Pablo Iglesias, sobre Amancio Ortega: «España no es una república bananera que dependa de que un señorito venga dando cosas»

Alberto Lorenzo REDACCIÓN / LA VOZ

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La visita del líder de Podemos a «El Hormiguero» dejó momentos polémicos, como cuando Pablo Motos le preguntó por sus familiares con cáncer y él contó que su padre tuvo uno de pulmón: «Limosnas nada, sanidad pública», reiteró en un nuevo ataque al dueño de Inditex

04 nov 2019 . Actualizado a las 11:34 h.

Igual que ocurriera en las pasadas elecciones municipales, Unidas Podemos ha vuelto a sacar la figura de Amancio Ortega en campaña. En su intervención del jueves en el programa El Hormiguero, Pablo Iglesias hizo declaraciones en una línea similar a las que ya había hecho en mayo. Si entonces decía en los mítines cosas como «no se puede consentir que la salud de nuestros hijos o de nuestros padres dependan de la salud de un multimillonario» y «una democracia digna no acepta limosnas de millonarios», el jueves empleó el mismo tono crítico en televisión: «España no es una república bananera ni una dictadura que dependa de que un señorito venga dando cosas», dijo.

Cuando el presentador del programa, Pablo Motos, le recordó que gracias a esas donaciones Madrid iba a tener 18 equipos de alta tecnología, Iglesias expuso su punto de vista: «Es como si vas a cenar y decides que no vas a pagar la factura, pero que vas a dar diez euros en propina para tener contento al camarero. Pues Amancio Ortega no paga los impuestos como el resto. Utiliza mecanismos legales, pero injustos. El año pasado facturó 1.600 millones de euros en dividendos y solo pagó un 5 % de impuestos. 80 millones, cuando cualquier ciudadano hubiera pagado unos 320-340 por esa cantidad».

Iglesias apeló a casos de su familia para refrendar su postura: «A mi padre le operaron hace tres años de un cáncer de pulmón y mi suegro murió de cáncer. No entiendo que mi padre tenga que mendigar a un rico que done un aparato, en lugar de las instituciones públicas. Y he vivido en mi familia lo que significa el cáncer. Me parece bien que los ricos paguen impuestos, por lo que me parece un escándalo que si Amancio gana 1.600 millones, solo pague un 5 % de impuestos».

Críticas que se repiten

Las críticas a Ortega no son nuevas en la órbita de Podemos. La candidata a la presidencia de la Comunidad de Madrid, Isa Serra, decía en mayo: «La sanidad pública no puede aceptar donaciones de millonarios como Amancio Ortega». Un mes después, sería Pablo Echenique quien retomaría la línea: «Con una mano, donaciones graciables a la sanidad pública. Con la otra, entramado de empresas pantalla para evadir impuestos y socavar así los ingresos del Estado que mantienen la sanidad pública», señaló en su cuenta de Twitter.

En Galicia, entre los partidos afines a Podemos, también se produjeron reproches. El exalcalde de Ferrol Jorge Suárez acusó a Ortega de esconderse «baixo fórmulas artificiais como as sicavs».

Las donaciones, práctica habitual en los países desarrollados

En mayo, cuando la polémica de las donaciones hechas por la Fundación Amancio Ortega a la sanidad española volvió a aflorar, la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR) y la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátrica (SEHOP) dieron un paso adelante. Primero, defendiendo el caso concreto de Ortega: «Han venido a resolver un problema grave de la sanidad española, especialmente para el diagnóstico y el tratamiento del cáncer». Y segundo, recordando que «las donaciones constituyen una práctica habitual en los países occidentales más avanzados».

El ejemplo más claro es Estados Unidos, en donde la filantropía asociada a las grandes fortunas es una tradición totalmente asentada. Por ejemplo, según el Instituto Giving USA, en el año 2017 se registraron 410.000 millones de dólares donados. Algunos de los grandes donantes son figuras muy conocidas y con una acción benéfica muy delimitada. El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, dirige sus donaciones al fomento de la igualdad. Jeff Bezos, director ejecutivo de Amazon, se preocupa por la educación en las zonas más desfavorecidas. Y Bill Gates, confundador de Microsoft, persigue la erradicación del hambre

En Estados Unidos los impuestos son mucho más bajos que en Europa, lo que favorece este tipo de referentes que centran sus esfuerzos en las causas que consideran más adecuadas. Sin embargo, es en Europa donde más instituciones de carácter filantrópico existen. Un caso muy destacado tuvo lugar en verano, cuando la catedral de Notre Dame ardía. Algunas de las más grandes fortunas de Francia dieron un paseo adelante y anunciaron donaciones millonarias. Las familias Arnault y Pinault, por ejemplo, se comprometieron con 200 y 100 millones de euros cada una.

La Asociación Española de Fundaciones pedía el pasado verano un cambio de mentalidad entre los críticos con las donaciones. El director de la entidad lamentaba que no existiera en España «la cultura de filantropía como hay en otros países». Por este motivo decía que había que trabajar precisamente en que «haya una cultura para que lo que se vea mal sea no donar».

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