Venezuela, la violencia delincuencial y policial acabó con la vida de al menos 14.736 jóvenes el último año

Julio Á. Fariñas A CORUÑA

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YURI CORTEZ | Afp

Un promedio de 40 jóvenes venezolanos perdieron la vida cada día del año pasado por causa de la violencia delincuencial y policial que azota el país

17 feb 2019 . Actualizado a las 12:28 h.

Un promedio de 40 jóvenes venezolanos perdieron la vida cada día del año pasado por causa de la violencia delincuencial y policial que azota el país. Cuatro de ellos fueron niños y adolescentes menores de 17 años, 22 tenían entre 18 y 24 años y los 14 restantes entre 25 y 29 años.

Esto, según los datos del informe que acaba de hacer público el Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV) que dirige el sociólogo Roberto Briceño, arroja la escalofriante cifra de 14.736 víctimas registradas, solo a lo largo del año 2018.  A mayores hay que sumar los niños y jóvenes que mueren de hambre y de falta de medicinas en los hospitales del país, los que son víctimas de la delincuencia organizada cuando emigran fuera del país en busca de una vida mejor y varios centenares más que, desesperados y sin perspectivas de futuro, han optado por el suicidio.

Del total de esas 14.736 víctimas menores de 29 años registradas, 5.364 -14 cada día del año- lo fueron de la violencia policial. La distribución de las muertes violentas por grupos de edades son: 174 de 0 a 11 años, 1.310 de 212 a 17 años, 8 de 18 a 24 años y 5028 de 25 a 29 años. De esas 174 víctimas menores de 11 años, en  20 casos la versión oficial que ocurrieron por resistencia a la autoridad. En el grupo de 12 a 17 años, la cifra se multiplica unas 7 veces más.

«La cuantía de las muertes por resistencia a la autoridad se incrementa cada año y está asociada al desempeño de una política de seguridad con enfoque belicista, que desarrolla operativos policiales y militares que han sido reiteradamente denunciados como prácticas violatorias de derechos humanos, cuestionadas por estar explícitamente orientadas al aniquilamiento de quienes identifican como objetivo, en su mayoría, jóvenes residentes de barrios pobres, y ahora, o más recientemente, jóvenes opositores o manifestantes», señala el informe del OVV .  

Y precisa: «es importante advertir que del total nacional de las muertes que se califican como muertes por “resistencia a la autoridad” (7.523), por presuntos enfrentamientos con cuerpos policiales, el 71% son jóvenes menores de 30 años de edad. Una cifra que conduce claramente a preguntar si la política de seguridad está concebida para pacificar el país y detener la mortalidad, o si se ha planteado como propósito el aniquilamiento de los sectores jóvenes, que se identifican o estigmatizan como población peligrosa, mucho más si proviene de las comunidades o zonas más empobrecidas».

De la crisis sin precedentes en la historia reciente a la que se ha visto abocada Venezuela desde la llegada del chavismo al poder y que en las últimas semanas está viviendo sus momentos más álgidos, tal y como apunta el informe, «la población joven del país ha sido particularmente afectada por el deterioro de la calidad de vida, la pérdida de sus libertades y derechos, y el cercenamiento de sus oportunidades de estudio, trabajo y desarrollo personal o social. En los últimos años,  sus familias han padecido los efectos de políticas económicas y sociales equivocadas, que han elevado los niveles de empobrecimiento, carestía y escasez a unas cifras inimaginables. Para los jóvenes -concluye-, la única opción o esperanza ha sido la migración, por lo que miles de ellos han partido lejos de sus familias y comunidades, soñando con la ilusión de sobrevivir, y hacer llegar a los suyos los alimentos, medicinas y los recursos más básicos que necesitan».

De los que han quedado, la mayoría lucha y sueña por la libertad del país, a todos les ha tocado trabajar y sacrificarse para  contribuir con su hogar, muchos dejaron sus estudios, otros están en las calles buscando comida. También hay jóvenes que quedaron atrapados en las redes de la violencia, vinculados a bandas armadas, constituyendo así el eslabón más débil y operativo de grupos criminales organizados.

Fueron precisamente los jóvenes los primeros en plantar cara al régimen y su reacción ha sido determinante para que el difunto  comandante galáctico sufriera la primera derrota en las urnas en el año 2007, en el referendo convocado para tratar de legitimar su reelección indefinida y consolidar su proyecto de convertir al país en una colonia del castrismo. Parte de esa generación es Juan Guaidó y el equipo que desde hace un mes tiene a Maduro contra las cuerdas.