Sánchez justifica su acuerdo con Iglesias porque es el único capaz de frenar «el auge de la ultraderecha»

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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Reuters | Sergio Perez

Envía una carta a los militantes del PSOE para que aprueben un pacto con Unidas Podemos que considerá «imprescindible» para superar el bloqueo y en la que no menciona a Cataluña

16 nov 2019 . Actualizado a las 13:17 h.

«El acuerdo ha sido posible cuando una y otra parte nos hemos convencido plenamente». El líder del PSOE, Pedro Sánchez, justifica así en una carta a los militantes socialistas el giro de su posición desde la negativa a un Ejecutivo de coalición a la firma del preacuerdo de Gobierno con Unidas Podemos. En la misiva, reclama a las bases del partido que aprueben esa propuesta de acuerdo con el partido de Pablo Iglesias que considera «imprescindible» porque era «el único capaz de romper el ciclo interminable de elecciones y bloqueos sucesivos» y de hacer frente al «auge de la ultraderecha». En la carta no se refiere en ningún momento a la situación en Cataluña ni al imprescindible apoyo o la abstención de ERC en la investidura para que ese acuerdo de Gobierno salga adelante. La consulta a la militancia para formar cualquier coalición es una exigencia que figura en los estatutos del PSOE. Este lunes, la ejecutiva socialista decidirá cuál es la pregunta que se someterá al criterio de los afiliados el próximo 23 de noviembre.

Como argumentos para ganarse el apoyo de la militancia, el líder del PSOE señala que «por quinta vez en seis meses» han sido la fuerza más votada, en referencia a las generales del 28 de abril; las municipales, autonómicas y europeas del 26 de mayo y las generales del pasado domingo. Eso demuestra, a su juicio, que el PSOE es «la esperanza progresista para millones de personas que contemplan con preocupación el auge de una ultraderecha fortalecida por unas derechas que se acobardan ante sus mensajes de odio y que se abrazaron a ella en Gobiernos autonómicos y municipales cada vez más retrógrados».

Pero la petición de Sánchez va más allá de su investidura, en la que necesitará sumar al apoyo de Unidas Podemos el de otros muchos partidos y la abstención de los independentistas de ERC. Según afirma, «no basta con superar la sesión de investidura», sino que hay que «ensanchar» para que el futuro Gobierno pueda contar con una mayoría sólida durante toda la legislatura. Por eso, explica que a partir de ahora apelará al resto de fuerzas parlamentarias, especialmente a aquellas que «comparten los valores de progreso», para que contribuyan a «buscar soluciones donde otros se empeñan en poner obstáculos».

A diferencia de lo que ocurrió en julio, cuando rechazó la entrada de Pablo Iglesias en su Gobierno, Sánchez afirma que «ahora, ambos tenemos las garantías que necesitábamos». Explica que para Unidas Podemos era «crucial participar en el Consejo de Ministros», mientras que para el PSOE «era condición indispensable garantizar un único gobierno cohesionado, basado en la lealtad y la solidaridad gubernamental», y especialmente en «los asuntos económicos y territoriales capitales». Todos esos objetivos se han cumplido, según su criterio, en el preacuerdo que ha firmado con Iglesias, que fue refrendado por un abrazo entre ambos dirigentes.

Recuerda Sánchez que en las pasadas elecciones el PSOE fue el más votado «en diez de las diecisiete comunidades autonomías» y ha obtenido representación parlamentaria «en las 50 circunscripciones provinciales, un logro inimaginable para las restantes fuerzas políticas». Aunque en la misiva en la que pide al apoyo de la militancia no concreta ninguna posible decisión de su futuro Ejecutivo, señala que será «un gobierno progresista, un gobierno socialista, que no se conforma con administrar lo existente» porque tiene «metas mucho más ambiciosas, como mejorar la vida de las mayorías y construir un país más justo y solidario».

El pasado mes de julio, Sánchez envió otra carta a los militantes en la que anunciaba que presentaría una «propuesta a Unidas Podemos para alcanzar un acuerdo de carácter programático vinculado con la sociedad civil». Su modelo entonces, a diferencia de ahora, era el de «experiencias próximas en la distancia, como la de Portugal, o en el tiempo, como la de Dinamarca». «En ambos países gobiernan partidos socialdemócratas como fuerzas más votadas. Pero contando con el apoyo externo de fuerzas progresistas que garantizan no solo la estabilidad política, sino también el cumplimiento de un programa de gobierno consensuado desde la izquierda».