La pesca europea trata de relajar el veto a las ayudas previsto para el 2020

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

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PEPA LOSADA

Apoya la retirada de las que alientan la sobrepesca, pero no la de la bonificación al gasoil

14 sep 2019 . Actualizado a las 10:29 h.

Hay ayudas y ayudas. No es lo mismo, a juicio del sector pesquero, inyectar dinero público en iniciativas que alientan la pesca sostenible o introducen mejoras que incentivan la selectividad de las artes, que subvencionar prácticas que lo que hacen es servir de resorte a la pesca ilegal, no regulada y no reglamentada (IUU). Así lo trasladó Daniel Voces, director general de Europêche, la patronal pesquera europea, en el Encuentro de Alto Nivel sobre Comercio, Cambio Climático y Economía de los Océanos que organizó Naciones Unidas (ONU) en Ginebra. Un foro en el que se trató de poner peros a ese coro de cada vez más voces que claman por eliminar todas las ayudas a la pesca. Todas, sin distinción.

No es ese el objetivo de las negociaciones que se desarrollan al abrigo de la OMC (Organización Mundial de Comercio), que se ha marcado para el año que viene, el 2020, como tope para la concesión de subsidios a la actividad pesquera. Pero no para el grueso de las ayudas, sino solo para aquellas que puedan contribuir a la pesca ilegal y las que favorecen la sobrecapacidad de la flota o la sobrepesca. Un veto que los armadores europeos apoyan y así lo dejaron claro en Ginebra. Pero al mismo tiempo no perdieron la oportunidad de tratar de relajar esa tendencia a la generalización a la que son proclives muchos Gobiernos, que apuestan por eliminar cualquier inyección de dinero público al sector, tanto las que se dirigen a modernizar los barcos, a garantizar la seguridad de las tripulaciones, a atraer mano de obra juvenil, a mejorar la eficiencia energética como las que se destinan a bonificar el combustible pesquero.

Y eso, al entender de Europêche, tendría efectos colaterales perniciosos. En el caso del gasoil, por ejemplo, este puede llegar a suponer el 40 % de los costes de explotación en la pesca y, si se eliminan las exenciones fiscales al combustible, históricas en la navegación aérea y marítima a nivel mundial -la UE lo aplica a la pesca en aguas territoriales-, podría producirse «un desequilibrio entre territorios, ya que los barcos de larga distancia pueden recargar sus tanques en puertos con tarifas más bajas». Otra consecuencia sería una «subida de los precios de los productos pesqueros para el consumidor final, así como una bajada de la rentabilidad de las empresas de pesca, con especial incidencia en la actividad artesanal dentro de aguas territoriales», expuso el representante de Europêche.

Competencia

Voces aludió también a las diferencias que existen entre flotas. Y es que, «mientras que las políticas de financiación de la UE están orientadas hacia la mejora de la sostenibilidad y la investigación, los países asiáticos están utilizando el dinero para aumentar exponencialmente sus flotas y subsidiar sus costes operativos». Si a eso se añade que la UE es el mercado de productos pesqueros más grande y apetitoso del mundo, tanto para la flota comunitaria como para la asiática, y que la primera está obligada a cumplir con los más altos estándares sociales y medioambientales, los buques europeos no salen muy bien parados en esa competición por colocar sus productos pesqueros allí donde más demanda. Por tanto, también en el campo de las ayudas es importante «establecer unas reglas de juego comunes para todos los operadores».