Aznar, la bisagra que chirría

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns LETRAS CAPITALES

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Ángel Medina G. | efe

23 mar 2019 . Actualizado a las 12:53 h.

José María Aznar ha sacado la cola. La de pegar, se entiende. Se la enseñó a toda España tras meses de silencio y a las pocas horas de que Mariano Rajoy anunciase que dejaba el Gobierno y la presidencia del PP: «Contribuiría con mucho gusto a la reconstrucción del centroderecha nacional», dijo en junio con severidad facial y como si él no tuviese nada que ver con la caída del pontevedrés, derribado por los casos de corrupción que ambos consintieron o ignoraron durante años.

Diez meses después de ofrecerse como bisagra para una entente con Ciudadanos y Vox, su plan tardío parece infalible: España no es de izquierdas y lo aconsejable es agrupar el voto en el PP. «Y no haría esta apelación si no creyese en el partido que yo presidía». Así coronó su paternalista reflexión hacia Pablo Casado este viernes. Lo hizo en la presentación en Las Palmas de su libro El futuro es hoy, un título más propio de la literatura de autoayuda que saca de gira cada poco tiempo para hablar de lo que le da la gana. Lo presentó el exministro José Manuel Soria en un acto que sirvió para confirmar que no son la misma persona y que el vallisoletano es el expresidente más complejo de manejar electoralmente.

Aznar ha vuelto a poner los pies encima de la mesa de la dirección popular con los riesgos que conlleva para el aspirante situarse bajo el patrocinio de una personalidad con tantas aristas que hasta la izquierda no sabe muy bien cómo manejarlo, temerosa de que queden nostálgicos de la España del cambio de milenio, que le otorgó 10,3 millones de votos. Pero algo chirría cada vez que opina, por más que sus palabras las replique casi con exactitud Pablo Casado. En los entornos más moderados del PP empieza a cundir el convencimiento de que el bicho de la connivencia de los socialistas con el independentismo catalán está más que alimentado, y que hacen falta argumentos diferenciadores que no den de comer a la derechona más extrema. Cuando Aznar sostiene que Pedro Sánchez es el «candidato de la secesión» y que va a reconocer la independencia de Cataluña si sigue de presidente, como hizo ayer, carga de razones a miles de ciudadanos que tienen la sensación de que los populares no estuvieron a la altura y que hace falta mano dura, armas mediante.

Los otros expresidentes

A diferencia de Aznar, Rodríguez Zapatero y Rajoy asisten estos días con rostro amable a la procesión funeraria de los que fueron sus más estrechos colaboradores. Unos se dirigen al cementerio europeo, como los exministros populares Margallo, Zoido y Montserrat; y otros, como Pepe Blanco, hacen hueco en Bruselas a socialistas con acreditada querencia por Pedro Sánchez como línea estelar del currículo. El presidente y Casado han perfilado personalmente las listas del miedo, el que ambos tienen a enfrentarse a un 29 de abril sin aritmética posible para formar un Gobierno estable y con nuevas elecciones a la vista. Prietas las filas hasta el próximo otoño.

Tezanos y los cuchillos largos

El Partido Popular ha pedido una «rectificación inmediata» al presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), José Félix Tezanos, después de que este comparase la división de la derecha en España con la del Partido Nacionalsocialista Alemán de Adolf Hitler. «Estuvo fragmentado en varias alas hasta que la famosa noche de los cuchillos largos una de las alas exterminó a los demás», argumentó el polémico responsable de las encuestas oficiales.

Casado entrega carnés en Vigo

El PPdeG lleva varias semanas organizando una nueva entrega de carnés de afiliados, un acto recurrente en los últimos tiempos que a los populares gallegos les sirve para reafirmarse como una de las reservas más activas del partido. Había dudas, pero finalmente a Pablo Casado y a su equipo les ha parecido una buena idea desplazarse mañana hasta Vigo y darse un chute de militancia fresca.