El regreso del hijo pródigo puede reabrir heridas

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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BENITO ORDOÑEZ

Casado tiene por delante el reto de unir las dos almas del PP

19 ene 2019 . Actualizado a las 20:13 h.

La convención del PP demuestra que Mariano Rajoy sigue contando con el cariño de su partido, pero ha dejado de ser un referente político. A la espera del discurso que este domingo pronuncie Pablo Casado, ese papel lo han ocupado Alberto Núñez Feijoo y José María Aznar, que, con palabras distintas, han venido a decir lo mismo: el PP tiene que volver a ser el gran partido de centroderecha sin dejarse intimidar por la irrupción de Vox por un extremo y la de Ciudadanos por el otro.

Luego, claro, están los matices. Aznar se encuentra más cómodo que Feijoo en ese discurso sobre la defensa «sin complejos» de los postulados más derechistas en lo político y liberales en lo económico. Y, mientras el presidente gallego apela a defender la unidad de España «sin fundamentalismos» y respetando «la pluralidad y la diversidad», el planteamiento del expresidente no deja apenas espacio a las sutilezas y se resume en ese «¡Viva España!» con el que concluyó su intervención.

El nuevo culto a Aznar que se adivina en el entusiasmo con el que algunos recibieron ayer su discurso resulta extraño, porque se trata de un intento de proyectarse hacia al futuro regresando al pasado, como si los 14 años de Rajoy en la presidencia del PP y la evolución de un partido que se ha adaptado en este tiempo a los avances en materia social que ha experimentado la sociedad española fueran solo un paréntesis que es necesario superar. Una idea que ni mucho menos comparten todos en el PP. Casado deberá por tanto hilar fino para unir esas dos visiones de lo que debe ser el partido. «No tengo ningún compromiso partidario ni me considero militante de nada ni me siento representado por nadie», decía hace solo sietes meses el mismo Aznar que ahora pide espacio para todos en la «casa común» y respeto a la «pluralidad» en el PP. En lo que afecta a la imagen, Casado ya ha dejado claro que está muy próximo Aznar. Pero escorarse demasiado hacia el discurso del hijo pródigo del PP puede acabar reabriendo las heridas en el partido, en lugar de sanarlas para que todos hagan frente a la amenaza de Vox y Ciudadanos