La marcha de Toni Roldán abre una crisis en un partido muy poco acostumbrado a tener que lidiar con escándalos internos
24 jun 2019 . Actualizado a las 20:01 h.La presión sobre Albert Rivera continúa creciendo de forma exponencial. A las críticas de mandatarios europeos, el expresidente Rajoy, su candidato a la alcaldía de Barcelona, Manuel Valls, y de dirigentes del sector empresarial y bancario, en las últimas horas se han sumado las divisiones internas en un partido que hasta ahora siempre había destacado por cerrar filas en torno a su líder.
El diputado Toni Roldán anunció este lunes su abandono del partido y la renuncia a su escaño descontento por la deriva que ha tomado la formación naranja. En una comparecencia ante los medios este mediodía en el Congreso, el portavoz del área económica en la Cámara Baja se mostró especialmente critico con dos de las líneas maestras dictadas por Rivera: el empecinamiento en mantener el bloqueo sobre Pedro Sánchez y la política de alianzas con Vox para constituir gobiernos municipales y autonómicos a lo largo de todo el país.
«Los costes para España de la estrategia elegida por Ciudadanos son demasiado altos. ¿Cómo vamos a acabar con la dinámica de rojos y azules si nos convertimos en azules? ¿Como vamos a construir un proyecto liberal si no somos capaces de enfrentarnos a la extrema derecha?», lamentó en su intervención en el Congreso de este mediodía. «No me voy porque yo haya cambiado, sino porque Ciudadanos ha cambiado», denunció.
Su marcha abre una vía de agua dentro de la formación naranja que podría incrementarse en los próximos días. Roldán es uno de los dirigentes más cercanos al responsable del área económico y candidato de Cs a las elecciones europeas, Luis Garicano, que recientemente ya mostró sus discrepancias con la dirección nacional al hilo del pucherazo en las primarias de Castilla y León o arropando a Manuel Valls en su decisión de votar a favor de Ada Colau para mantener a los independentistas de ERC alejados de la vara de mando de la Ciudad Condal. Tras la renuncia del portavoz económico, Garicano, la persona que lo convenció para que ingresara en el partido y con el que confeccionó mano a mano el programa económico, declaró a Efe que estaba «muy triste».
A diferencia de los otros tres grandes partidos de la política española, muy acostumbrados a escándalos internos, Ciudadanos apenas ha tenido que lidiar con este tipo de cuestiones. De momento Albert Rivera busca protegerse y prefiere guardar silencio. Tras la reunión de la ejecutiva nacional de este lunes, la encargada de dar la cara y de tratar de responder a las preguntas de la prensa ha sido Inés Arrimadas, que tras «desearle lo mejor», pidió a su excompañero que explicara su voto en la junta directiva tras el 28A en la que la cúpula de Ciudadanos, por unanimidad, decidió vetar a Sánchez. «Tendrá que explicar por qué votó a favor de un criterio con el que no está de acuerdo», le reprochó. La diputada por Barcelona garantizó que Ciudadanos mantendrá su criterio al entender que el electorado les respalda en las urnas.
La semana para la formación naranja no podía comenzar de peor manera, cuando todavía está muy reciente le tirón de orejas desde el Elíseo acusando a Rivera de presumir de un apoyo de Macron que jamás le ha llegado, y la ruptura con Valls tras la toma de posesión de Colau.
Mientras tanto, desde Ferraz continúan aumentando la presión sobre Ciudadanos exigiendo una abstención o un acuerdo que allane la investidura de su candidato, ya que en caso contrario se verán obligados a recurrir a buscar los apoyos de los secesionistas catalanes o Bildu, o bien a forzar una nueva convocatoria electoral.
Rivera buscó con ahínco el sorpasso al PP en las pasadas elecciones del 28A, pero se quedó a una decena de diputados de poder liderar la oposición. El presidente de Ciudadanos está empeñado en fagocitar a los populares y tratar de desprender a su formación la imagen de partido bisagra que arrastra. De ahí que se mantenga firme con el «no es no» a Sánchez. Al menos, de momento.