Terraplanismo: el movimiento más absurdo de la historia

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Día de la Tierra.
Día de la Tierra. TIMOTHY A. CLARY | AFP

La última celebridad en incorporarse a la idea de la Tierra Plana ha sido la actriz Millie Bobby Brown, protagonista de la serie Stranger Things

19 feb 2019 . Actualizado a las 14:09 h.

Si Copérnico o Galileo levantaran la cabeza se sorprenderían con los avances de la ciencia. Pero se quedarían petrificados al comprobar que hay un movimiento global que defiende que la Tierra es plana. Un debate que ni siquiera existía en sus respectivas épocas, cuando dominaba el modelo geocéntrico. El documental Behind The Curve, disponible en Netflix, pone de manifiesto que los terraplanistas existen de verdad, que son muchos y están bien organizados. Incluso pueden presumir de contar con celebridades entre sus afiliados. La última en incorporarse ha sido la actriz Millie Bobby Brown, protagonista de la serie Stranger Things. La intérprete británica no tiene problemas en usar su influencia en las redes sociales para difundir el mensaje terraplanista entre sus seguidores. ¿Y en qué apoya esa visión del mundo? En realidad, como el resto de miembros de la Sociedad de la Tierra Plana, en nada. No ofrecen ni una sola prueba, más allá de asegurar que su experiencia cotidiana no les encaja con una esfera. Se preguntan además qué evidencias tiene la ciencia para acreditar que no vivimos en una planicie. Muchos de ellos confiesan haber tenido problemas con sus familias tras reconocer que son terraplanistas. A pesar de todo, siguen adelante y acusan a sus seres queridos de no querer conocer la verdad.

En este documental han tenido el gesto de preguntar a astrofísicos e incluso al astronauta Scott Kelly, que estuvo un año viviendo en la Estación Espacial Internacional, desde donde se aprecia muy bien la geometría del planeta. Los defensores de la Tierra Plana creen que Kelly y compañía, en realidad, forman parte de una gran conspiración. Llegados a este punto uno ya no sabe si deberían o no participar. La BBC hace tiempo que ha prohibido incluir a negacionistas para garantizar el equilibrio en debates como el cambio climático. El virus de la anticiencia se propaga por la sociedad de la información sin saber muy bien cómo se contagia y sin un método eficaz para erradicarlo.