Moreno: «Vi peligrar la investidura en Andalucía, pero al final se impuso el sentido común»

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

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Jose Manuel Vidal | EFE

Susana Díaz renuncia a presentarse a la investidura y liderará la oposición

10 ene 2019 . Actualizado a las 13:31 h.

Fumata blanca. El culebrón andaluz llega a su fin y la próxima semana el candidato popular Juan Manuel Moreno Bonilla será elegido presidente de la Junta tras un acuerdo a tres bandas por el que los diputados de Ciudadanos y de Vox se comprometen a apoyar su investidura y, de paso, enviar al PSOE a la oposición tras más de 36 años al frente del Gobierno autonómico.

El candidato del PP ha confesado hoy que vio peligrar su investidura por el «tacticismo político y el ombliguismo» en las negociaciones con Ciudadanos y con Vox, pero ha celebrado que al final se impusiera «el sentido común, el pragmatismo, el realismo y la sensatez».

Moreno ha dicho esta mañana en la Cope que durante las negociaciones hubo momentos en los que no lo vio «claro» porque los partidos estaban más pendientes de las elecciones de mayo que de Andalucía. Sin embargo, entiende que al final se ha hecho «un esfuerzo» y todos los partidos han «dejado cosas en el camino», actuando «con audacia y generosidad» para alcanzar un acuerdo «realista, responsable y sensato», según informa Efe.

El cierre del acuerdo entre el PP y Vox ha obligado a Susana Díaz a mover pieza. La expresidenta andaluza anunció que renuncia a presentarse a la investidura y liderará el grupo socialista desde la oposición. «Hay un acuerdo firmado de la derecha y la ultraderecha y, evidentemente, a nosotros nos toca el liderazgo de la oposición, que evidentemente lo va a ejercer Susana Díaz», ha dicho el portavoz parlamentario del PSOE andaluz, Mario Jiménez, al término de la reunión con la presidenta de la Cámara, Marta Bosquet, que ha abierto con los socialistas la ronda de consultas para la investidura. 

 «Centro político»

En cambio, los populares creen que con esta negociación se han situado en el «centro político», entre Ciudadanos y Vox, y han criticado la «pataleta absurda» del PSOE ante el acuerdo. Juanma Moreno cree que hay «decepción y desesperanza en los que han vivido de este régimen y han utilizado de manera implacable su poder» en Andalucía. Además, ha reconocido que aunque en cuatro años no puede «modificar todas las estructuras de casi cuatro décadas» del PSOE, van a hacer «cambios en profundidad».

La situación se desbloqueaba de forma definitiva en la tarde de ayer miércoles, cuando el PP logró dos acuerdos en paralelo fruto de sendas negociaciones con representantes de Ciudadanos y de Vox.

El documento acordado con la formación de Albert Rivera consta de siete puntos en los que se recoge que Ciudadanos votará a favor de la investidura de Moreno Bonilla a cambio de que este elija como vicepresidente a su candidato, Juan Marín. PP y C’s también han acordado un adelgazamiento de las consejerías, que pasarán de 13 a 11, tal y como anunció el propio Marín, aunque todavía falta por negociar cómo será el reparto, asunto que se solucionará entre lo que resta de esta semana y la próxima. En el documento distribuido a la prensa también se recoge que el Gobierno bipartito tendrá como «prioridad» el impulso del acuerdo programático acordado por las mismas formaciones hace dos semanas.

La gran sorpresa llegó con el anuncio del acuerdo entre el PP y Vox, ya que el día anterior, tras una intensa reunión en Madrid, las posturas de ambas formaciones se habían alejado de forma considerable cuando el partido de ultraderecha trasladó a los populares unas exigencias que en Génova consideraron «inadmisibles».

Inmigración y memoria histórica

El tema comenzó a reconducirse por la mañana con un nuevo encuentro en Madrid, en el que el PP respondió con una contraoferta que Vox recibió con buenos ojos. A partir de ahí se aceleró todo de tal forma que cristalizó por la tarde en Sevilla con la firma de un documento en el que los de Santiago Abascal se comprometen a votar la investidura de Moreno Bonilla. A cambio exigen la apuesta del nuevo gobierno por la creación de empleo de calidad, su compromiso para «reducir el gasto» y promover la «neutralidad ideológica» de la televisión autonómica, sobre la que hace apenas dos semanas exigían su cierre. Vox también ha arrancado del PP andaluz su voluntad para «promover una ley de concordia que sustituya a la Ley de Memoria Histórica» cuando se haga con las riendas del Ejecutivo y una consejería de Familia. Otras de las actuaciones del futuro ejecutivo deberá estar destinada a «evitar favorecer el ‘efecto llamada’ «para combatir la inmigración ilegal, pero nada de expulsar inmigrantes como exigía Vox. Tampoco a cambiar la fecha del Día de Andalucía para festejar la Reconquista.

Vox renuncia a la derogación de la ley contra la violencia machista El secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, el encargado de liderar las negociaciones, se mostraba «satisfecho» por el acuerdo a pesar de que muchos de los 19 puntos que habían trasladado al PP desaparecieron del documento definitivo, como la derogación de la ley de violencia machista o de la de igualdad con los colectivos LGTB. «Hubo los lógicos ajustes», admitía Ortega, quien apuntó que no renunciaban de forma definitiva a ninguna de ellas al avanzar que sus doce diputados trabajarán para que vayan introduciéndose algunas de estas durante la legislatura. «Por fin se acaba el cortijo de la izquierda», celebró. «Sabíamos que era una oportunidad histórica que no podíamos frustrar», valoró.

Condenados a entenderse

Precisamente esta última idea es la que explica el cambio de postura tan inmediato de los ultras. Con los resultados en la mano tras la noche electoral, los tres partidos del ámbito de la derecha eran conscientes de que no les quedaba otro remedio que acabar entendiéndose y propiciar el cambio de signo en San Telmo. El bloqueo y una hipotética repetición electoral sería pegarse un tiro en el pie. «Hoy comienza el cambio. Se confirma lo que expresaron de manera libre los andaluces el pasado 2 de diciembre», exclamaba un eufórico Moreno Bonilla, que ya se ve como presidente. Y bajo esa premisa, el PP se ha sentado en las dos mesas de negociación paralelas durante el último mes. En una con Ciudadanos y en la otra con Vox. Han sido dos mesas en lugar de una sola por la exigencia de Albert Rivera de guardar las formas y no sentarse a negociar nada con la ultraderecha, en una clara apuesta por no asustar a su electorado más centrista. Su candidato y futuro vicepresidente, Juan Marín, insistía este miércoles: «Yo no tengo ningún acuerdo ni ninguna negociación con Vox».