Sánchez y Torra juegan al gato y al ratón con el formato de la cumbre barcelonesa

Francisco Balado Fontenla
fran balado MADRID / LA VOZ

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Javier Lizón | Efe

La Generalitat habla de una reunión de Gobiernos que la Moncloa evita confirmar

20 dic 2018 . Actualizado a las 11:06 h.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha conseguido llevarse el gato al agua y finalmente habrá un encuentro entre representantes del Ejecutivo central y el Gobierno catalán. Será esta tarde (18 horas) en el Palacio de Pedralbes, y con un formato muy semejante al reclamado por los secesionistas.

La intención de Pedro Sánchez era aprovechar la celebración del Consejo de Ministros de mañana en Barcelona para entrevistarse en solitario con el titular de la Generalitat, tal y como había hecho en Sevilla con Susana Díaz cuando reunió a su Gabinete a orillas del Guadalquivir. Pero Torra no acababa de aceptar la cita. Y presionó hasta última hora para que se celebrase una minicumbre en la que también participasen los vicepresidentes, ministros y consejeros de los dos Ejecutivos, un formato más propio de encuentros internacionales bajo el que pretende proyectar la imagen de un Estado propio. Precisamente, por este motivo, la Moncloa rechazó desde un primer momento cualquier formato que no fuese el exclusivo entre presidentes: «No hay otro», garantizaba el pasado viernes la portavoz del Gobierno, Isabel Celaá. El lunes, el Ejecutivo empezó a virar al admitir que ya no podía descartarse ninguna opción, y este miércoles dejó la puerta abierta a aceptar el modelo reclamado por Quim Torra para el encuentro de hoy.

En primer lugar habrá una «salutación» entre los dos presidentes que será «breve», según informaron fuentes de la Generalitat, que añadieron que de inmediato se sumarán a la reunión otros tres representantes de cada Ejecutivo. Por parte de la Generalitat está previsto que asistan el vicepresidente, Pere Aragonès; la consejera de Presidencia, Elsa Artadi, y la de Justicia, Ester Capella. Sin embargo, en la Moncloa no confirmaron este formato. Tampoco la delegación que acompañaría a Sánchez, aunque todo apunta a que estaría integrada por la vicepresidenta, Carmen Calvo, la responsable de Política Territorial, Meritxell Batet, y probablemente también la ministra de Justicia, Dolores Delgado.

Según avanzó el propio Torra en el Parlamento autonómico, se presentará a la cita con los cinco «grandes consensos» que, según él, reclama la sociedad catalana, pero que en realidad reflejan la posición de los secesionistas: el rechazo a la monarquía, a la «represión» estatal contra los políticos independentistas, a una nueva aplicación del 155, y la exigencia de un referendo de autodeterminación «acordado» y la defensa de la educación pública. Según Torra, se trata de cinco puntos en los que está de acuerdo el «80 % de la sociedad catalana».

La imagen de la Moncloa

El Gobierno trata de evitar ofrecer una imagen de cesión ante el secesionismo y se esfuerza en que la prensa no se refiera al encuentro como «una minicumbre». Fuentes de la Moncloa admiten solo que se pondrán en contacto varios ministros con sus respectivos consejeros del ramo.

¿Qué ha movido a Sánchez a protagonizar este giro? Tiene mucho en juego en su visita a Barcelona. A corto plazo, el anuncio de la foto con Torra podría contribuir a calmar los ánimos de las protestas y de los boicots con los que amenaza el independentismo en las calles en señal de protesta por la reunión del Consejo de Ministros en la Ciudad Condal. A medio plazo, la última posibilidad de Sánchez para aprobar los Presupuestos pasa por el voto de los grupos independentistas en el Congreso. Y a largo plazo, intentar defender esa imagen que busca labrarse desde su llegada al poder de que él y su partido son los únicos capaces de ofrecer una solución al enquistado desafío secesionista. Entre medias, la oposición clama por el 155 y los barones socialistas temen que la estrategia de Sánchez en Cataluña les hunda en las elecciones de mayo.

Casado arremete contra el presidente por reunirse con quien quiere «sangre y una guerra civil»

A Pablo Casado le huele a chamusquina todo lo que rodea el encuentro entre Sánchez y Torra. El presidente del PP desconfía de que tras la reunión se esconda una nueva concesión del jefe del Gobierno hacia los independentistas para poder seguir instalado en la Moncloa. Hoy reforzará sus sospechas cuando compruebe cómo el PDECat vote a favor en el Congreso de la nueva senda de déficit propuesta por el Ejecutivo, solo un aperitivo de lo que puede llegar a principios de año con la votación de los Presupuestos.

Casado pide a Sánchez que cese en su intento de diálogo y pacto con los independentistas. «Deje de cabalgar a lomos del tigre», le requirió recientemente, advirtiéndole de la insaciabilidad de los independentistas. El jefe de la oposición volvió a reclamar ayer la aplicación del artículo 155 en Cataluña y una convocatoria electoral a la mayor brevedad. Es más, elevó el tono considerablemente para atacar tanto a Sánchez como a Torra. Al primero, por implorar un reunión con el segundo, un político que, dijo, es «un señor desequilibrado» que desea que se manden «tanques» a Cataluña y que llama «carroñeros, hienas y víboras» a los españoles en su búsqueda del «derramamiento de sangre» y la «guerra civil».

Elecciones y 155 es lo que pide una y otra vez también Albert Rivera, quien anteayer comprobó cómo el pleno del Congreso rechazaba la proposición no de ley impulsada por Ciudadanos con la que pretendía instar al Gobierno a desempolvar dicho artículo de la Constitución. La iniciativa solo contó con el respaldo del Partido Popular.