Irán apresa un buque británico después de que EE.UU. derribe uno de sus drones
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Teherán anunció la captura del petrolero y negó haber perdido el avión tripulado
20 jul 2019 . Actualizado a las 08:55 h.Estados Unidos ha vuelto a meter presión en el pulso que mantiene con Irán en el golfo pérsico, mientras Teherán ha respondido con un golpe a su aliado, el Reino Unido. El presidente de EE.UU., Donald Trump, informó el jueves de que un buque de la marina estadounidense había derribado un dron iraní en el estrecho de Ormuz. Este anuncio fue desmentido horas después por Teherán, que aseguró que todas sus naves no tripuladas están a salvo.
Es el penúltimo episodio del tira y afloja que mantienen los dos países ante la preocupación internacional sobre la posibilidad de que estalle un conflicto marítimo en la región por la que pasa una quinta parte del petróleo del mundo. El último se produjo horas después, cuando la Guardia Revolucionaria iraní anunció el apresamiento de un petrolero británico, el Stena Impero, en el estrecho de Ormuz. Lo acusa de violar la ley marítima internacional, pero lo cierto es que la operación se produce dos semanas después del abordaje en el estrecho de Gibraltar de un buque iraní, el Grace 1, al que la república islámica había anunciado una respuesta adecuada. También ayer la corte suprema de Gibraltar concedió una extensión de 30 días que permite a las autoridades retener al Grace 1 hasta el 15 de agosto, en lo que Irán calificó de «piratería» británica.
Los detalles sobre el derribo
La información proporcionada por Trump sobre el derribo del dron iraní lo situó volando a unos 914 metros del buque de guerra estadounidense Boxer, en un acción «provocadora y hostil» después de ignorar múltiples llamadas para retirarse. El presidente estadounidense aseguró que el avión no tripulado amenazaba la seguridad de la nave y la tripulación lo destruyó «de inmediato» por medio de un colapso electrónico.
La versión del incidente por parte de Teherán fue muy diferente. «Todos los drones que pertenecen a Irán en el golfo de Persia y en el estrecho de Ormuz regresaron a salvo a sus bases después de sus misiones de identificación y control», dijo Abolfazl Shekarchi, portavoz de alto rango de las fuerzas armadas iraníes, citado por la agencia de noticias local Tasnim, quien calificó el anuncio de «delirante y sin fundamento».
Incluso el viceministro de Exteriores y negociador nuclear iraní, Abbas Araghchi, ironizó sobre la posibilidad de que EE.UU. derribara uno de sus propios drones. Sea cual sea la realidad, el rifirrafe supone un paso adelante en el deterioro de las relaciones entre Washington y Teherán. Las tensiones comenzaron en mayo del 2018 cuando la Casa Blanca decidió abandonar el acuerdo nuclear del 2015 que Irán negoció con las potencias mundiales y volvió a imponer las sanciones sobre la economía iraní.
Por el momento, ambos países han mostrado cierta moderación, pero los líderes mundiales se muestran inquietos ante un posible conflicto directo. La canciller alemana, Angela Merkel, fue la primera en reaccionar para mostrar su preocupación por la situación en la región. «Deberían aprovecharse todas las oportunidades posibles de iniciar un contacto diplomático para evitar una escalada», declaró en Berlín.
Confrontación y diplomacia
Este incidente se produce casi un mes después de que Irán derribara un dron de EE.UU. y el mismo día que Teherán anunció la detención de un petrolero extranjero con 12 tripulantes cerca de sus costas por un presunto «contrabando de combustible».
Trump mantiene la confrontación, mientras que el régimen del ayatolá Alí Jamenéi trata de combinar el desafío con la diplomacia y ha asegurado ante la ONU que están dispuestos a aceptar inspecciones más exhaustivas de su programa nuclear si EE.UU. retira sus sanciones económicas.
Trump minora sus ataques mientras crece la indignación
E. B.
Más de 100 personas recibieron el jueves por la noche en el aeropuerto de Minneapolis a la congresista por Minnesota, Ilhan Omar, entre aplausos y cánticos de «Bienvenida a casa, Ilhan». Fue su respuesta a los ataques racistas lanzados por Donald Trump desde el pasado sábado contra ella y otras tres congresistas demócratas de ascendencia extranjera. Y el contraste a los gritos de «envíala a casa» que los seguidores del presidente lanzaron contra ella el pasado miércoles en Carolina del Norte. Un mantra que se ha convertido en el lema de campaña del presidente. Tras el cálido recibimiento, Omar cogió un megáfono y se dirigió a la multitud. «Vamos a seguir siendo una pesadilla para este presidente», dijo la congresista de origen somalí, quien añadió: «Sus políticas son una pesadilla para nosotros y no nos disuadirá».
Después de esta demostración de apoyo, Trump intentó restar importancia a los cánticos de sus fieles que alimentan las tensiones raciales en el país. «Me parece alucinante cómo los medios de las ‘noticias falsas’ se han vuelto locos con el cántico en mi abarrotado mitin», escribió en Twitter. Unos ataques que comienzan a recibir la condena de los líderes internacionales. La canciller alemana, Angela Merkel, se distanció ayer de Trump y mostró su solidaridad con las congresistas atacadas. «La fuerza de Estados Unidos reposa en el hecho de que gente de diferente [origen] contribuye a la grandeza del país», declaró.