Una víctima de abusos del sacerdote Karadima: «Hay mucha lágrima de cocodrilo de los obispos»

Cristina Cabrejas | EFE CIUDAD DEL VATICANO

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ALBERTO PIZZOLI | AFP

El chileno Juan Carlos Cruz es uno de los mayores activistas para que el Vaticano tome medidas contra la pederastia y dice que «algo bueno va a salir de la cumbre» convocada por el papa

22 feb 2019 . Actualizado a las 16:06 h.

El chileno Juan Carlos Cruz, una de las víctimas del sacerdote Fernando Karadima, expresó en una entrevista con EFE su esperanza sobre los frutos que dará la reunión sobre abusos a menores en el Vaticano, pero desconfió de lo que vayan a hacer después los obispos porque «hay mucha lágrima de cocodrilo». Este periodista chileno y uno de los mayores activistas en la lucha por la responsabilidad de los obispos ante los casos de abusos se encuentra en Roma después de que el comité organizador de la reunión le encargarse formar un grupo de víctimas con las que poder reunirse antes de la cumbre.

Sobre la reunión que se celebra en el Vaticano con 190 líderes de la Iglesia católica, Cruz opina que «algo bueno va a salir de esto» aunque con «mucha cautela». El testimonio de Juan Carlos Cruz junto al de otras cuatro víctimas lo pudieron escuchar ayer los 190 representantes de la jerarquía eclesiástica en el inicio de esta cumbre.

«Para mí fue impresionante que comenzase esta reunión con mi testimonio y que escucharán la frase en la que los acusaba diciendo que se habían convertido en asesinos de la fe y de las almas», relata a Efe frente a la basílica de San Pedro.

A muchos de los obispos se les escaparon las lágrimas durante ese momento, aseguró a los medios el arzobispo de Luxemburgo, Jean-Claude Hollerich.

«Conozco mucha gente buena en la Iglesia y creo que algunas lágrimas son sinceras, pero también creo que hay mucha lágrima de cocodrilo», asegura Cruz, después de años de lucha en los que nadie de la Iglesia le creyó.

Esta víctima, que junto con James Hamilton y José Andrés Murillo abrieron los ojos al papa con sus continuas denuncias sobre los encubrimientos del clero chileno, no se fía de cómo recibirán lo obispos las conclusiones de esta cumbre.

«Lo que me preocupa es lo que va a pasar después (de la reunión)», reconoce, pues explica que aunque cree que el papa «está haciendo lo que tiene qué hacer, lo que es preocupante es lo que harán los obispos cuando vuelvan a sus países».

«Porque se sabe que al papa le asienten todo y luego hacen lo que quieren».

Sobre las 21 propuestas del papa contra los abusos y para garantizar la responsabilidad de los obispos, Cruz argumenta que «algunas son un poco básicas».

También denuncia que los obispos se justifiquen diciendo que no tenían los protocolos adecuados para tratar estos casos.

«Por favor, no puedes violar y abusar de un niño, una niña, de una persona vulnerable, de una mujer ni en el siglo XXI ni en la Edad Media. Estos (los protocolos) no pueden ser una excusa», agregó.

La respuesta tras esta cumbre es clara. «Tienen que volver a sus países, colaborar con la justicia del país y ocuparse de las víctimas», apunta.