Iglesias apunta a los barones y al baile de siglas como las causas del declive

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

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Chema Moya | Efe

El Consejo Ciudadano aprueba sin un voto en contra el cese de Pablo Echenique

09 jun 2019 . Actualizado a las 09:30 h.

Podemos ha formalizado en el consejo ciudadano estatal de este sábado la reestructuración de su cúpula. Se trata de un pequeño enjuague marcado por el baile de áreas entre algunos integrantes de la ejecutiva y la obligada incorporación de nuevas caras para cubrir las múltiples bajas que ha padecido la dirección nacional a lo largo de los últimos meses, en los que la crisis orgánica en la que está inmersa la formación morada no ha hecho más que agrandarse.

El único cambio destacable estaba cantado: la marcha forzosa de Pablo Echenique como secretario de organización, puesto que pasará a ocupar el diputado canario Alberto Rodríguez. Este mediodía quedó aprobado en el consejo a la búlgara: 42 votos a favor, seis abstenciones y ni un solo voto en contra, algo completamente previsible tras haber laminado a todo tipo de oposición interna.

En su intervención inicial, Iglesias justificó este movimiento a consecuencia de los «malos y muy decepcionantes» resultados que obtuvo su formación en las pasadas municipales y autonómicas, unos números que trató de poner en contraste con los de las generales, en las que a pesar de haber cedido un tercio de los escaños y de quedar relegados al cuarto puesto por detrás de Ciudadanos, consideró que habían sido ostensiblemente mejores, especialmente tras las malas expectativas con las que afrontaban los comicios.

Así, el secretario general de la formación morada argumentó que estos pésimos resultados en las territoriales se debían a las endebles capitanías. «El papel de los liderazgos jugó un rol muy importante», dijo, sin mencionar ninguno de los nombres de los fracasados. Sí puso de relieve uno de los pocos ejemplos en positivo, el del alcalde de Cádiz, José María González, Kichi, que se quedó a un puñado de votos de la mayoría absoluta en la ciudad de tradición astillera.

Ensalada de siglas

Además de la falta de liderazgos consolidados en las comunidades, algo de lo que los críticos acusan directamente al propio Iglesias tras haber intervenido en no pocas organizaciones territoriales, como en la gallega, el secretario general también aportó como explicación de estos pobres resultados la ensalada de siglas con las que concurrieron a las urnas el pasado 26M. «Somos especialistas en tener un nombre diferente en cada territorio», admitió. Incluso llegó a ironizar con este asunto al decir que durante la campaña tenía que preguntar en cada lugar a sus colaboradores antes de cada con qué nombre se presentaban. «Compañeros, ¿cómo nos llamamos aquí?», bromeó.

Gobierno bipartito

Respecto al futuro más inmediato, Iglesias volvió a insistir en que no propiciarán la investidura de Pedro Sánchez si este no se pliega a formar un Gobierno bipartito, al entender que entrando en el Consejo de Ministros de los viernes es la única manera de fiscalizar adecuadamente al Ejecutivo. «Los acuerdos programáticos son papel mojado», lamentó.

Iglesias reclama al jefe del Ejecutivo en funciones un tercio de las carteras de Gobierno, al entender que el reparto de las mismas debe ser proporcional a los representantes obtenidos por cada una de las fuerzas en el Congreso. El líder de Podemos se mostró convencido de que la negociación acabará llegando a buen puerto, aunque aventura que no se resolverá hasta el final.