El escaño europeo de Puigdemont y Junqueras tensa más su situación legal

Ana Balseiro
Ana Balseiro MADRID

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Quique García

El expresidente debe recoger su acta en Madrid y el líder de ERC depende del Supremo

28 may 2019 . Actualizado a las 15:00 h.

Difícil van a tener Carles Puigdemont y Oriol Junqueras ocupar sus escaños en la Eurocámara el próximo 2 de julio, pese a los resultados que las formaciones de los líderes secesionistas - Lliures per Europa y Ahora Repúblicas, respectivamente- obtuvieron en los comicios europeos el domingo. Su complicada situación legal lo hará prácticamente imposible y augura una nueva guerra judicial y política.

En el caso de Junqueras, en prisión provisional, su suerte está en manos del Supremo, que le está juzgando por el referendo ilegal del 1-O. Al Alto Tribunal corresponderá decidir si permite que el presidente de ERC salga de la cárcel para recoger su acta de eurodiputado, como ya hiciera tras las elecciones generales, al permitirle ir al Congreso a tomar posesión de su escaño.

Como paso previo para convertirse en eurodiputado, Junqueras tendrá, además, que renunciar a su acta de diputado nacional, ya que ambas representaciones son incompatibles. Superado eso (permitirá que los republicanos recuperen el escaño perdido por la suspensión de su líder, ya que correrá la lista), el siguiente paso será el de acatar la Constitución en el Congreso y recoger su acta. Dicho trámite, ante la Junta Electoral Central, debe realizarse en el plazo de cinco días desde su proclamación como eurodiputados electos, algo que no ocurrirá hasta mediados de junio.

Dado que Junqueras está en prisión, será el Supremo quien decida si podrá o no desplazarse, primero al Congreso y posteriormente a Estrasburgo, donde el 2 de julio se celebrará la sesión constituyente. Dicha sesión tiene enorme relevancia ya que hasta entonces los eurodiputados electos no tendrán inmunidad.

Sin inmunidad hasta el 2 de julio

En el caso del expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, que, a diferencia de Junqueras, huyó de la justicia española en noviembre del 2017, tanto el momento de adquirir inmunidad como europarlamentario -lo que, en principio, le blindaría para regresar a España-, como la exigencia de personarse en Madrid para acatar la Constitución (trámite indelegable) y recoger su acta, cobran especial importancia, dada su condición de prófugo.

Nadie duda de que el líder secesionista usará todas las tretas posibles para ocupar su escaño en Estrasburgo. «Tenemos precedentes de batallas jurídico-políticas y sabemos cómo ganarlas. Por tanto, sí, el 2 de julio me veo sentado en el Parlamento Europeo», aseguró este lunes en una rueda de prensa por videoconferencia.

Sobre si volverá a España -donde pesa sobre él una orden de detención- para recoger el acta, se mostró críptico, limitándose a ironizar sobre que veía «muchas ganas de que vaya a Madrid para coger el acta o para que me cojan a mí». Insistió, no obstante, en que el acta de eurodiputado ya la tiene, porque «la dan los ciudadanos en las urnas».

En cualquier caso, pese a que el expresidente no aclare si recogerá o no el acta en Madrid y minimice su importancia, un informe de los servicios jurídicos del Parlamento Europeo, a petición del presidente de la cámara, Antonio Tajani, lo establecía como preceptivo. También señalaba que si Puigdemont fuera detenido entonces, serían las autoridades judiciales españolas las que tendrán que autorizar que pudiera cumplir con los trámites (igual que Junqueras) y ser finalmente eurodiputado.

Sin embargo, la defensa del expresidente hace una interpretación diferente de la situación a la que se enfrentaría, ya que sostiene que tendrá inmunidad desde el momento en el que haya sido proclamado cargo electo, algo para lo que la Junta Electoral Central dispone desde ayer de 20 días para hacer, una vez recontados los votos y atribuidos los escaños. Se remite al precedente de José María Ruiz-Mateos, elegido europarlamentario en 1989, cuando estaba en busca y captura tras agredir al exministro Miguel Boyer. El Supremo consideró que debía gozar de inmunidad desde el momento en que fue elegido: juró la Constitución y fue eurodiputado dos años.

Puigdemont pretende emularlo: «Hemos superado las expectativas de nuestros ilusos enterradores», aseguró ayer.