Un Perú ahogado en la corrupción renueva en las urnas a su clase política

Héctor Estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

ACTUALIDAD

Propaganda electoral de Acción Popular, una formación centroderechista que lidera los sondeos a las elecciones del domingo
Propaganda electoral de Acción Popular, una formación centroderechista que lidera los sondeos a las elecciones del domingo CHRISTIAN UGARTE | Efe

La caída en los sondeos del fujimorismo puede posibilitar una coalición de Gobierno de centro

26 ene 2020 . Actualizado a las 09:54 h.

La paciencia de los peruanos con su clase política es puesta a prueba este domingo. Los primeros comicios legislativos adelantados de la historia del país se producen en un contexto de profunda desafección ciudadana con sus representantes, debido los continuos escándalos de corrupción, que han afectado a la mayoría de formaciones y a los últimos cuatro mandatarios. «Perú vive un proceso de cambios y decisiones que serán importantes para nuestro futuro y el de nuestros hijos», dijo esta semana el presidente, Martín Vizcarra, que gobierna desde marzo del 2018, tras la dimisión del anterior mandatario, Pedro Pablo Kuczynski, señalado por hacer negocios con la Odebrecht, una constructora brasileña acusada de pagar, durante años, decenas de millones de dólares en sobornos a parte importante de la clase política, a cambio de adjudicaciones de contratos.

La indignación ciudadana es mayúscula. Así se entiende que el 90 % de la población estuvo de acuerdo, el pasado septiembre, con la decisión de Vizcarra de cerrar al Congreso y llamar a nuevas elecciones, una controvertida acción que ha sido validada legalmente por el Tribunal Constitucional.

Muchos ni siquiera saben a quién votar, a pesar de que solo 16 parlamentarios buscan la reelección. Los indecisos superan el 50 %, según algunas encuestas y se espera que el voto en blanco, o nulo, se imponga en las urnas. «Está claro que el electorado castigará en alguna medida a los partidos más asociados con la corrupción», cree el politólogo peruano José Alejandro Godoy.

El mayor golpe se lo llevará, según las encuestas, el fujimorista Fuerza Popular (FP), que controlaba hasta ahora el Congreso con 73 de los 130 escaños y ahora podría rondar la veintena. Su líder, Keiko Fujimori, hija del autócrata Alberto Fujimori (1990-2000) ha pasado trece meses en prisión preventiva por haber supuestamente aceptado pagos de Odebrecht en anteriores campañas electorales. El apoyo a su partido se ha visto muy afectado por el escándalo.

La caída en los sondeos de FP es una buena noticia para Vizcarra. Keiko, que se quedó a unos pocos miles de votos de la presidencia en el 2016, ha sido acusada por sus detractores de intentar gobernar desde su mayoría parlamentaria, bloqueando las acciones de los Gobiernos de Kuczynski y Vizcarra, llegando incluso a lograr la destitución de cuatro ministros.

Con todo, debido a la profunda fragmentación en las encuestas, y a la participación de hasta 24 formaciones en los comicios, el fujimorismo podría colocarse como la segunda fuerza más votada.

«Una veintena de congresistas no es nada desdeñable pensando en que no habrá ninguna bancada de mayoría», considera Javier Torres, analista político y activista de los derechos humanos. «Eso, y su cohesión interna, le permitirá jugar un rol clave en las negociaciones del Congreso. Sin embargo, no creo que su apuesta sea repetir el obstruccionismo del período anterior, aunque sí marcar un claro perfil opositor al, Gobierno», añade Torres.

Vizcarra, que no se presentará a las presidenciales del 2021, debido a que la Constitución se lo prohíbe, no ha postulado tampoco candidato o formación alguna a estas legislativas.

Muchos esperan, eso sí, que el resultado electoral favorezca una unidad de varias formaciones de centro que permitan la gobernabilidad, al estar de acuerdo, al menos, en no bloquear las reformas pendientes en tema judicial ni las acciones de Vizcarra, cuya popularidad se ha elevado hasta el 58 % recientemente.

Lidera los sondeos, con escasa ventaja frente al fujimorismo, Acción Popular, una formación centroderechista en la que militaba el expresidente Fernando Belaúnde (1963-68 y 1980-85), el último líder peruano, aparte de Vizcarra, que no ha afrontado un proceso judicial por corrupción. El liberal Partido Morado y la derechista Alianza para el Progreso también esperan conseguir un resultado decente.

Esas serían las opciones para una posible coalición de facto que garantice a Vizcarra la gobernabilidad, al menos por los 16 meses que durará la legislatura antes de las Generales del 2021.

 «Partidos como Acción Popular y Alianza para el Progreso cumplieron un rol menor en la obstrucción del poder ejecutivo y también tienen algunos casos de corrupción, pero tendrían una importante participación en el nuevo Congreso. Ambas marcas han buscado cierto deslinde de ambos cuestionamientos y se ubican ideológicamente en el centro, posición preferida desde hace décadas por el electorado peruano», cree el analista Godoy.

«No parece que las bancadas tengan interés de entrar en un conflicto que los ha desgastado, y preferirían una relación de mayor colaboración entre Gobierno y Parlamento», cree, por su parte, el politólogo Iván Lanegra.

Los comicios están considerados también como una lanzadera de cara a definir liderazgos para los comicios de abril del 2021.