El Gobierno considera una trampa la invitación de Iglesias a Sánchez para la votación de investidura

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado REDACCIÓN

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Juan Medina | REUTERS

Podemos propone al candidato socialista a que busque la confianza de la Cámara con un bipartito, y en caso de fracasar, rebajará sus pretensiones de entrar en el núcleo del Ejecutivo

03 jul 2019 . Actualizado a las 13:05 h.

Pablo Iglesias mueve ficha. Con el panorama de la investidura estancado, el secretario general de Podemos ha invitado al candidato socialista a que intente recabar la confianza de la Cámara Baja bajo la fórmula de un gobierno de coalición formado por socialistas y morados. En caso de fracasar en esta primera intentona que se llevará a cabo entre el 21 y el 25 de julio, Iglesias rebajaría sus pretensiones de entrar en el núcleo del Ejecutivo y se mostraría dispuesto a allanar su elección como presidente en una segunda votación sin la exigencia de entrar en el Consejo de Ministros. «Si la investidura no sale adelante, nosotros nos comprometemos a revisar nuestra posición», sugiere en una tribuna publicada este miércoles en La Vanguardia.

El líder de Podemos trata de desbaratar una de las coartadas que esgrime Sánchez para rechazar el bipartito, ya que el presidente en funciones considera que al no alcanzar la mayoría absoluta entre las dos formaciones, dicha alianza complicaría mucho su legislatura al encontrarse con el rechazo de otras fuerzas para reunir una mayoría en la Cámara.

«Pedro Sánchez me ha dicho, todas las veces que hemos hablado durante el mes de junio, que apostaría por un gobierno de coalición con nosotros si sus diputados y los nuestros sumaran mayoría absoluta en el Congreso. Pero al no sumar juntos esa mayoría, me decía el presidente, sería casi imposible lograr los apoyos suficientes para sacar adelante la investidura», razona.

Además, el secretario general de Podemos también suaviza su postura en Cataluña, en donde siempre ha defendido la celebración de un referendo pactado de cara a la independencia. Iglesias mantiene «una apuesta por el diálogo» en este territorio, pero garantizando que no tratará de imponer su tesis dentro del Gabinete al asumir «que el liderazgo le corresponderá al partido que ganó claramente las elecciones». «Queremos dejar claro también que asumimos que nuestro peso electoral no permite que nuestras propuestas como espacio político sean líneas rojas», sostiene.

Apenas un par de horas ha tardado Iglesias en encontrar una negativa del Gobierno. A través de una de las personas de peso del Ejecutivo, la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, ha interpretado esta invitación de Podemos como una trampa. «La propuesta final que desarrolla (Iglesias) es: ‘Hagamos lo que yo digo que hay que hacer, y luego ya veremos’», criticó. Montero insistió en la oferta de Sánchez: «Hablar de las políticas y luego establecer la responsabilidad de cada uno».

Iglesias trata de presionar al presidente del Ejecutivo a las puertas de un nuevo encuentro que mantendrán ambos dentro de la ronda de contactos que emprenderá Sánchez a lo largo de la próxima semana y en la que, como en la anterior ocasión, dejará al margen a Vox y a Bildu.

Sánchez volverá a sondear las posiciones del resto de fuerzas parlamentarias. Además de con Iglesias, lo hará de primera mano con el presidente del PP, Pablo Casado. No se verá con Rivera, ya que el líder de Ciudadanos ha rechazado acudir a la cita, al considerarla una «pérdida de tiempo». El secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, será el encargado de capitanear los encuentros con el resto de formaciones. La portavoz del grupo socialista en el Congreso, Adriana Lastra, encabezará las reuniones con los representantes de ERC y de JxCat en la Cámara Baja.

Al igual que en la moción de censura con la que Sánchez desalojó a Rajoy, las fuerzas independentistas catalanas serán clave a la hora de decidir el signo de la votación de investidura, ya que Sánchez necesita su abstención si no quiere recurrir a los herederos de Batasuna.

Hasta el momento el PSOE solo ha logrado cerrar el apoyo del diputado del PRC, que votará a favor del candidato a cambio de importantes inversiones en Cantabria, entre las que destacan un gran impulso para que el AVE llegue a Santander.

El PNV y Compromís también se presumen como potenciales aliados de Sánchez, aunque hasta ahora han rechazado mostrar en público su apoyo, si bien han repetido en varias ocasiones que una repetición electoral en otoño sería un fracaso.

La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, fijó ayer que el debate de investidura arrancará el próximo lunes 22 de julio. El candidato a la presidencia presentará su programa de Gobierno a partir de las 12.00. Tras un receso para la comida, esa misma tarde comenzarán el resto de grupos parlamentarios a fijar su posición por orden de mayor a menor con una primera intervención de un máximo de 30 minutos y una réplica de 10 minutos, por lo que está previsto que la primera votación no empiece hasta el martes 23. En esta primera intentona Sánchez necesita construir una mayoría absoluta, es decir, el apoyo de al menos 176 diputados. Previsiblemente fracasará. El candidato disfrutará de una segunda intentona a las 48 horas, en la que le sería suficiente para salir investido contar con más apoyos que rechazos. De volver a tropezar, comenzaría una nueva ronda del rey con los candidatos con una fecha límite para que el Congreso designe a un jefe del Ejecutivo: 23 de septiembre. En caso de que la Cámara continúe sin cuórum para la elección de un presidente, este día se disolverán las Cortes y se convocarán elecciones para el domingo 10 de noviembre.