El líder del PSOE minimiza el impacto de Más País sobre sus expectativas para el 10N

Paula de las Heras COLPISA

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El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez y su mujer, Begoña Gómez, a su llegada al acto Goalkeepers de la Fundación Bill y Melinda Gates, en Nueva York (EE.UU)
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez y su mujer, Begoña Gómez, a su llegada al acto Goalkeepers de la Fundación Bill y Melinda Gates, en Nueva York (EE.UU) Moncloa

Aduce que el problema es de Podemos y que él apuesta por ofrecer una respuesta «progresista pero no aventurera» a los retos de España

26 sep 2019 . Actualizado a las 10:52 h.

Alabó a Íñigo Errejón por su carácter pactista hace unos días, cuando su posible irrupción en la contienda electoral del 10 de noviembre era solo una posibilidad, pero el miércoles Pedro Sánchez se mostró más prudente. El líder del PSOE argumentó -durante una comparecencia en Nueva York, donde se encuentra esta semana- que el salto del que fuera número dos de Pablo Iglesias a la política nacional solo supone «una recomposición del espacio a la izquierda del PSOE que representaron Podemos y sus confluencias» y se esforzó por trasladar la idea de que el asunto no le concierne.

En su partido no todos lo tienen tan claro. Algunos recuerdan que en las pasadas elecciones del 26 de mayo, en las que Errejón y Manuela Carmena concurrieron en tándem para la comunidad y el ayuntamiento respectivamente, Más Madrid mordió fundamentalmente a Podemos pero también arrastró a antiguos votantes socialistas, en una proporción de aproximadamente dos tercios y un tercio.

De momento, son cautos porque aún ni siquiera se sabe con seguridad cuáles serán las circunscripciones en las que se presentará el nuevo partido, pero sí muestran cierta prevención ante la posibilidad de que su presencia distorsione la campaña del PSOE destinada a captar el voto útil a su izquierda y a su derecha.

El mensaje oficial, sin embargo, va por otros derroteros. Lo que en sus intervenciones intentan trasladar desde hace días los dirigentes socialistas es que Errejón es un problema solo para Iglesias porque ellos representan otra cosa: «una izquierda constitucionalista, moderada, positiva, constructiva y que quiere dar una respuesta progresista pero no aventurera -subrayó Sánchez- a muchos de los problemas que tenemos como sociedad».

En Ferraz llevan meses convencidos de que el giro de Ciudadanos a la derecha ha dejado un hueco en el centro que solo ellos pueden llenar. Ese fue precisamente su objetivo en los comicios del 28 de abril, en los que aspiraban a alcanzar el 30 % de voto, pero no lo lograron. Se quedaron en el 28,9%. Ahora, Sánchez ve en la repetición electoral una segunda oportunidad. «En todas las elecciones estamos convocados a responder una pregunta y el 10 de noviembre los ciudadanos tienen que pronunciarse sobre si quieren un gobierno fuerte y estable para responde retos propios del país y a los globales; solo una fuerza puede garantizar progresismo, estabilidad y coherencia», reiteró.

Precampaña intensa

El secretario general del PSOE empezará a machacar esta idea cada día a partir de este sábado hasta el 10 de noviembre. A pesar de que, oficialmente, la campaña electoral solo durará una semana, del 1 al 8 de ese mismo mes, su intención es celebrar prácticamente un acto de partido diario, como hizo en la anterior precampaña. Este sábado pronunciará un discurso ante el Comité Federal, el máximo órgano de decisión entre congresos, que no se reúne desde mayo, y el domingo participará en la Fiesta de la Rosa del PSC en Gavà (Barcelona).

En la dirección del partido confirman que ya se están cerrando mítines en Valencia, Asturias, Extremadura, Galicia y el País Vasco. Una vez más, para justificar sus desplazamientos, organizará actos institucionales de Gobierno por la mañana en los lugares elegidos por la organización socialista y por la tarde-noche se dedicará a la propaganda electoral.