Greta Thunberg, al borde de las lágrimas: «Me han robado mi infancia... ¡Cómo se atreven!»

La Voz REDACCIÓN

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Carlo Allegri | reuters

La joven activista muestra su rabia e indignación contra el cambio climático y alerta sobre la deriva medioambiental del planeta en una comparecencia en la sede de Naciones Unidas: «Estamos a las puertas de una extinción masiva»

01 nov 2019 . Actualizado a las 19:52 h.

«Triste y enfadada», la adolescente activista climática Greta Thunberg impactó este lunes con toda la rabia de un meteorito en la sede de Naciones Unidas para recriminar a los líderes mundiales su inacción para revertir la crisis climática y para decirles que los jóvenes sí van a actuar.

Inmediatamente después de su intervención, junto a otros quince niños y jóvenes de distintos países, presentó una queja oficial ante el Comité de Naciones Unidas para los Derechos del Niño, para protestar por la falta de acción de los gobiernos ante el calentamiento global, según recoge la agencia EFE.

Después de que la órbita de la adolescente sueca se hubiera aproximado en otras tres ocasiones a la sede de la ONU hoy ha hablado con toda su fuerza frente a decenas de jefes de Estado y de Gobierno. «Se están muriendo los ecosistemas, estamos a las puertas de una extinción masiva», dijo la activista sueca de 16 años, que acusó a los líderes mundiales de mirar para otro lado o pensar únicamente en el dinero.

«Me han robado mis sueños, mi infancia con sus palabras vacías», aseguró antes de agregar: «sin embargo, tengo suerte, porque (a diferencia de ella) son muchos los que sufren, los que están muriendo» por culpa del calentamiento global. La joven activista, que ha inspirado a millones de jóvenes a lo largo y ancho del mundo, insistió en que desde hace más de treinta años «los datos científicos son clarísimos» sobre la crisis climática y sus consecuencias devastadoras.

«Cómo se atreven a mirar para otro lado, a venir aquí a decir que están haciendo suficiente. Dicen que nos escuchan, que entienden la urgencia pero (...) si realmente entendieran la situación no estarían sin hacer nada», dijo antes de apuntar irónicamente: «No quiero creer que no actúan por maldad».

Greta aseguró que la propuesta de reducir la emisiones contaminantes a la mitad para evitar que la temperatura del planeta aumente por encima de 1,5 ºC, no es lo suficientemente ambiciosa. «No es aceptable para nosotros, porque somos lo que vamos a tener que vivir con estas consecuencias», dijo antes de subrayar: «Nos están fallando a los jóvenes, pero los jóvenes están entendiendo la magnitud de su traición. (...) Las nuevas generaciones están pendientes de ustedes y si nos fallan nunca se lo perdonaremos».

La canciller alemana, Angela Merkel; el presidente francés, Emmanuel Macron; o el indio, Narendra Modi la escuchaban. Pero el gran ausente era el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que se pasó unos momentos por la reunión, pero después del discurso de Greta.

«Estamos muy lejos de estar a la altura», reconoció Macron en su intervención de hoy tras escuchar «emocionado» los discursos de Greta y otros dos jóvenes activistas. «No estamos reaccionando lo suficientemente rápido» agregó antes de concluir que escuchaba y tomaba nota de sus palabras.

Nadie se podía creer hace un año que una joven adolescente con Asperger, que en el verano de 2018 comenzó sola una huelga cada viernes delante del Parlamento sueco para reclamar medidas más efectivas contra el cambio climático, pudiera estar hoy en la sede de Naciones Unidas recriminando a los dirigentes mundiales su inacción.Era el comienzo de los «Viernes para el Futuro», una acción que cientos de jóvenes emularon en todo el mundo, ante edificios y sedes políticas emblemáticas.

El meteorito Greta, que hoy se presentó «enfadada y triste», con coleta y una blusa rosa ante los dirigentes, desembarcó en Nueva York entre vítores de apoyo y aplausos de otros activistas el pasado el pasado 28 de agosto. Llegó a la ciudad de los rascacielos después de dos semanas de travesía por el océano Atlántico a bordo de un velero que no se propulsaba con combustibles fósiles y, desde entonces, su mensaje no ha dejado de crecer y atraer adeptos, tanto en Nueva York y Washington como en todo el planeta, como se pudo ver el pasado viernes en la huelga mundial por el clima que movilizó a millones de jóvenes.

Su primera órbita aproximándose a la sede de Naciones Unidas ocurrió el 30 de agosto cuando se unió a las protestas de los «Viernes para el Futuro» que la norteamericana Alexandria Villaseñor había empezado frente a la sede de la ONU en Nueva York. Su presencia atrajo a cientos de estudiantes y la entonces presidenta de la Asamblea General, María Fernanda Espinosa, recibió a Greta, quien le expresó su deseo de que la cumbre de hoy fuera un «punto de inflexión y que la gente se de cuenta de lo que realmente ha pasado».Rozó tímidamente la ONU una vez más, en una protesta al viernes siguiente, antes de desembarcar en Washington donde también sirvió de polo de atracción del activismo climático de los jóvenes, protestó ante la Casa Blanca y sacó los colores a los miembros del Congreso de Estados Unidos, criticando una vez más la falta de acción de los políticos.

Su último acercamiento a las Naciones Unidas, antes del discurso de hoy, ocurrió el sábado, en el marco de la reunión del Clima de los jóvenes en el que se limitó a decir que la jornada de protestas contra el calentamiento global del viernes, que convocó a millones de estudiantes, demostraban que los jóvenes están unidos y son «imparables».

«Se están muriendo los ecosistemas, estamos a las puertas de una extinción masiva», dijo hoy la joven ante los líderes mundiales antes de acusarles de mirar para otro lado o pensar únicamente en el dinero. «Cómo se atreven a mirar para otro lado, a venir aquí a decir que están haciendo suficiente. Dicen que nos escuchan, que entienden la urgencia pero (...) si realmente entendieran la situación no estarían sin hacer nada», dijo antes de apuntar irónicamente: «No quiero creer que no actúan por maldad».

Queja ante el Comité de Derechos del Niño de la ONU

Un grupo de 16 niños liderados por Greta Thunberg y la estadounidense Alexandria Villaseñor presentaron este lunes una histórica queja ante el Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas para protestas por pasividad de los gobiernos de todo el mundo ante el cambio climático. Los firmantes son niños de entre 8 y 17 años de edad procedentes de Alemania, Argentina, Brasil, Estados Unidos, Francia, India, Islas Marshall, Nigeria, Palaos, Sudáfrica, Suecia y Túnez que están representados por el bufete de abogados Hausfeld LLP y la organización ecologista Earthjustice.

Han acudido al Tercer Protocolo Opcional de la Convención sobre los Derechos del Niños, un mecanismo voluntario que permite a niños --o adultos en su nombre-- pedir ayuda directamente a la ONU si un Estado miembro no pone solución a una violación de derechos, según informa UNICEF. En su caso, alegan que el fracaso de los países parte en la lucha contra el cambio climático es una violación de los derechos de la infancia y piden al Comité que les ordene adoptar medidas concretas para proteger a los niños de sus devastadores efectos. «El cambio debe producirse ahora si queremos evitar las peores consecuencias. La crisis climática no es solo el clima. Implica también falta de alimentos y falta de agua, lugares inhabitables y refugiados debido a ello. Es aterrador», ha sostenido Thunberg, de 16 años.

La 'número dos' de UNICEF, Charlotte Petri Gornitzka, les ha expresado su apoyo a esta queja formal coincidiendo en que «el cambio climático afectará a cada uno» de estos niños. «Hace treinta años, los líderes mundiales hicieron una promesa histórica a los niños del mundo al firmar la Convención (...). Hoy, los niños del mundo quieren que el mundo se responsabilice de ese compromiso», ha indicado. La Convención, aprobada el 20 de noviembre de 1989, recoge los derechos civiles, económicos, sociales, políticos y culturales de los niños, sin discriminación de ningún tipo. Es el tratado de Derechos Humanos más ratificado de la historia. Las quejas por violaciones de la Convención recaen en el Comité, formado por expertos internacionales en la materia, que puede ordenar una investigación al respecto y hacer recomendaciones a los estados miembro para corregirlas.