El presidente salvadoreño: «Está claro quién tiene el control aquí»

Hector Estepa BOGOTÁ / E. LA VOZ

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Soldados en el interior de la Asamblea Legislativa de El Salvador, el pasado domingo
Soldados en el interior de la Asamblea Legislativa de El Salvador, el pasado domingo VICTOR PENA | REUTERS

Bukele lleva los soldados a una Asamblea que se niega a apoyar un préstamo para comprar más armas

10 feb 2020 . Actualizado a las 19:48 h.

Crisis constitucional en El Salvador. Decenas de efectivos del Ejército y la Policía Nacional se presentaron el domingo en la Asamblea Legislativa del país centroamericano, por orden del presidente, Nayib Bukele. Varios militares llegaron a ingresar en el salón de plenos armados con fusiles de asalto. «Está claro quién tiene el control aquí», dijo el líder salvadoreño, sentado en el sillón del ausente jefe del Legislativo, Mario Ponce, antes de realizar una oración, y abandonar la sala.

La entrada de los soldados en la asamblea salvadoreña es el último capítulo del fuerte enfrentamiento que Bukele mantiene con el Congreso desde su llegada al poder, el pasado junio. El líder centroamericano cuenta con el apoyo de apenas 11 de los 84 legisladores salvadoreños, y acusa al grueso de la Cámara de estar boicoteando su Gobierno.

La crisis actual comenzó a finales de enero. Bukele pidió permiso al Congreso para negociar un préstamo de 109 millones de dólares con el Banco Centroamericano de Integración Económica para financiar la compra de armas para la Policía y el Ejército con el fin de combatir a las pandillas y reducir los homicidios en uno de los países más violentos del mundo.

Todas las formaciones, menos su expartido, el izquierdista FMLN, aprobaron la negociación. Pero, apenas tres días después, el derechista Arena retiró su apoyo, reivindicando que necesitaba estudiar más a fondo la petición. FMLN y Arena, enemigos durante la Guerra Civil que devastó El Salvador entre 1980 y 1992, controlan 60 diputados y, por tanto, la petición de Bukele quedó invalidada.

El presidente reaccionó convocando una sesión extraordinaria para el domingo, esgrimiendo el artículo 167 de la Constitución salvadoreña, que habilita al Consejo de Ministros a convocar a la Asamblea, de manera excepcional, «cuando los intereses de la república lo demanden». La cláusula no había sido invocada con anterioridad. El grueso de los diputados se negó a acudir a la sesión, alegando que la negociación del préstamo no es una «emergencia constitucional», y Bukele decidió convocar a sus seguidores a las puertas de la Asamblea.

El líder salvadoreño amenaza ahora con movilizar a sus partidarios y reemplazar a los «funcionarios transgresores». Es decir, que podría realizar una suerte de cierre del Congreso, como sucedió en Perú en 1992 y en el 2019. Sin embargo, Bukele decidió el domingo dar una semana de plazo a los legisladores para aprobar la negociación del préstamo. «Démosle una semana a estos sinvergüenzas. Los convocamos de nuevo si no aprueban el plan», amenazó el presidente.

La entrada de los soldados en el Congreso ha sido muy criticada por organizaciones como Human Rights Watch o Amnistía Internacional. La UE y EE.UU. han pedido respeto por la separación de poderes y abogan por potenciar el diálogo.

Nayib Bukele, presidente de El Salvador
Nayib Bukele, presidente de El Salvador Jose Cabezas | REUTERS

Nayib Bukele, presidente de el Salvador: Un fanático de las redes sociales que se enfrenta al Congreso

Nayib Bukele (San Salvador, 1981) es conocido como el presidente milennial o el presidente tuitero. Suele realizar sus comunicados oficiales, además de otros más distendidos, por la red social Twitter, algo que le ha valido alabanzas, pero también duras críticas. La oposición le acusa de gobernar a través de Internet.

Bukele, que no se define ni de izquierda ni de derecha —está enfrentado con el presidente venezolano, Nicolás Maduro, con el nicaragüense Daniel Ortega, y con el hondureño, Juan Orlando Hernández— ganó las elecciones del pasado año con el 53,1 % de los votos. Fue una victoria histórica, al romper casi tres décadas del bipartidismo del derechista Arena y el izquierdista FMLN, formación con la que había sido alcalde de San Salvador, y del que fue expulsado en el 2017.

El presidente, de origen palestino, ha conseguido en los últimos meses la aprobación de importantes inversiones extranjeras, sobre todo provenientes de China, con las que ha prometido modernizar el país. Pero su objetivo principal ha sido el de reducir la violencia que azota a El Salvador, uno de los países más peligrosos del mundo fuera de zonas de guerra. Durante su Gobierno, los homicidios se han reducido un 28 %. El Ejecutivo y la oposición se acusan mutuamente, eso sí, de negociar con las temibles maras, las pandillas que desatan la violencia en El Salvador desde hace dos décadas. Bukele cuenta con el apoyo de más del 80 % de una población cansada de la corrupción del Congreso y la violencia en el país. La oposición, en cambio, le acusa de gobernar de forma autoritaria y de enfrentarse a la prensa.