Ian Kershaw: «El mayor peligro interno para Europa es el ascenso del nacionalpopulismo»

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Kershaw considera que el «brexit» es el mayor daño autoinfligido por un país desde la Segunda Guerra Mundial
Kershaw considera que el «brexit» es el mayor daño autoinfligido por un país desde la Segunda Guerra Mundial RICARDO RUBIO | EUROPA PRESS

El gran biógrafo de Hitler culmina con un segundo tomo su monumental historia europea desde 1914 al 2017

14 jun 2019 . Actualizado a las 08:02 h.

Autor de la considerada mejor biografía de Adolf Hitler,experto en el nazismo, Ian Kershaw (Oldham, Reino Unido, 1943) publica Ascenso y crisis. Europa 1950-2017. Un camino incierto (Crítica). Es la continuación de Descenso a los infiernos. Europa 1914-1949, con la que culmina su monumental historia de Europa.

-¿Le ha resultado difícil sintetizar estos últimos 70 años de historia de Europa en solo 600 páginas?

-Es el libro que más me ha costado escribir, el más difícil, pero no porque yo haya vivido este período, sino por la complejidad de esos 70 años en los que no hay un tema dominante, como lo era la guerra en el libro anterior, y porque tuve que combinar todas las historias nacionales con una mirada global.

-Aunque no es el titulo original en inglés, ¿por qué habla de ascenso y crisis?

-La crisis del 2008 significó la caída de una trayectoria que iba en ascenso. El título en inglés es Montaña rusa, para señalar las subidas y bajadas que han marcado la historia de Europa Occidental. El giro hacia abajo más agudo fue la crisis del 2008.

-¿Cuál sería la fecha clave del período que abarca el libro?

-El 9 de noviembre de 1989, con la caída del Muro de Berlín, fue el cambio más crucial.

-Entre la Europa dividida en un bloque comunista sin libertades y otro capitalista y democrático y la de ahora con el auge de las llamadas democracias «iliberales» y de los nacional-populismos, ¿con cuál se queda?

-Estamos mejor ahora, por poco que nos gusten las democracias iliberales la gente vive en estos países como Hungría o Polonia que bajo el comunismo.

-¿Cuáles son los mayores peligros a los que se enfrenta Europa?

-El mayor peligro interno es el ascenso de los nacionalpopulismos, que amenaza con socavar los valores liberales de la UE. Ya estamos viendo las divisiones que está provocando, con Hungría y Polonia en el este e Italia, un miembro fundador, en el oeste, países que están dominados por el nacionalpopulismo. La amenaza externa proviene de Rusia, China, con un poder creciente, y EE.UU., que pude debilitar la Alianza Atlántica. Otros peligros que acechan son el cambio climático global, los problemas inmigratorios y la seguridad.

-¿Rusia, China y EE.UU. trabajan activamente para debilitar a la UE?

-Parece que hay evidencias de que Rusia está intentando debilitar a la UE por diferentes medios, promoviendo líderes populistas en diferentes países. En el caso de EE.UU. sabemos que Trump también favorece el populismo y le interesa socavar el poder económico de la UE. China está intentando expandirse en Europa, pero su juego es a largo plazo. De muchas maneras diferentes estos países están creando problemas a la UE.

-¿ A qué se debe el auge del nacionalpopulismo?

-Las razones son complejas. Pero, sin duda, el miedo a la pérdida de identidad es uno de los grandes factores. No es coincidencia que su auge haya coincidido con el hecho de que el problema migratorio se vea como una amenaza.

-¿Está habiendo un contagio de las propuestas de la extrema derecha y el nacional-populismo en los partidos conservadores?

-Estamos viendo en gran parte de Europa que los partidos conservadores y de derecha en cierto modo está adoptando políticas e ideas de la extrema derecha. Eso se ve en el Reino Unido en el Partido Conservador, que está lidiando con el Partido del Brexit, también en Holanda, en la retórica con la inmigración, o en Austria. Y para contrarrestarlo los partidos de la izquierda se están moviendo más hacia la izquierda, con lo cual se ha abierto un vacío en el centro.

-¿El proyecto europeo tiene futuro, sobre todo tras el «brexit»?

-Sí. No está muerto, ni mucho menos, pero claramente está cambiando. La salida del Reino Unido es un golpe duro.

-¿Qué habría que hacer para revitalizarlo?

-Para empezar, habría que encontrar un nuevo objetivo, que explique qué existe la UE. Al principio se creó para salvaguardar la paz y la democracia, y esos objetivos se han conseguido. Lo que tenemos ahora es una organización abstracta que no provoca ningún tipo de atractivo emocional en los ciudadanos de a pie. Necesita reformas internas, que impliquen una mayor democratización, pero también en la estructura de la eurozona y una mayor descentralización. Podría ser una Europa con diferentes velocidades.Em cierto modo, la eurozona se ha convertido en una camisa de fuerza para algunos países.

-¿Cree que la debilidad del eje francoalemán, con una Merkel en retirada y un Macron que pierde apoyos es un obstáculo para acometer esas reformas?

-Sí, pero siempre han existido estas dificultades dentro de la UE. El principal problema en este eje es que Macron quiere introducir cambios sustanciales que bloqueará la opinión pública alemana sin importar quien esté el frente. Por eso, la posibilidades de que esas reformas salgan adelante son muy escasas. Aunque Merkel estuviera fuerte le costaría mucho que se aprobaran esos cambios.

-¿Qué pasaría si el proyecto de la UE fracasara y desapareciera?

-En primer lugar, no creo que eso vaya a ocurrir. Si ocurriera, el futuro sería el de naciones-estado muy debilitadas que seguirían enfrentándose a todos los problemas que hemos enumerado. Puede imaginarse lo difícil que sería para España o incluso para Alemania combatirlos en solitario. Somos mucho más fuertes juntos que separados. Basta mirar el pasado para ver cómo sería un Europa de las naciones-estado.

-¿Cómo valora el «brexit»?

-Es el mayor daño autoinfligido por un país, con respaldo democrático, desde la II Guerra Mundial.

-¿Qué consecuencias puede tener para el Reino Unido y para Europa?

-Para el Reino Unido, van a ser muy serias, depende por supuesto de cómo sea la salida. Cuanto más severa sea la ruptura, peores serán las consecuencias. Tendrá una posición más débil en el mundo. Para la UE, si la salida es precipitada y sin acuerdo habría problemas económicos, pero menos que para el Reino Unido. El brexit está demostrando lo difícil que es salir de la UE y eso en cierto modo perverso la está fortaleciendo.

-¿Como experto qué piensa cuando se hacen comparaciones de dirigentes o situaciones actuales con Hitler y el nazismo?

-La mayoría de la comparaciones no tienen sentido. Superficialmente parece haber ciertas semejanzas, pero en cuanto empiezas a analizarlo en profundidad te das cuenta de las grandes diferencias que existen. Por ejemplo, no tiene ningún sentido comparar a Trump con Hitler.

-¿Es posible que en Europa emerja un nuevo Hitler?

-No. Los partidos nacional-populistas de hoy son muy diferentes de los partidos fascistas de los años 30. Es impensable que pueda surgir un líder en el centro de Europa que amenace. la paz europeo. Descartaría totalmente que pueda surgir un nuevo Hitler.

-¿Es optimista o pesimista sobre el futuro de Europa?

-En el final del libro me muestro ambivalente. En el tiempo que ha transcurrido desde que lo escribí lo que ha pasado me mantiene en esa ambivalencia. Hemos hablado del nacional-populismo, que han empeorado en los dos últimos años, aunque en las recientes elecciones europeas cabe un cierto optimismo porque esos partidos parecen haber tocado techo. Los problemas externos a los que se enfrenta Europa tampoco han desaparecido. Pero en general tiendo más a ser optimista, porque la UE ha tenido grandes logros y con un buen liderazgo y algo de buena suerte hay muchas posibilidades de que el futuro sea luminoso.

-En el libro analiza la Transición española, que ahora algunos ponen en cuestión. ¿Cómo la valora?

-Creo que fue una transición muy exitosa con todos los problemas que tiene España, como todos los países. Si miramos la España de los años 70 y los cambios tan enormes que se han dado, casi todos para mejor, la diferencia es enorme.

-¿Cree que aún persiste un legado de la Guerra Civil y del franquismo?

-Si, hasta cierto punto es inevitable, fue un episodio traumático. No pasó como en Alemania e Italia, Franco murió en la cama, por eso el trauma dura mucho más tiempo. Tendrán que pasar generaciones hasta que se supere.

-¿Cómo valora el papel de Juan Carlos I, del que dice que no era un demócrata por instinto, pero supo ver en qué dirección soplaba el viento tras la muerte de Franco?

-Entiendo las críticas que se le hacen hoy, pero su papel en la Transición fue esencial. Por ese período España está en deuda con él, a pesar de lo que haya pasado desde entonces.

-Ahora que se ha celebrado el 75 aniversario del desembarco de Normandía, ¿fue el Día D decisivo en la derrota nazi o fue más importante el fracaso de Hitler en Rusia?

-Yo diría que el punto de inflexión fue la batalla de Stalingrado, los grandes campos de batalla estaban en el este. Incluso a finales de 1944 el espectacular avance del Ejército Rojo fue el momento decisivo de la guerra. Sin embargo, no se puede restar importancia al significado del desembarco de Normandía en el frente occidental.