Estado de emergencia en Australia por los incendios forestales que se acercan a Sídney

La Voz REDACCIÓN

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Al menos tres personas han muerto y unas cien han resultado heridas, entre ellos 20 bomberos. Los fuegos ya han calcinado unos 200 edificios

12 nov 2019 . Actualizado a las 12:28 h.

Las autoridades de Australia han declarado el estado de emergencia en varias zonas del este del país por los incendios forestales activos desde la semana pasada y que desde este martes afectan a la periferia de Sídney.

Al menos tres personas han muerto y unas cien han resultado heridas, entre ellos 20 bomberos, por los fuegos, que han calcinado unos 200 edificios.

El Servicio Rural de Bomberos indicó este martes que permanecen activos 85 focos, más de la mitad fuera de control y al menos 14 de ellos en nivel de emergencia, informa Efe.

Unos 3.000 efectivos combaten las llamas en una jornada con condiciones «catastróficas», en la que se prevé que las temperaturas alcancen los 37 grados y rachas de viento de hasta 65 kilómetros por hora.

«El comportamiento de las llamas en el frente de los incendios forestales está siendo fortalecido por los vientos cálidos y secos», apuntó el comisionado del Servicio Rural de Bomberos, Shane Fitzsimmons, al alertar de que las peores condiciones se esperan en la tarde-noche. 

Una española, en primera línea de feroces incendios forestales de Australia

El fuego que arrasó este fin de semana parte de la localidad costera de Johns River se podía ver desde la granja de la española Ana Martín, quien ahora se refugia en casa de unos amigos, mientras los incendios forestales que se han cobrado ya la vida de tres personas continúan azotando el este de Australia.

Una de las víctimas mortales, que pereció al no poder escapar de las llamas que devoraron su vivienda, era una vecina de la misma población y a quien Martín conocía. En Johns River, con unos 320 habitantes y situada a unos 275 kilómetros al norte de Sídney, aún humea la tierra después de que las llamas arrasaran el viernes todo lo que se interpuso a su paso.

El terreno calcinado jalona la autovía que recorre la costa en dirección a la localidad, entre un olor a chamuscado y denso humo que todavía dificulta la respiración. «Nuestra casa tiene un poco de elevación y veíamos cómo se movía el fuego e íbamos avisando a los vecinos (...) Ves como avanzan (las llamas) y ves a los bomberos intentando controlarlas, pero (el fuego) se va escapando», rememora a Efe la española, natural de Bilbao.

Hace tres años, Martín se mudó a esta propiedad rural de Johns River junto a su marido, el alemán Sven Stephan, donde se dedican a la apicultura. Para acceder a su propiedad hay que recorrer un camino sin asfaltar, rodeado de vegetación y pantanos, aunque estos permanecen este año secos debido a la fuerte sequía que afecta al país.

«Aquí normalmente caen 1.800 milímetros de agua y este invierno no hemos tenido ni 300», lamenta Martín al reclamar a los políticos medidas contra los efectos del cambio climático. Ante estas condiciones de sequía, los vientos desplazan las brasas y para cuando los bomberos se quieren dar cuenta ha prendido otro incendio, comenta la bilbaína, quien vive en Australia desde hace un cuarto de siglo.

Cuando la situación se recrudece «te dices, es hora de meterte en el coche» y conducir hasta un lugar más seguro, comenta.

Las brasas continúan humeando y todavía se pueden encontrar pequeñas fogatas en las cercanías del pueblo, por lo que Ana Martín y su marido optaron por refugiarse de manera temporal en casa de unos amigos.

«Cuando es de día por lo menos puedes ver por dónde viene el viento o el humo, pero las noches que hemos pasado en casa no hemos dormido nada», confiesa Martín, quien ha visitado su vivienda para constatar que no se ha quemado y que sus perros y abejas están a salvo.

Un terreno arrasado del tamaño de Almería

Desde principios de año los fuegos han calcinado más de 9.000 kilómetros cuadrados de terreno, un área superior a la superficie de la provincia de Almería. Unos 85 focos continúan ardiendo desde la semana pasada, al menos 47 de ellos todavía fuera de control, en los estados orientales de Nueva Gales del Sur y Queensland.

Las llamas han devorado ya 200 edificios y unas cien personas han resultado heridas, entre ellos 20 bomberos. Más de 3.000 bomberos, con la ayuda de voluntarios y 60 aeronaves cargadas de agua, combaten los incendios a lo largo de una franja de 1.000 kilómetros de longitud en la costa este de Australia.

La temporada de incendios en Australia varía según la zona y las condiciones meteorológicas aunque generalmente se registran en el verano austral (entre los meses de diciembre a marzo). En los últimos años, los incendios forestales en Australia -que este año también ha sufrido una fuerte sequía- han aumentado en intensidad y los expertos vinculan esta virulencia a los efectos del cambio climático.

«El año pasado tuvimos de 46 a 47 grados con unos vientos increíbles. Si este fuego pasa ese día, olvídate», subraya la española. Los peores incendios vividos en el país oceánico en las últimas décadas ocurrieron a principios de febrero de 2009 en el estado de Victoria (sureste) y causaron 173 muertos y 414 heridos, y quemaron una superficie de 4.500 kilómetros cuadrados.