La movilización de Vox y de Unidas Podemos sacude el final de la campaña

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo BAreño MADRID / LA VOZ

ACTUALIDAD

José Manuel Vidal | efe

El auge de Abascal activa a los de Iglesias y siembra dudas en la estrategia de PSOE y PP

08 nov 2019 . Actualizado a las 10:08 h.

A solo dos días de las elecciones generales, la incertidumbre sobre el resultado es quizá la mayor desde que fueron convocaron los comicios. Hasta ahora, los sondeos se movían en una dinámica en la que el PP experimentaba un fuerte crecimiento a costa de un desplome de Ciudadanos. Y el PSOE, pese a su estancamiento, mantenía con holgura la victoria, mientras Unidas Podemos estaba por debajo de su resultado del 28A. Los movimientos mínimos hacia arriba o hacia abajo en esos bloques eran los que movían la tarta y las posibilidades de que el PSOE llegara a formar Gobierno. Pero con lo que nadie contaba es con que en el último tramo de la campaña se produjera un despegue imparable de Vox que implica un movimiento de escaños que puede descuadrar todos los cálculos.

Los últimos sondeos publicados en el plazo que marca la ley apuntaban ya a que Vox podría llegar a duplicar sus actuales 24 diputados, lo que llevaba a plantear horquillas muy amplias para adjudicar escaños al resto de partidos. Pero la alarma en los centros demoscópicos y los cuarteles del PSOE y el PP ha saltado al comprobar que el debate ha supuesto un formidable escaparate para Santiago Abascal, a quien muchos sondeos dan como ganador del mismo, y que puede elevar los resultados de Vox hasta modificar la adjudicación de escaños en muchas provincias en las que socialistas y populares creían tenerlos ya consolidados. 

El Rubicón del debate electoral

El ascenso tan alto en las expectativas de un partido en tan poco tiempo y tan cerca de las elecciones no tiene precedentes, salvo en las del 2004, marcadas por los atentados del 11M, por lo que su incidencia en los resultados es imprevisible, máxime cuando ya no se pueden publicar sondeos. El PSOE había fijado el Rubicón en el debate. Si Sánchez lo superaba sin males mayores, los 123 escaños se consideraban garantizados y el horizonte más optimista rayaba los 140. Y el PP veía en la contienda la oportunidad de superar la barrera psicológica de los cien diputados, a partir de la cual todo se considera posible.

Sánchez y Casado comprueban ahora que ignorar a Abascal fue un error, porque fue el único que colocó sus mensajes sin actuar a la defensiva. Y el auge de Abascal lleva aparejada una movilización del electorado de Unidas Podemos, que es en donde más cala el discurso del miedo a la ultraderecha. A 72 horas de las elecciones, los electorados de Vox y de Unidas Podemos son claramente los más movilizados. En el caso de los de Abascal, no solo por la buenas expectativas, sino porque su estrategia de centrar su mensaje en Cataluña y en la abolición de las autonomías, dejando en segundo plano los ataques a la ley de violencia machista, puede calar en espectros sociales no necesariamente de derecha. En Unidas Podemos, porque Iglesias es el que mejor explota el fantasma del neofranquismo.

En el PSOE, la movilización sigue sin despegar definitivamente y los últimos graves errores de Sánchez al no descartar taxativamente un acuerdo con los independentistas y al afirmar que la Fiscalía está a las órdenes del Gobierno, aunque ayer rectificó, no ayudan a movilizarlo. Y en el PP, aunque hay movilización, el riesgo es un corrimiento hacia Vox. Oficialmente, las teorías son opuestas. En el PSOE estiman que el despegue de Abascal cierra la puerta al PP y lo ancla por debajo de los 90 escaños. En Génova consideran que Vox crece más bien a costa de laminar a Ciudadanos, en especial en provincias pequeñas, pero no al PP. Y que Unidas Podemos puede subir en estos tres días y hacer perder escaños al PSOE. Algo que tendría un efecto de suma y no de resta para la derecha y que igualaría la contienda.

El resultado es imprevisible ya que no hay precedentes de un auge tan repentino como el de Vox