Un obispo asturiano aparta a un cura acusado de abusos a menores

La Voz REDACCIÓN

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Juan Antonio Menéndez, obispo de Astorga
Juan Antonio Menéndez, obispo de Astorga

Juan Antonio Menéndez prohibe mantener contacto con menores y con la presunta víctima al sacerdote Ángel Sánchez Cao

03 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El obispado de Astorga, dirigido por el asturiano Juan Antonio Menéndez, anunció que aparta de la parroquia de O Barco al sacerdote Ángel Sánchez Cao, investigado en su día por presuntos delitos de abusos a menores cometidos en el año 1980 en el Seminario de la Bañeza. Además, el ente eclesiástico relega al párroco del ejercicio público del ministerio, así como le prohíbe mantener contacto con menores y con la presunta víctima. 

El obispado afirma haber recibido recientemente «noticias fundadas» sobre otro presunto abuso del sacerdote a un menor en la misma fecha y lugar, por lo que desde la entidad eclesiástica se ordenó una investigación preliminar para esclarecer los hechos. La Congregación para la Doctrina de la Fe todavía no ha dado ninguna respuesta ante el caso, abierto por una la denuncia que interpuso el berciano Emiliano Álvarez, en la que acusó a Ángel Sánchez Cao de haberle realizado tocamientos cuando era apenas un chaval de diez años y estaba interno en el seminario menor leonés.

«Después de examinar las nuevas circunstancias se le han impuesto al sacerdote algunas medidas cautelares para garantizar la libertad y el buen desarrollo de dicha investigación. Estas medidas son provisionales y no prejuzgan la culpabilidad o inocencia del demandado» indican desde el obispado dirigido por Juan Antonio Menéndez. El propio ente eclesiástico no concretó cuándo se conocerán las conclusiones, que después serán remitidas al Vaticano, donde se tomará la decisión final, aunque los plazos estipulados apuntan a que todavía le quedan varios meses más al proceso.

Investigación y origen del caso

Hace ya tiempo que el juez eclesiástico nombrado para llevar a cabo la investigación tomó declaración al denunciante, y desde entonces han pasado ya varios testigos más en una investigación que continúa. El propio juez eclesiástico está analizando la época en la que sucedieron supuestamente los hechos, y para ello ha llamado a declarar a compañeros de colegio del denunciante y también a otros docentes que había en el seminario en los años en los que estuvo allí el cura apartado. Desde el obispado declinaron concretar cuántas personas habían pasado ya a prestar declaración.

El berciano Emiliano Álvarez presentó la denuncia que reabrió el caso a mediados de febrero de 2017. Señala que tenía diez años cuando comenzaron los tocamientos que, denuncia, le infligía Ángel Sánchez Cao. Sucedían de noche, cuando ya todos los escolares internos estaban en cama. «Eran habitaciones de mucha gente, éramos unos 80 chavales o así... Y entonces venía con una luz, te bajaba la sábana y los pantalones, y te tocaba», recuerda. Dice saber que el suyo no era un caso único, aunque nunca se hablase entre los escolares. «Lo sabías porque a veces nos quedábamos fuera fumando, y al ver venir la luz nos metíamos en cama y mirábamos... y entonces veías que la luz se paraba en los habitáculos de otros», señala. 

Los abusos duraron dos años y medio, hasta que Álvarez, entonces en octavo de EGB, se escapó del seminario. Estuvo ilocalizable un día y cuando volvió desde el internado decidieron expulsarlo apelando a que no se sabía el nombre del cura de su pueblo. «Dijeron que como seminarista tenía que colaborar en la misa, y yo ni la pisaba», recuerda. Álvarez reconoce haber tenido una vida dura, con problemas de drogas. Y se cuestiona si hubiese sido así de haber tenido una infancia diferente. «A veces me pregunto qué habría sido de mi vida si aquello no hubiese pasado. Igual sería la misma, o igual no; eso ya no lo sabré», filosofa.