos

r. r. garcía REDACCIÓN / LA VOZ

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SEBASTIEN NOGIER

Advierten del alto riesgo de adicción a la nicotina que causan entre los jóvenes

18 dic 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Formaldehido, acetaldehido y acroleínas. Son sustancias químicas que pueden poner en riesgo la salud y que se encuentran en el vapor emitido por los cigarrillos electrónicos, que también puede liberar metales como níquel, cromo y plomo. Es, al menos, lo que se ha observado en el informe científico encargado por la Organización Médica Colegial, que, a la vista de los resultados, ha instado al Gobierno a que aplique a los cigarrillos electrónicos y a otros vaporizadores la misma normativa nacional e internacional que se sigue contra el tabaco, lo que significa, entre otras medidas, que no se pueda vender a menores de 18 años, ni anunciarse ni ser consumido en lugares públicos. El documento surge a raíz de la campaña publicitaria que está llevando a cabo la empresa Philip Morris International para la promoción y venta de su nuevo dispositivo IQOS para consumo de tabaco.

En el estudio se constata que no existen pruebas que descarten en los cigarrillos electrónicos y en otros dispositivos de administración de nicotina, como vaporizadores con el sistema JUUL o el IQUOS, las mismas cualidades tóxicas de fumar tabaco quemado en un pitillo convencional o las adictivas de la nicotina. Los médicos también aseguran que el uso de nicotina mediante las distintas variantes de esta alternativa expone a los no fumadores a los efectos negativos de la nicotina. «Tampoco pueden ser empleados como tratamiento para la deshabituación tabáquica, ya que lo que pueden ocasionar es un incremento de consumidores, sobre todo entre los jóvenes y los ex fumadores», explica Pedro Hidalgo, presidente del Colegio de Médicos de Badajoz y encargado de presentar el informe.  

El iPhone de los vapeadores

Esto es lo que ha ocurrido en Estados Unidos con el sistema JUUL, conocido como el iPhone de los vapeadores, cuyas ventas suponen ya el 50 % del mercado y cuyo uso entre los adolescentes «está alcanzando proporciones epidémicas». Con un diseño minimalista y aspecto de pen drive, se carga en cualquier puerto USB y proporciona entre 150 y 200 caladas. Aunque sus fabricantes presumen de haber diseñado un cigarrillo inteligente con capacidad para regular por sí mismo la intensidad de la nicotina en cada emisión, el vapor que emite también va cargado de sustancias tóxicas.  

El sistema IQUOS, a diferencia de un cigarrillo electrónico convencional, no vaporiza un líquido, sino que, al calentar el tabaco, en este caso por debajo de los 350 grados, volatiliza de forma invisible nicotina y otras sustancias. «El aerosol generado contiene nicotina y otras sustancias tóxicas, por lo que se considera un producto adictivo con efectos nocivos para la salud», según se recoge en el informe de los médicos. Y además crea adicción.

Ante este escenario, la institución médica considera necesario, entre otras medidas, «advertir a la juventud del alto riesgo de drogadicción a la nicotina, independientemente del dispositivo utilizado para su inhalación». Y dejan bien claro que las dosis de nicotina liberadas por los nuevos sistemas de administración «no son significativamente distintas a las de los cigarrillos de combustión», de ahí que para estos dispositivos deban aplicarse las mismas leyes antitabaco.