Malú será que no sobrevivamos a estas elecciones. Malú será que no nos quedemos como estamos, enredados en un desconcierto total como el que nos tienen cada semana los futuros presidentes que, o están firmando libros o subidos al escenario más grande, como el de Rivera, que nos ha enredado en un des-concierto con Malú. Rivera nos ha llevado a pensar en esta semana de tanta enjundia para él que, tal y como está el patio, resulta más interesante el referendo sobre si su historia va a durar o no, sobre si en realidad hay futuro en esa pareja, que en todo lo que nos viene. Es casi lo que más motivador, visto el resultado que puede salir del 28 de abril del que nadie parece va a partir con una fuerza arrolladora. La de Malú es, en cambio, brutal, irrefrenable, abrumadora. Malú es una mujer que también rompe moldes y desconcierta siempre. A Risto Mejide le costó un enfrentamiento con la cantante Vanesa Martín cuando le preguntó en su Chester si entre ella y Malú había algo más que una amistad, por eso ahora no quiere ni nombrarla en su programa. Risto no quiere hablar del noviazgo de Rivera por eso. Porque sabe que el corazón te la juega en cualquier momento y te desenfrena como a Albert, que en solo unas horas ha pasado a ser el primer objetivo de la prensa del corazón que lo persigue por los pasillos de los aeropuertos como a los auténticos famosos. Es el signo de los nuevos tiempos. El corazón vuela detrás de la política. Malú será.