El expresidente de Nissan, a la espera de juicio en Japón, se fuga al Líbano en un avión privado

La Voz

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Issei Kato

«Ya no soy más un rehén de un sistema judicial japonés parcial donde prevalece la presunción de culpabilidad», dijo desde Beirut, adonde llegó con una identidad falsa

31 dic 2019 . Actualizado a las 19:56 h.

El expresidente del grupo Renault-Nissan Carlos Ghosn ha huido de la Justicia japonesa. El exdirectivo, que estaba en libertad provisional a la espera de juicio, aterrizó ayer por la noche por sorpresa en Beirut, la capital del Líbano, a donde llegó usando una identidad falsa y a bordo de un avión privado, con la excusa de «escapar de la injusticia y de la persecución política» que, según justificó en un comunicado, sufría en Japón. «No me he fugado de la Justicia, me he escapado de la injusticia y de la persecución política», afirmó Ghosn en un escrito distribuido a los medios.

Ghosn permanecía desde primavera en su residencia de Tokio y los pasaportes de su triple nacionalidad estaban en poder de sus abogados, una de las condiciones impuestas por el juez que aprobó su libertad bajo fianza el pasado 25 de abril, al final de su segunda detención provisional.

Fue arrestado por primera vez el 19 de noviembre del 2018, quedó en libertad bajo fianza el 6 marzo y nuevamente fue detenido el 4 de abril, todo ello para responder a las cuatro acusaciones de la fiscalía por presuntas irregularidades financieras.

Sus movimientos en Tokio estaban restringidos, había cámaras frente a su domicilio y solo tenía acceso a Internet desde las oficinas de sus abogados. También tenía limitaciones para comunicarse con sus familiares.

Aun así, Ghosn, de 65 años, salió del país con una identidad falsa, según fuentes citadas por la cadena pública NHK, y llegó al aeropuerto internacional de Beirut a bordo de un avión privado, aunque no se tienen detalles de la ruta que siguió.

El expresidente del grupo automovilístico nació en Brasil, pasó parte de su juventud en el Líbano y se desarrolló profesionalmente en Francia. Sus triunfos corporativos los hizo en Renault y se convirtió en uno de los artífices de la alianza con Nissan, fraguada hace más de una década.

Su huida del país fue una sorpresa también para sus abogados, según reconoció en declaraciones a los periodistas el portavoz de su equipo legal, Junichiro Hironaka. «Tengo ganas de que se logre la inocencia, pero parece que él no estaba de acuerdo con la Justicia en Japón», dijo el letrado, tal y como recoge Efe. «Ha dejado tirado todo aquí, las cosas suyas están en su habitación (...). Si regresa trabajaremos juntos», agregó.

Ghosn se enfrentaba a una larga condena en Japón, ya que solo uno de los delitos de los que está acusado podría conllevar una pena máxima de diez años de prisión, a los que se podrían añadir más por otras tres acusaciones, incluyendo compensaciones pactadas no declaradas y el uso de fondos de Nissan para beneficio propio.

Pierde los 12 millones de euros de fianza

De momento, solo por el hecho de violar las condiciones de su libertad bajo fianza, el exdirectivo ha perdido la suma depositada para poder salir de la cárcel, unos 12 millones de euros (1.500 millones de yenes).

En su primer comunicado, Ghosn, que tiene triple nacionalidad (francesa, brasileña y libanesa), no aclara por qué decidió viajar en primer lugar a Beirut, aunque medios locales han explicado que Japón no tiene un tratado de extradición con el Líbano.

En su comunicado, el expresidente de Nissan lanza un furibundo ataque a la Justicia nipona: «Ya no soy el rehén del sistema judicial japonés parcial donde prevalece la presunción de culpabilidad, donde la discriminación es generalizada y donde se violan los derechos humanos». De momento, las autoridades japonesas no han hecho comentarios sobre la fuga.

Ghosn siempre ha negado los hechos de los que se le acusa y ha asegurado que es víctima de un «complot» interno de Nissan para evitar una mayor integración con Renault y, eventualmente, una fusión entre otras dos firmas y un hermano menor, Mitsubishi.