El PSOE no renunciará a la presidencia del Congreso pese a la elección de Iceta

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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Calvo, Robles y Batet están en la terna de posibles aspirantes a suceder a Ana Pastor

09 may 2019 . Actualizado a las 08:07 h.

Pedro Sánchez dio ayer el primer golpe de efecto tras su triunfo en las elecciones generales con la designación de Miquel Iceta, el líder del PSC, como próximo presidente del Senado. Una elección segura, dado que los socialistas disponen de mayoría absoluta en la Cámara Alta. Pero, pese a nombrar sin negociación alguna al presidente del Senado, el PSOE no se plantea ceder la presidencia del Congreso a otro grupo, y tampoco utilizar ese cargo como moneda de cambio en la negociación con Unidas Podemos de cara a la formación de un Gobierno que Sánchez quiere monocolor, y no de coalición como plantea Pablo Iglesias.

Los socialistas, sin embargo, no tienen garantizado este objetivo, ya que, con solo 123 escaños, para asegurarse la presidencia de la Cámara Baja en la votación que tendrá lugar el 21 de mayo, en plena campaña de las municipales, autonómicas y europeas, necesita otros apoyos, ya que una hipotética alianza entre PP, Ciudadanos, Vox y Unión del Pueblo Navarro para presentar un candidato alternativo alcanzaría 149 votos.

El PSOE necesita pactar

Sánchez necesita por tanto pactar con Unidas Podemos. Entre el PSOE y el partido morado suman 165 escaños. Pero parece complicado que la formación de Pablo Iglesias le entregue esa baza clave para controlar el Congreso a cambio de nada, y que además apoye también la investidura de Sánchez renunciando a entrar en el Gobierno. Algo que augura una dura negociación. Pese a todo, el PSOE quiere despejar cualquier especulación y ha empezado ya a hacer circular nombres de posibles aspirantes, todas mujeres, a la presidencia del Congreso. La más citada es la actual vicepresidenta del Gobierno en funciones, Carmen Calvo, aunque la número dos de Ejecutivo no oculte su deseo de permanecer en la Moncloa con la misma responsabilidad. Situar a Calvo en la presidencia del Congreso ahorraría a Sánchez los problemas de coordinación que han surgido en la pasada legislatura entre la vicepresidenta y el jefe de gabinete del líder socialista, Iván Redondo, con el que la diputada andaluza ha tenido no pocas fricciones.

Otra de las aspirantes a presidir el Congreso era la ministra de Administración Territorial, la catalana Meritxell Batet, aunque esa hipótesis pierde fuerza tras la elección de Iceta. Y también cuenta con opciones la titular de Defensa, Margarita Robles, que sería el contrapunto a Iceta por su posición de firmeza frente al desafío independentista lanzado desde la Generalitat catalana y estaría mejor vista por el PP y Ciudadanos. La opción de Robles permitiría a Sánchez designar a un nuevo portavoz en el Parlamento sin tener que relegar a la que fue uno de sus principales fichajes.

De momento, tanto el PSOE como Unidas Podemos han escogido ya a sus encargadas de tratar de forjar un acuerdo que sirva, además de para elegir a la presidenta del Congreso, para conformar el resto de los cargos en la Mesa de la Cámara Baja. Por la parte socialista, la responsable negociadora será Adriana Lastra, vice secretaria general del PSOE, y por el lado de Unidas Podemos las conversaciones las llevará Irene Montero, número dos de la formación morada, que ayer no descartó que su grupo parlamentario reclame para sí la presidencia del Congreso y pidió «calma y paciencia con el proceso negociador».

Carmen Calvo

Quiere seguir en el Ejecutivo. La vicepresidenta del Ejecutivo en funciones es la opción que más suena para presidir el Congreso. Aunque su deseo es permanecer en el Gobierno, su mala relación con Iván Redondo, gurú de Sánchez, podría llevarla a suceder a Ana Pastor.

Margarita Robles

La antítesis de Iceta. La ministra de Defensa en funciones, firme en su posición frente al desafío independentista, sería el contrapeso a la elección de Iceta en el Senado y su elección para presidir el Congreso estaría mejor vista por PP y Ciudadanos.

Meritxell BAtet

Pierde opciones. La titular en funciones de la cartera de Administración Territorial sonaba también para presidir el Congreso, pero la elección para el Senado de Iceta, también catalán, hace que su opción pierda fuerza de cara a la votación del 21 de mayo.

Los socialistas y Unidas Podemos se asegurarán el control de la mayoría de la Mesa

Los cuatro principales partidos (PSOE, PP, Ciudadanos y Unidas Podemos) tienen garantizados con su número de escaños dos puestos cada uno en la Mesa del Congreso. La intención declarada del PSOE es que la composición de este órgano sea «progresista», lo que significa que entre los socialistas y Unidas Podemos controlen la mayoría, aunque también estén representados el PP y Ciudadanos. Pese a las dudas iniciales, el PSOE se inclina por no dar representación ni al PNV, aunque sus seis diputados pueden resultar decisivos en la investidura de Sánchez, ni a ERC

Lastra y la «hooligan» Pastor

La fórmula sería que el PSOE tuviera tres representantes en la Mesa, incluida la presidenta del Congreso, mientras que Unidas Podemos, Partido Popular y Ciudadanos tendrían dos miembros cada uno. Tanto socialistas como morados son partidarios de excluir a Vox, aunque un pacto con Ciudadanos y el PP permitiría que la formación de Santiago Abascal tuviera un representante. El objetivo principal del PSOE es garantizarse el control de este órgano para evitar que las iniciativas del Gobierno puedan ser paralizadas por una mayoría alternativa en la Mesa del Congreso, tal y como ocurrió en la última legislatura, en donde PP y Ciudadanos ostentaban la mayoría en el control del Parlamento a pesar de que el Gobierno estaba en manos del PSOE. Según Lastra, la Mesa presidida por Ana Pastor «se ha comportado más como hooligan del Gobierno del PP, y eso ha impedido la aprobación de leyes fundamentales».

El solapamiento de fechas con el 26M complica el pacto de Gobierno

El hecho insólito de que las elecciones autonómicas, municipales y europeas se celebren menos de un mes después de las generales condiciona todo el calendario de posibles pactos y deja en el aire hasta junio la posible conformación del nuevo Gobierno, con una serie de fechas clave de por medio. La primera pista de por dónde pueden ir los acuerdos tendrá lugar el 21 de mayo, día en el que serán elegidos el presidente del Congreso y los miembros de la Mesa. Esto sucederá en plena campaña de las autonómicas y locales, que están convocadas solo cinco días después, el 26 de mayo. El resultado de esos comicios y las posibles alianzas que sean necesarias para conformar Ejecutivos autonómicos y alcaldías en grandes capitales condicionarán en buena parte la fórmula del nuevo Gobierno, en solitario del PSOE o en coalición con Unidas Podemos.

Aunque la Constitución no establece fecha para ello, se da por seguro que, para no interferir en la campaña electoral, el rey Felipe VI no abrirá la ronda de consultas con los líderes de los partidos de cara a designar a un candidato a la investidura hasta después de los comicios del 26 de mayo. Esa ronda para tantear con qué apoyos cuenta cada uno podría comenzar en torno al 3 de junio. Para esa fecha, los grupos ya habrán negociado entre sí, de manera más o menos discreta, para adelantar al jefe del Estado el sentido de su voto en la sesión de investidura, aunque esa postura pueda cambiar después, una vez que el candidato designado inicie su propia ronda para lograr apoyos que le den la mayoría. Pero el tiempo de esas negociaciones se ve mediatizado también por otra fecha, la del 15 de junio, que es la marcada para la constitución de todos los Ayuntamientos y la elección de alcaldes por mayoría absoluta o simple. Algo que requerirá de arduas conversaciones que podrían influir también en la formación de Gobierno.

Por el camino, para más complejidad, a partir del 11 de junio se irán constituyendo los 12 nuevos Parlamentos autonómicos. Madrid y Murcia lo harán el 11 de junio. El 19 de junio se constituirán los de Castilla-La Mancha y Navarra. El 20, los de Aragón, La Rioja y Cantabria. Y el 21, el de Castilla y León. Los de Asturias, Extremadura, Islas Baleares y Canarias no tienen fecha fija, pero deberá ser antes del 26 de junio. Desde el momento de la constitución de las Cámaras regionales se inician las negociaciones para designar a los presidentes autonómicos, que podrían correr paralelas a las que sean necesarias para elegir al presidente del Gobierno y decidir si habrá o no Ejecutivo de coalición.