Pedro Duque pasa las pruebas para volver al espacio

Rodrigo Errasti MADRID | COLPISA

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Ricardo Rubio - Europa Press

El ministro astronauta supera los controles semestrales para seguir manteniendo esta calificación

16 jun 2019 . Actualizado a las 17:26 h.

Pedro Duque soñó con ser astronauta la noche del 20 de julio de 1969, tras ver la llegada a la luna por televisión. «Aquel día casi todos queríamos ser astronautas seguro. Luego a unos nos duró más y otros menos», recuerda. Tras la carrera espacial, emprendió una nueva carrera política que le ha llevado a celebrar su primer cumpleaños al frente del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades. Entró como independiente en el gabinete de Pedro Sánchez, pero se ha enfundado la camiseta del PSOE en una campaña electoral que ha afrontado como un novato, algo que, a estas alturas de su vida, no le pasa a menudo. Aficionado al baloncesto y al buceo, mantiene la excedencia de su puesto de astronauta en la Agencia Europea del Espacio (ESA).

«En este oficio de ministro, que cualquier día puede terminar, mantengo la excedencia de mi puesto anterior. Podría volver y seguiría siendo astronauta con calificación para viajar al espacio (ya hizo dos viajes al espacio, uno en 1998 de nueve días y otro en 2003 de diez). No sé cuantos años más me durará la salud pero lo intento», aclara con una sonrisa. «Voy a las pruebas médicas y trato de hacer ejercicio regularmente para mantener la salud. Se pasa un control anual, que es como un chequeo en el que miran todo lo que pudiera ser malo en seis meses vista porque cualquier cosa podría evolucionar mal en ese periodo».

Y es que, según revela, «Tal y cómo funcionan las naves espaciales tienes que tener muy buena salud. los vuelos al espacio ahora son de seis meses por lo que uno tiene que entrar con una salud perfecta: el corazón en esfuerzo, las piedras en el riñón. No es como un piloto de aerolíneas que está en casa y puede que le llamen para viajar mañana por la mañana. Estamos en casa en reserva y si te llaman tienes que volver en dos años y medio». La dieta no es una de las preocupaciones. «No tenemos que controlarnos como un deportista profesional, pero sí que unas cuantas semanas antes de volar al espacio te hacen un control de dieta. Nunca he sido de comer mucho», señala. Pese a la creencia popular es precisamente en el espacio donde se hace más deporte, aunque de manera no tan glamourosa como en las películas.

«En la estación espacial, se hacen entre hora y media y dos horas de ejercicio incluso fuerte. No hemos llegado a tener la tecnología suficiente como para hacer naves tan enormes como el Discovery en el 2001 y esa zona rotatoria en la que podía correr. A todo el mundo le gustaría y sería lo ideal para ir a Júpiter como era esa nave en la película. Sería lo ideal pero hacer una nave más grande de lo que es un cohete requiere un mecano y una complicación enorme. Allí tenemos una cinta de correr y está anclada para evitar que cada vez que pisas salgas hacia arriba despedido. Tienes un arnés en la cintura y unas gomas y herrajes que te atan al suelo. Ya cada uno sabe más o menos qué fuerza hay que darle para que parezca un correr normal. Hay una máquina polivalente de muelles (y resistencias eléctricas), no de peso, que se puede poner un montón de fuerza, bicicleta o gomas para mantener el cuerpo en tensión para cuando vuelvas y evitar problemas en los huesos y músculos».

A Duque le encantaba «jugar al baloncesto con los amigos pero hace años que no consigo hacerlo. Los de mi edad ya no lo practican». Normalmente opta por la elíptica en el gimnasio ya que es más operativo que el running -«a veces los escoltas corren más que yo»- si bien reconoce que las actividades del mar le llaman más. «Sobre todo me gusta el buceo. No es un deporte que genere muchos músculos pero salgo satisfecho por haber utilizado máquinas, haber estado respirando aire enlatado, estar en ingravidez... Es un poco lo nuestro, el deporte de los astronautas», explica.

Hace un par de años estuvo con otras cinco personas viviendo diez días en un laboratorio submarino a 15 metros de profundidad en los Cayos de Florida. «Ahí duermes, con aire, y haces buceos de longitud infinita. Puedes estar todo el día, con un casco de metal... no con los buzos antiguos tan aparatosos como los de Tintín, pero hemos hecho experimentos con corales, probar material andando por el suelo como si estuviéramos en la Luna con unos pesos adecuados, experimentos de la fauna... Nos preparamos nosotros y ayudamos a los científicos», explica sin darse importancia.

«Algunas películas de ciencia ficción son como los campos de Oliver y Benji»

 Pedro Duque es consciente de que ha sido inspiración para muchos niños de la década de los 90. «Personalmente nunca pensé que quería ser deportista, tampoco destaqué mucho en deportes y pensaba en ser arquitecto, ingeniero o profesiones que te llamaban la atención como fontanero o albañil. Volar al espacio y volver es una cosa de las que más ilusiona y eso hay que utilizarlo para bien. En el futuro irá más gente, habrá una continuación y se volverá a la luna a la que dejamos de ir. Yo tengo cajas de dibujos que me siguen mandando los niños, que es una cosa preciosa porque así inspiras a la gente. Ellos se ponen a mirar cómo funciona y eso ayuda a sus profesores. A mí me da mucha alegría emocionar a la gente en positivo como los deportistas en general... aunque hay algún otro que tienen un negocio de vender cosas que no están bien».

El ministro, elegido entre 600 candidatos que se presentaron a la convocatoria para ir al espacio y que tuvo una nota media académica de 10, cree que ser deportista profesional puede ser más un objetivo menos alcanzable por un niño. «Puede que el número de la tasa de éxito para llegar a ser deportista sea más pequeño que el de astronauta. El porcentaje de gente que quiere ser futbolista profesional y después se dedica al fútbol y se gana la vida con eso debe ser... ¿1 de cada 100.000? En astronautas somos uno de cada 1.000. Es cierto que ya empiezas con una carrera y un bagaje. Pero ese dato lo uso también para que los niños vean que no es algo que está necesariamente a su alcance el ser futbolista o deportista profesional. Está bien que se esfuercen y vayan a los grupos, que algunos lo consigan es precioso, pero que si ellos comprueban también que si son buenos en matematicas o física podrían apuntar a ser astronautas y lo mismo les sale más fácil (ríe). Porque si no llegas a futbolista profesional y has dedicado todo al fútbol tienes que tener una segunda opción mientras que por otro camino hay otras muchas profesiones si no llegas al tope en las que te puedes desviar. Estudiar en lo que te gusta es muy provechoso y muy divertido. Conocer el por qué de las cosas es lo más divertido».

Tener conocimiento de cómo funcionan las cosas no siempre es placentero. Y es que las tramas de las películas de ciencia ficción le provocan sentimientos distintos. «Hay muchas películas que están hechas con un buen sentido. El agujero negro de Interstellar se parecía un poco y no es casualidad, porque en Interstellar tenían un astrofísico de plantilla, un consejero que les decía cómo debían ser las imágenes. Un agujero negro podría ser así el punto de vista visual, aunque lo que sale ahí no puede pasar aunque las leyes de la física no lo impiden. Por ejemplo, en The Martian hay cosas que están muy bonitas, pero luego hay unos vientos que no podrían tirar ese campamento porque es una atmósfera super tenue... Estos puntos donde el argumento es inverosímil te chafan un poco, sobre todo si eso da lugar a todo lo demás. Es como ver Oliver y Benji, esos campos enormes con cuestas. Hay otras que ya son infumables», ríe.

Duque ha vivido en varios países, como Alemania o Rusia que son muy futboleros aunque él prefiera otros deportes, principalmente los relacionados con el mar. En Rusia la pasión por el fútbol es aún mayor que la de España. Me decían 'hay partido de tal equipo contra el otro' y no me sentía muy cómodo porque el fútbol nunca me ha atraído, aunque sí me acuerdo cuando España ganó a Malta o el Mundial. Ver un partido de baloncesto, si lo pillo, sí que me gusta, pero no soy de los que para de trabajar por ello. No lo suelo hacer« antes de recordar que hay muchas vinculaciones entre el deporte y el espacio».

Ha habido desarrollos cruzados, se ha pensado en utilizar la máquina de vibración que utilizó el equipo de esquí italiano de los 90 porque son útiles para realizar entrenamientos muscular y de ligamentos en poco tiempo mientras que las máquinas de sensores que usamos en el espacio son usadas por deportistas para mejorar ángulos, subida y bajadas del centro de gravedad cuando corren.«Ese argumento permite recordar a Duque que «todas las industrias mejoran con las tecnologías que se usan en el espacio, porque innovando es la única manera de llegar a él».