Los costes de unas nuevas elecciones generales, teniendo en cuenta el poco tiempo que ha pasado desde el 28 de abril, serían muy similares, de aproximadamente tres euros por habitante, solo en cuanto a organización. Desglosamos los diferentes conceptos de una factura cuya partida más abultada, sorprendentemente, no tiene que ver con Correos

El 28 de abril se celebraron las decimocuartas elecciones generales. Si un acuerdo de investidura no lo remedia en septiembre, la siguiente convocatoria sería el próximo 10 de noviembre. ¿Qué coste tendríamos que asumir los españoles para votar de nuevo? 

Si echamos un vistazo al dossier que el Ministerio del Interior, ente encargado de organizar unos comicios generales, realizó para las elecciones del 28-A, veremos que el coste fue de casi 139 millones de euros. La cifra supone una media de 2,97 euros por habitante o de 3,76 euros por votante (los electores deben ser mayores de edad). Pese a lo que pueda parecer, el voto a distancia (26 millones) junto con el envío de propaganda electoral (30,5 millones) no supone la partida más abultada del presupuesto electoral. El operador postal, en nuestro caso Correos, recibió 56,5 millones de euros, el 40,66 % del precio total de la convocatoria. Lideran el gasto las administraciones públicas con casi 59 millones, es decir, el 42,31 % del cómputo global. Aquí se incluye, entre otros, el despliegue de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, el de los representantes de la administración o el coste de la oficina del censo electoral. La logística electoral, es decir, organizar las mesas electorales y sufragar las dietas de presidentes y vocales de las mismas, supuso en abril algo más de 14 millones, un 10,14 %. Completó el gasto la difusión del resultado y las telecomunicaciones, 7,91 millones (5,69 %).

MINISTERIO DEL INTERIOR

Súmale ahora las subvenciones que reciben los partidos

A esos 139 millones, tan solo de organización, hay que añadir las subvenciones ligadas a los votos y escaños que recibe cada partido que concurre a la convocatoria. Si echamos un vistazo a la orden que el Ministerio de Hacienda dio para las elecciones del pasado mes de abril, y que puedes consultar en el BOE, son 21.167,64 euros por escaño en el Congreso (los 350 suman 7,4 millones) y en el Senado (los 266 suponen 5,63 millones). La misma cantidad que se estableció para las anteriores generales, tanto de diciembre de 2015 como de junio de 2016. Cada voto en las candidaturas al Congreso supuso en abril 0,81 euros (se contabilizaron más de 26 millones de votos, que superarían en total los 21 millones). En el caso del Senado, la subvención se fijó entonces en 0,32 euros (casi 8,4 millones sumando el total de sufragios). En este aspecto, el más castigado en abril fue el PP tras su batacazo. De los 19 millones que cosechó Rajoy en 2016 pasó a ingresar solo 10,5. 

Además, ambas cámaras conceden a los grupos que se conforman tras los comicios ciertas cantidades. Son, cada mes, 1.900 euros por senador y 1.645 euros por diputado, cifras a las que se añaden 15.200 euros por grupo en el Senado y 28.597 en el Congreso. 

Además, las campañas electorales son caras

No hay elecciones sin campaña, y ésta siempre tiene un coste. Aunque no siempre los partidos políticos hacen públicas las cifras sí existe un límite legal que no se puede sobrepasar: como máximo son 0,37 euros por habitante con derecho a voto en las circunscripciones donde se presente. Teniendo en cuenta el censo, de 36,89 millones de personas, serían a lo sumo, en el caso de fuerzas que como el PSOE o el PP se presentan en todo el territorio nacional, 13,65 millones de euros. Las formaciones pueden pedir un adelanto, que sería del 30% del total de subvención por escaños y votos que recibieron en la anterior convocatoria. Por ejemplo Vox, que recibió 2,6 millones por los escaños y votos obtenidos el 28 de abril podría solicitar hasta 780.000 euros. En el portal de transparencia de la Administración General del Estado pueden consultarse detalladamente todas y cada una de las subvenciones que reciben los partidos para sufragar sus gastos ordinarios, de seguridad y electorales.     

¿Qué podríamos hacer con lo que cuestan unas elecciones generales?

Excluyendo el coste de la subvención que cada mes proporcionan las cámaras, pero sumando los gastos de organización del pasado mes de abril (139 millones), más las subvenciones para sufragar los gastos electorales por número de escaños y votos que recibieron las fuerzas políticas tras la votación (aproximadamente 42,5 millones), un nuevo proceso electoral costaría más de 180 millones de euros a los españoles. 

Podrían comprarse, por ejemplo, 12.000 coches de 15.000 euros o 900 viviendas valoradas en 200.000 euros. Si nos referimos a servicios públicos, podrían realizarse más de 300 trasplantes de corazón o escolarizar durante un año a más de 33.000 alumnos en la enseñanza pública no universitaria; según datos de costes medios publicados por los ministerios de Sanidad y Educación. 

Si en noviembre volvemos a las urnas, 2019 habrá batido todos los récords de gasto electoral en nuestro país. Las dos convocatorias de comicios generales supondrían unos 360 millones de euros. Pero dado que el 26 de mayo también se celebraron europeas, locales y autonómicas en comunidades no históricas, cuyo coste, solo de organización según Interior fue de 172,6 millones, hablamos de más de 500 millones de euros.