La Manada, otra vez en el banquillo

Celia Cuerdo COLPISA / SEVILLA

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Cuatro de los jóvenes se enfrentan a otros siete años de prisión por abuso sexual y delito contra la intimidad por el caso de Pozoblanco

17 nov 2019 . Actualizado a las 17:47 h.

La Manada vuelve al banquillo. No al completo. Cuatro de sus integrantes. Porque cuatro de los hombres que fueron condenados por el Supremo por un delito de violación continuada a una joven durante los sanfermines del 2016 en Pamplona se sentarán esta semana en el banquillo por otro caso, el de Pozoblanco. La Fiscalía pide para ellos siete años de prisión por los delitos de abuso sexual y contra la intimidad de una mujer de 21 años de esta localidad cordobesa a la que manosearon y grabaron con un móvil en mayo del 2016, difundiendo posteriormente las imágenes sin autorización de la víctima.

La defensa pide la absolución, porque considera que las imágenes «son humillantes, pero no sexuales» y reclama además la anulación de la prueba de cargo, el vídeo, al entender que se obtuvo de forma ilícita, ya que fue descubierto al revisar los teléfonos móviles cuando fueron detenidos meses después para investigar el ataque denunciado en la capital navarra.

Los cuatro encausados, José Angel Prenda, Antonio Manuel Guerrero, Alfonso Jesús Cabezuelo y Jesús Escudero están prisión desde el pasado verano, en cumplimiento de la sentencia del Tribunal Supremo que amplió la condena de 9 a 15 años al considerarles autores de una agresión sexual, y no de abuso como determinó la Audiencia Provincial. Trasladados ya a las prisiones cordobesas, ellos serán los primeros en declarar hoy, una vez las partes expongan las cuestiones previas. Tras ellos, será el turno de la víctima, cuya declaración será a puerta cerrada. Una decisión adoptada por el magistrado para preservar su identidad y evitar así que se produjera «una nueva causa de victimización», según recogió en una reciente providencia.

Inicialmente se han previsto cuatro sesiones para la vista oral. Después de la víctima, declararán los testigos, mientras que la jornada del día 20 se dedicará a las distintas pruebas periciales, entre ellas la principal prueba de cargo, el vídeo detectado en el móvil de uno de los acusados tras ser detenido por la agresión sexual en Pamplona. El día 21, el juicio quedará visto para sentencia con los informes finales de las partes.

La defensa pide la absolución de los acusados al considerar que la versión de la chica es falsa, ya que argumenta que se subió al coche voluntariamente tras haber flirteado con Cabezuelo. Sostiene además que la prueba que les incrimina se obtuvo de manera irregular, al hacer una investigación prospectiva sobre el móvil que ofrecieron de forma voluntaria tras ser detenidos en Pamplona para tratar de desmontar la acusación de violación, de ahí que trate de anularla en las cuestiones previas. El abogado cuestiona además que el juzgado de Pamplona mandatase a dos funcionarios en octubre para tratar de obtener la nueva denuncia por ataque sexual.

Pero no piensa lo mismo la Fiscalía. Según recoge el ministerio público en su escrito de acusación, la joven coincidió con La Manada en la feria de Torrecampo la noche del 1 de mayo. Conocía al guardia civil de haberlo visto por Pozoblanco. Al amanecer, tras cerrar la discocaseta, la joven dejó a su grupo de amigos para irse con Cabezuelo, que se ofreció a llevarla de vuelta, y sus acompañantes. Guerrero y Prenda subieron a los asientos delanteros, y los otros dos acusados con la joven en los traseros.

Ya en el coche, recoge la Fiscalía, la joven «cayó en un estado de profunda inconsciencia», sin que se haya podido determinar si fue debido al alcohol que ingirió o a que le dieron alguna otra sustancia estupefaciente, hasta el punto de no recordar lo sucedido. Una situación que aprovecharon los acusados para realizarle «diversos tocamientos de carácter sexual». Además, «con el concierto previo de todos ellos», Prenda grabó todo con el teléfono móvil del ex guardia civil, «sin conocimiento ni consentimiento de la perjudicada». Unas imágenes que difundieron inmediatamente en dos grupos de mensajería instantánea con «ánimo de vejar y vulnerar la intimidad» de la chica, a la que se referían como «la bella durmiente».

Posteriormente, las versiones de la víctima y Cabezuelo difieren. La chica asegura que despertó desnuda y sola en el asiento trasero del coche. El exmilitar la invitó a pasar al asiento delantero y le pidió que le hiciera una felación, golpeándola en la cara y el brazo ante su negativa. Además, la empujó para que saliera del coche. Cabezuelo niega estos hechos, pero la fiscalía le reclama una multa de doce euros diarios durante dos meses por causar lesiones leves. Asimismo, solicita para los cuatro una indemnización conjunta y solidaria para la víctima de 4.500 euros por su curación y 6.000 más por los daños morales causados como responsabilidad civil.