La víctima, un texano de 24 años, falleció tras quedar destrozada su arteria carótida
06 feb 2019 . Actualizado a las 21:23 h.William Brown, un texano de 24 años, murió después de que le explotara en la cara un cigarrillo electrónico que acababa de comprar. Según relata el periódico The Washintong Post, la víctima falleció en el hospital dos días después del suceso porque no pudo recuperarse de las heridas. Trozos del vapeador le destrozaron la arteria carótida. El médico forense del condado de Tarrant indica que sufrió un «un traumatismo penetrante por la explosión de la pluma del vaporizador».
La prensa estadounidense recoge declaraciones de la abuela de Brown, que cuenta que su nieto adquirió el cigarrillo electrónico en una tienda de las afueras de Fort Worth el pasado 27 de enero. Entró en su coche y, después de colocarse en los labios el vapeador, saltaron fragmentos de metal a su cara y a su cuello. El joven cayó del automóvil e intentó mantener el equilibrio en el capó antes de desplomarse definitivamente. El dueño de la tienda a la que había acudido Brown explicó a la CNN que llamó a una ambulancia inmediatamente.
En el coche se encontraron trozos del vapeador y también la batería del dispositivo, que estaba fundida. La zona de la guantera estaba dañada. La abuela de la víctima explica que fue como si alguien hubiera disparado en el interior del vehículo.
Un estudio difundido por el organismo Tobacco Control señala que en Estados Unidos se registraron entre el 2015 y el 2017 más de 2.000 explosiones de vapeadores que provocaron en los usuarios de estos dispositivos lesiones y quemaduras de distinta consideración. Esta organización asegura que estos incidentes se deben básicamente a los problemas de las baterías de iones de litio. El pasado mayo otro hombre falleció en Florida después de que su cigarrillo electrónico explotara. Diferentes trozos del vapeador se incrustaron contra la cabeza de la víctima y la casa acabó incendiada.
