Un guardia civil declara ante el Supremo: «La secretaria vino muy nerviosa, las manos le temblaban»

La Voz REDACCIÓN

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El agente y la secretaria judicial simularon ser pareja para salir de un registro el 20S

21 mar 2019 . Actualizado a las 18:05 h.

Un guardia civil que registró el despacho del exdirector de Patrimonio Francesc Sutrias el 20 de septiembre ha relatado hoy que la letrada judicial llegó «muy nerviosa» por lo que había vivido en un registro previo a la Conselleria de Exteriores, hasta el punto de que «las manos le temblaban».

El agente ha declarado como testigo en el juicio del «procés» que ese día llegó a las 8 de la mañana a la Dirección General de Patrimonio, donde se ubica el despacho de Sutrias, y que desde ese momento se empezó a congregar fuera gente gritando consignas de «votaremos», «fascistas» e «independencia».

Sobre las 3 de la tarde llegó la letrada judicial, que había estado antes en el registro a la Conselleria de Exteriores, donde, según relató esta semana otro agente, había tenido problemas para salir del edificio porque la gente allí congregada la increpó, lanzó botellas y zarandeó su coche, informa Efe. «Vino muy nerviosa, las manos le temblaban, se tuvo que sentar y una funcionaria le dio agua», ha dicho hoy el agente sobre la letrada, que accedió al edificio del despacho de Sutrias por el aparcamiento.

El guardia ha explicado que cuando vio el estado de nervios de la letrada, una funcionaria les dijo que «había tenido previamente un hecho bastante violento». Según su relato, tuvieron que esperar quince minutos a que «se tranquilizase un poco».

Aunque en el exterior había efectivos de la Guardia Urbana y de los Mossos de Esquadra, pasadas las dos de la tarde decidieron empezar a salir por tandas. «Hablando con el jefe del dispositivo de seguridad para ver cómo organizábamos la salida, decidimos que la secretaria y yo saliéramos como inquilinos del bloque, como pareja. Hacernos pasar por unos vecinos», ha contado el agente.

De este modo, ha continuado, ninguna persona de las concentradas les identificó como participantes en el registro del domicilio de Sutrias, por lo que salieron del portal y se fueron andando hasta un coche que el agente había aparcado a unos 300 metros de allí. Sí que ha destacado que un joven les «siguió» y les «estuvo grabando», pero el testigo no cree que les relacionase con la comisión judicial, informa Europa Press.

El ex Govern buscó 11.000 millones en China para financiar la república

El cabo de la Guardia Civil con cuyo testimonio ha arrancado este jueves el juicio por el 1-O en el Tribunal Supremo ha apuntado la incautación al exsecretario de Hacienda de Generalitat, Josep Lluis Salvadó, de diversa documentación que apuntaba la preocupación de los líderes independentistas por conseguir financiación para sostener su futura república, entre los que ha destacado un correo electrónico en el que se apuntaba la necesidad de buscar unos 11.000 millones de euros en China.

Según este testigo, al que se encomendó la búsqueda de facturas que demostraran la comisión de un posible delito de malversación, del análisis de la documentación incautada pudo inferir una preocupación de los líderes independentistas por conseguir unos 4.500 millones de euros que se calcularon como imprescindibles para mantener la independencia en el 'impasse' que iba a producirse entre la declaración unilateral de independencia y la puesta en marcha de una Agencia Tributaria propia.

La Generalitat precisaba 22.800 millones tras la DUI

El agente también ha revelado que la Generalitat de Cataluña calculó que necesitaban 22.800 millones de euros para arrancar el nuevo Estado una vez que se declarase la independencia, hasta que la hipotética agencia tributaria catalana estuviera ya engrasada para actuar.

El periodo clave iba de la declaración de independencia hasta la puesta en marcha de la hacienda catalana y para ello desarrollaron un sistema informático con IBM por importe de 241.000 euros que, según el gente, generó una factura y cree que está pagada.

La estructura diseñada al respecto cifró una financiación necesaria de 22.800 millones de euros para echar a andar el nuevo estado al día siguiente de declarar la independencia. «Todo ese dinero era el que necesitaban desde la DUI hasta tener estructura administrativa propia como país», ha precisado el agente.

Dos agentes recuerdan la «ratonera» en Unipost: Vimos el «odio» de la gente

Dos agentes de la Guardia Civil que inspeccionaron Unipost han detallado que los Mossos les sacaron por una calle en obras que era «una ratonera» y con personas tirando vallas al suelo para impedir el paso de los coches, lo que obligó a los policías autonómicos «a emplearse a fondo», ya que vieron en la gente «el reflejo del odio».

Los dos guardias civiles han descrito en el juicio del «procés» que el 19 de septiembre realizaron una inspección en la sede de Unipost en Terrasa (Barcelona) por la mañana en la que encontraron palés con diferentes cajas que estaban abiertas y en las que se veía perfectamente el contenido, que eran sobres de la Generalitat dirigidos a los miembros de las mesas electorales del 1-O.

Ante este hallazgo, la Guardia Civil solicitó al juez una autorización judicial para registrar la sede, pero este lo negó, de manera que solo permitió la entrada de una comitiva judicial para la intervención de todos los sobres y la apertura de uno de ellos.

La comitiva judicial llegó a las 17.00 horas, pero no pudo entrar hasta las 19:27 debido a que estaba bloqueada por «una aglomeración de gente considerable, de unas 500 personas», que les impedían el paso -muchas de ellas desde primera hora de la mañana-, lo que obligó a cortar la calle en ambos sentidos.

Estas personas, según los agentes, ondeaban esteladas, les insultaban, les provocaban y estaban sentadas en el suelo con una urna de cartón mientras otras colocaban incluso un sofá, de manera que «aquello no era una cosa casual, sino que estaban organizados».

Lo que más llamó la atención a los agentes de la actitud «nada pacífica» de la gente no era solo que tirasen las vallas, sino que retiraran las planchas que tapaban las zanjas en la calle para poder atravesarlas con los coches.

«Todos los vehículos fueron cayendo en las zanjas, ni siquiera los todoterrenos pudieron atravesarlas», ha apuntado un agente, que ha destacado que los coches superaron las zanjas a base de insistir, de destrozar los vehículos. «Hicieron polvo los coches», ha añadido.