Sánchez llama a Torra antes de tener Gobierno y fija una reunión para «arreglar el conflicto»

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

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David Zorrakino | Europa Press

El presidente catalán quiere impedir que ERC le marque el paso y dice que la cita fijada debe «encarrilar» la mesa de negociación

10 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no ha esperado ni siquiera a tener unos ministros ni a que se ponga en marcha la mesa de negociación pactada con ERC para llamar al presidente de la Generalitat, Joaquim Torra, y concertar una próxima cita. Según el Gobierno, en la llamada, que duró siete minutos, Sánchez mostró a su interlocutor su «voluntad sincera de intentar arreglar el conflicto político en Cataluña» y «recomenzar y retomar el diálogo».

Sánchez toma las riendas

Implicación personal. La llamada de Sánchez a Torra antes de conformar su propio Gobierno de coalición con Unidas Podemos demuestra que el líder del PSOE quiere liderar personalmente y sin interferencias todo el proceso de negociación. La reunión, eso sí, se celebrará en una fecha aún sin determinar y solo después de que todos los nuevos ministros del PSOE y Unidas Podemos tomen posesión de sus cargos Y tampoco acordaron Sánchez y Torra si la cita tendrá lugar en Madrid o en Barcelona.

Trato preferencial

Torra es necesario. La llamada del jefe del Ejecutivo al presidente catalán, inhabilitado como diputado por la Junta Electoral Central, muestra un trato preferencial y bilateral con Torra por parte de Sánchez, a diferencia de la última comunicación entre ambos, que fue en realidad una exigencia impuesta por ERC en las negociaciones para la investidura, y que se camufló en una inédita ronda de consultas telefónicas con todos los presidentes autonómicos en la que se respetó el orden protocolario. Ahora, ese orden no se respeta y Torra es el primero en ser llamado, por delante del lendakari vasco Íñigo Urkullu, antes incluso de formar Gobierno. Sánchez es consciente de que, aunque su pacto es con ERC, Torra es una pieza fundamental para que el diálogo al que se ha comprometido no descarrile, lo que llenaría de inestabilidad el mandato conseguido por estrecho margen y pondría en peligro el apoyo de ERC a los Presupuestos. 

Meses de incomunicación

De no coger el teléfono a llamar. Después de un largo período de incomunicación, en el que Sánchez se negó a contestar siquiera las llamadas de Torra tras la sentencia del juicio del procés, y de que el líder catalán despreciara el hecho de ser llamado en una ronda de consultas considerándolo un gesto «vacío y estéril», ambos tratan ahora de recuperar la relación política. Ambas partes aseguraron que el diálogo fue «cordial». Sánchez, que exigía a Torra que condenara explícitamente los actos de violencia en Cataluña tras la sentencia y le pedía que antes de intentar hablar con él escuchara a todos los catalanes, se abre ahora a «recomenzar» el diálogo, aunque Torra quiere que este parta de lo ya fijado en el acuerdo de Pedralbes. 

Torra quiere fijar Reglas

Impedir que ERC pinte la ruta. El diálogo entre ambos supone también un giro de Torra, forzado por la negociación entre el PSOE y ERC. El presidente catalán pretende liderar ahora el proceso y tratar de imponer las reglas con las que debe funcionar la mesa de negociación pactada por Sánchez. A pesar de que Junts per Catalunya no ha aceptado nunca formalmente ese acuerdo, y de que votó en contra de la investidura del líder del PSOE, Torra quiere evitar ahora a toda costa que, ante unas inminentes elecciones catalanas, sea ERC la que le fije a la Generalitat la hoja de ruta a seguir en la negociación con el Gobierno. De ahí las diferencias en los comunicados de las dos partes tras la breve conversación de ayer. Según la Generalitat, la reunión entre Sánchez y Torra debe servir para «encarrilar la mesa de negociación» entre Gobiernos, lo que no figura en el comunicado de la Moncloa. Frente a la posición de ERC, que no habla en ningún caso de esa figura, JxCat insiste en que la negociación debe contar con un «relator». Algo a lo que el Gobierno se opone ahora de plano.