Los 130 días de desamor entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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Pedro Sánchez y Pablo Iglesias llevan mucho tiempo mostrándose desprecio y desconfianza mutua
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias llevan mucho tiempo mostrándose desprecio y desconfianza mutua Juan Carlos Hidalgo | EFE

La animadversión histórica entre ambos es la clave de la falta de acuerdo, por encima de cuestiones políticas

07 sep 2019 . Actualizado a las 09:32 h.

La inmensa mayoría de los votantes del PSOE y de Unidas Podemos, y no pocos dirigentes de ambas formaciones, se llevan las manos a la cabeza cuando constatan que cada vez está más cerca la posibilidad de que los dos partidos no lleguen a un acuerdo para formar un Gobierno de izquierdas y de que tengan que jugársela en unas nuevas elecciones en las que la derecha podría dejarlos sin opciones. Como reconocen exdirigentes de ambas formaciones, la clave de esa paradoja no es una incompatibilidad entre el PSOE y Unidas Podemos, sino la animadversión personal entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, que viene de lejos. «Si me preguntan por algo positivo de Pedro Sánchez siempre digo que es muy guapo», dijo Iglesias sobre Sánchez en el 2016. «Pablo Iglesias tiene que salir del armario y decirlo: "Sí, soy comunista"», afirmó Sánchez en el 2015.

Es una larga historia de muestras de desprecio y desconfianza, pero que en estos 130 días transcurridos desde las elecciones generales ha estallado en toda su crudeza. Un desamor entre dos dirigentes con una visión caudillista de la política que en su versión más castiza se resume en una frase: no caben dos gallos en el mismo corral. Cada vez que hay un acercamiento entre ambos partidos, se frustra por sus desavenencias personales.

  28 de abril

Sánchez frena la euforia. Ya en la noche electoral, Sánchez trató de rebajar las expectativas de Iglesias de ser vicepresidente contestando a los gritos de «con Rivera no» de los militantes advirtiendo de no iba a poner «cordones sanitarios», tratando de demostrar así que tenía más opciones. Poco después, Iglesias advertía que el Ejecutivo de coalición era «imprescindible» y que su partido sería «una roca» defendiendo esa opción, sin descartar unas nuevas elecciones. 

7 de mayo

Primer contacto. Sánchez hace un primer gesto de desprecio a Iglesias al convocar una ronda de contactos preliminar en la Moncloa en la que lo recibe después de entrevistarse con los líderes del PP, Pablo Casado, y de Ciudadanos, Albert Rivera, pese a que es el único dispuesto a negociar. 

26 de mayo

Las heridas de la campaña. En la campaña de las autonómicas y municipales, Sánchez e Iglesias se lanzan ataques mutuos. Luego, el socialista aprovecha su victoria y la caída de Unidas Podemos para someter a Iglesias, pero el mal resultado hace que el líder del partido morado se muestre aún más exigente en su reclamación de una coalición. 

11 de junio

Gobierno de cooperación. En el segundo contacto, el 11 de junio, Iglesias constata ya que Sánchez no quiere una coalición. Surge ahí la ambigua expresión de «Gobierno de cooperación», que tapa la profunda discrepancia, de manera que Sánchez pueda defender que se trata de un Ejecutivo monocolor e Iglesias que es equivalente al Gobierno de coalición. 

25 de junio

Acusaciones cruzadas. Sánchez se reúne otra vez con Iglesias en la Moncloa un día después de hacerlo con Casado, al que pide la abstención. Iglesias sale de su reunión acusando a Sánchez de buscar un acuerdo con la derecha y apunta ya a una primera investidura fallida y un posible acuerdo en septiembre. 

12 de julio

«Idiotez» y ruptura. Sánchez se reúne de nuevo con Iglesias el 9 de julio y le plantea que haya ministros «técnicos» cercanos a Podemos, pero que no sean dirigentes del partido. El 12 de julio, Iglesias tacha de «idiotez» la propuesta y convoca a las bases para decidir si debe aceptar o no lo que le plantea Sánchez. 

18 de julio

Sánchez veta a Iglesias. Ante la maniobra de Iglesias, el 15 de julio Sánchez da por rota la negociación. El 18 de julio señala, sin embargo, que el único «escollo» es que Iglesias quiere ser vicepresidente y que él lo veta porque necesita un vicepresidente que defienda la democracia. 

19 de julio

Iglesias admite su veto. Iglesias trata de acorralar a Sánchez al aceptar por sorpresa su veto y exige un acuerdo inmediato para un Gobierno de coalición. 

22 y 23 de julio

Bronca en la investidura. Tras una fracasada negociación in extremis, se llega a la sesión de investidura. Sánchez prácticamente ignora a Podemos en su discurso y en las réplicas se produce un duro enfrentamiento. Iglesias denuncia que se le han ofrecido ministerios «decorativos», advierte que no se dejarán «pisotear» y que Sánchez no será presidente sin ellos, mientras el socialista le acusa de bloquear la investidura junto a la ultraderecha. El fracaso se confirma con la abstención de Podemos el día 23. 

5 de septiembre

Negociación dinamitada. Horas antes de empezar la nueva negociación, Iglesias dice que «el problema es Sánchez». Dos días antes, en la presentación del programa, el líder del PSOE había dicho que no aceptaría «dos Gobiernos en uno» con Iglesias.