20 años de antagonismo con Occidente

ignacio ortega MOSCÚ / EFE

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Sergei Karpukhin | Reuters

El presidente ruso Vladimir Putin cumple hoy dos décadas al frente del Kremlin

31 dic 2019 . Actualizado a las 09:03 h.

El presidente ruso, Vladimir Putin, cumple hoy 20 años en el Kremlin en los que ha pasado de cooperar con Occidente en su primera etapa en el poder a un abierto antagonismo con EE.UU. y la Unión Europea. «La relación entre Putin y Occidente ha sido muy dramática. Ha evolucionado desde una relación constructiva a una enconada rivalidad y a casi el enfrentamiento militar en los últimos años», explicó el politólogo Fiódor Lukiánov, jefe del Consejo de Política Exterior y de Defensa de Rusia.

Putin, empeñado en recuperar la grandeza perdida en la arena internacional, intentó tender puentes con Occidente -incluso tanteó la posibilidad de ingresar en la OTAN al recibir en el Kremlin al presidente de EE.UU., Bill Clinton, en junio del 2000-, pero se decepcionó rápido.

La invasión de Irak en el 2003 y el ingreso de los países bálticos en la Alianza Atlántica al año siguiente le convencieron de que Rusia nunca sería aceptada como un igual en la liga de naciones democráticas, por lo que optó por el antagonismo en cada rincón del planeta. «El leitmotiv de la política exterior de Putin no ha cambiado. Su misión era evitar que Rusia cayera al segundo o tercer escalafón. Todo lo que ha hecho desde entonces responde a esa estrategia. Y la verdad es que lo ha logrado. Ese riesgo ya no existe», explica Lukiánov.

Desde que pronunció su incendiario discurso en el 2007 en Múnich, en el que acusó a EE.UU. de intentar crear un mundo unipolar y llevar a cabo acciones unilaterales al margen del derecho internacional, la confrontación con Occidente se convirtió en realidad. En estos 12 años Putin ha dado un vuelco a la política internacional. Ha forjado una alianza con China, ha invadido Georgia, ha reconocido la independencia de Osetia del Sur y Abjasia, se ha anexionado Crimea, ha intervenido en Ucrania y en Siria, y ha dado luz verde al envío de mercenarios a varios puntos del globo.

Árbitro en Oriente Medio

Además, ante la inacción de la Casa Blanca, se ha convertido en el nuevo árbitro en Oriente Medio al evitar el derrocamiento de Bachar al Asad, al vender armas a Turquía y Arabia Saudí, y al reforzar lazos con Egipto, Israel e Irak. También ha regresado con fuerza a África por medio de los contratos de armas y en América Latina ha metido el dedo en la llaga del patio trasero estadounidense al apoyar a Nicolás Maduro en Venezuela y a Evo Morales en Bolivia.

«La imagen que tiene Putin en el mundo occidental no se corresponde con la realidad. Putin es parecido a Merkel en que es un pragmático. No le gusta tomar decisiones arriesgadas y es de los pocos líderes mundiales que tiene todo el orden mundial en su cabeza. Piensa en términos de geopolítica y en el balance de fuerzas en el mundo. Eso no quiere decir que sus cartas sean las correctas», destaca.

Occidente intentó castigar a Rusia por Crimea y la intervención en el Donbás con sanciones económicas, pero el resultado no ha sido el esperado, aunque la economía rusa se encuentra estancada desde hace años, los ingresos de los rusos no dejan de caer y la suspensión del tendido del gasoducto Nord Stream 2 es un serio revés para el Kremlin.

«Los intentos de aislar a Rusia no han tenido éxito. Y no porque Rusia sea muy fuerte, sino porque es muy grande y su papel en los asuntos mundiales es demasiado significativo. Aislar totalmente a Rusia es imposible», precisa Lukiánov. Rusia es una potencial regional con aspiraciones globales que tiene problemas sociales y demográficos, pero el experto recuerda que la economía no determina el estatus diplomático y el éxito depende no tanto de la riqueza como de la estabilidad y de la capacidad de resistir las presiones exteriores.

Recuerda que son las potencias occidentales las que han perdido peso en el mundo, especialmente desde la crisis del 2009, por lo que Putin ha optado por reducir lo más posible su dependencia del exterior, incluso en Internet. En cuanto a la idea de que Rusia es una «amenaza» para la democracia en Europa y EE.UU., Lukiánov cree que esa visión no cambiará en las próximas décadas y lo relaciona con la supuesta «agresividad rusa» y con la «profunda crisis de identidad que vive Occidente». Opina que «el problema no es Putin» y que sus sucesores mantendrán el mismo rumbo.

Polonia se prepara para una «guerra informativa con Rusia»

El viceministro de Exteriores polaco, Pawel Jablonski, dijo ayer que su país está preparado «para una larga guerra informativa con Rusia», y se refirió a las declaraciones del presidente ruso, Vladimir Putin, en las que acusó a Polonia de aliarse con Hitler en la II Guerra Mundial, como ejemplo de la «intoxicación informativa» que promueve Moscú.

El 24 de diciembre, Putin dijo disponer de documentos históricos que demuestran que Polonia «prácticamente había cerrado una alianza con la Alemania de Hitler» antes del comienzo de la II Guerra Mundial. Describió además al embajador polaco en la Alemania nazi, Józef Lipski, como «escoria y cerdo antisemita», en «total sintonía» con el líder nazi. Horas más tarde, el presidente de la Duma, la Cámara baja rusa, Vyacheslav Volodin, exigió una disculpa a Polonia por lo que describió como su «pacto» con la Alemania nazi.

El día 27 el Ministerio de Exteriores polaco llamó a consultas al embajador ruso en Varsovia, aunque la respuesta del Gobierno de Polonia no llegó hasta el domingo cuando el primer ministro, Mateusz Morawiecki, acusó a Vladimir Putin de «mentir sobre Polonia deliberadamente para ocultar sus propios fracasos diplomáticos», según señaló en un comunicado.

Distraer la atención

«Esperamos algunos días antes de responder porque queríamos analizar todas las informaciones publicadas tras las declaraciones de Putin y estar seguros de que nuestra respuesta sería la más adecuada», dijo ayer Jablonski, quien enmarcó las «mentiras» del Kremlin en un intento de distraer la atención sobre los problemas que atraviesa el Gobierno de Putin, y puso como ejemplos la decisión de la UE de mantener las sanciones económicas contra Rusia tras la anexión de Crimea o la penalización por el dopaje de los atletas rusos.

Por su parte, el ministro de Defensa polaco, Mariusz Blaszczak, aprovechó ayer para arremeter contra la oposición en su país, a la que criticó por no apoyar al Gobierno frente a las declaraciones «maliciosas» de Putin.

La historia oficial señala que la Unión Soviética y la Alemania de Hitler firmaron en 1939 el pacto secreto conocido como Ribbentrop-Molotov, por el que ambas potencias se repartieron Polonia. En virtud de ese pacto, Alemania invadió una parte y días después lo hizo la Unión Soviética.