Brasil, ante el reto de la llegada al poder del ultra Bolsonaro

La Voz REDACCIÓN

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Fernando Bizerra Jr. | EFE

Ana Pastor representa a España en la toma de posesión del ultraderechista como presidente de Brasil

01 ene 2019 . Actualizado a las 16:06 h.

Con un refuerzo policial insólito en las calles y bloqueos en diferentes puntos de la ciudad, Brasilia amanece blindada para la toma de posesión de su futuro presidente, Jair Bolsonaro, cuya investidura abre la puerta de la extrema derecha en el país.

El temor de un nuevo atentado contra Bolsonaro, quien fue apuñalado el pasado septiembre en plena campaña electoral, ha elevado la alerta de las autoridades y obligado a desplegar un operativo de seguridad sin precedentes en la capital brasileña para hacer frente a cualquier «amenaza».

«Es un presidente que sufrió un atentado, una agresión a su propia vida. Por eso tenemos que aumentar los niveles de seguridad, los controles de acceso y precaución», anticipó este domingo el general Sérgio Etchegoyen, ministro del Gabinete de Seguridad Institucional, responsable por todo el procedimiento.

Un decreto presidencial permitirá a partir de la media noche que misiles antiáreos con hasta 7 kilómetros de alcance y dirigidos por láser puedan derribar aviones «hostiles» que violen el espacio delimitado como área de seguridad durante la toma de mando del nuevo presidente. La medida también alcanza a los drones, que podrán ser «abatidos» por los francotiradores distribuidos a lo largo de la Explanada de los Ministerios, una amplia avenida que reúne todos los poderes públicos de Brasil, incluido el Congreso, donde Bolsonaro jurará la Constitución antes de asumir el poder.

La explanada estará cercada por alambres de púas y concertina para impedir la libre circulación del público en la ceremonia, que reunirá entre 250.000 y 500.000 personas. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, representa a España en la toma de posesión, acompañada por el secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, Juan Pablo de Laiglesia; y el embajador de España en Brasil, Fernando García Casas, según han informado fuentes de Exteriores. Tras la victoria de Bolsonaro, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, publicó en Twitter: «Brasil siempre contará con España para conseguir una América Latina más igualitaria y más justa, la esperanza que ha de iluminar las decisiones de todo gobernante».

 Policía y miembros del Ejército revisaron hoy el área por donde mañana circulará Bolsonaro e instalaron barreras de hormigón en las puertas de entrada de la vía para evitar el paso de vehículos no autorizados. Todavía no se sabe si el ultraderechista recorrerá la explanada en un Rolls Royce 'Silver Wraith' descapotable, como marca la tradición, o lo hará en un vehículo blindado, después de que la Policía Federal revelara que investiga una amenaza terrorista prevista durante la investidura.

La decisión final recaerá en manos del propio Bolsonaro, quien mañana sucederá en la Presidencial de Brasil a Michel Temer, después de vencer las elecciones de octubre con un 55 % de los votos frente al 45 % obtenido por le candidato progresista Fernando Haddad, ahijado político del encarcelado expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

Tras dejar el Congreso, Bolsonaro recibirá la banda presidencial en el palacio de Planalto, en el marco de una ceremonia en la que está prevista la presencia de once jefes de Estado o de Gobierno, entre ellos el de Israel, Benjamín Netanyahu, con quien el futuro presidente ha estrechado los lazos.

La llegada al poder del capitán de la reserva del Ejército ha movilizado también a centenares de brasileños provenientes de diversas ciudades de país que se han trasladado hasta la capital brasileña para acompañar a Bolsonaro, un nostálgico de la última dictadura militar y polémico por un historial de declaraciones machistas, racistas y homofóbicas.

Su investidura también ha captado la atención de un séquito de periodistas nacionales e internacionales, quienes en los últimos meses han debido sortear las informaciones contradictorias que han marcado el proceso de transición.

El procedimiento para acompañar la toma de mando de Bolsonaro es más engorroso que en anteriores ocasiones y, por primer vez en una investidura en Brasil, los profesionales de la información serán trasladados por autobuses hasta lugares previamente designados y que no podrán abandonar hasta que no concluya por completo la ceremonia.

A la lista de medidas de seguridad, se suman otras prohibiciones. En la cita no estarán permitidos el uso de mochilas, cochecitos de bebé, paraguas, botellas de agua o animales y el público asistente deberá ser sometido a estrictas revisiones antes de entrar en la Explanada de los Ministerios.

La investidura de Bolsonaro, de 63 años, y de su vicepresidente, Hamilton Mourao, marca el inicio de un Gobierno de cuatro años en el que el ultraderechista pretende implantar un programa económico liberal, una agenda social de tinte conservador y una política exterior más próxima al norte y alejada del sur.