«El golpe de Inteligencia del siglo»: el espionaje de la CIA a más de 120 países durante décadas

Carlos Pérez Cruz WASHINGTON / E. LA VOZ

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La agencia de EE.UU., junto con los servicios secretos alemanes, accedieron a las comunicaciones encriptadas de naciones amigas y enemigas a través de una compañía suiza de su propiedad

13 feb 2020 . Actualizado a las 00:02 h.

La CIA lo calificó como «el golpe de Inteligencia del siglo». Una operación conjunta entre Estados Unidos y Alemania Occidental que permitió que, durante medio siglo, ambos países pudieran acceder a las comunicaciones encriptadas de países enemigos y, en algunos casos, incluso aliados. Fue la operación Thesaurus, más tarde rebautizada como Rubicon.

La CIA y la BND, agencias de Inteligencia de ambos Gobiernos, estaban detrás de la empresa Crypto AG, que tenía su sede en Suiza y que vendió sus equipos de encriptación a más de 120 países, cuyas agencias no sabían que estaban comprando material que los hacía vulnerables al espionaje de Washington y Berlín. Aunque ni Rusia ni China fueron clientes de esta empresa, Estados Unidos pudo acceder a algunas de las comunicaciones que dos de sus tradicionales enemigos mantuvieron con países que sí contaban con estos equipos. España figura entre las posibles víctimas.

La información ha sido desvelada de forma conjunta por el diario estadounidense The Washington Post y por la ZDF, la televisión pública alemana, y procede de documentos clasificados de la CIA. En ella se explica cómo el proyecto empezó a fraguarse en 1951, cuando el creador de la empresa y Estados Unidos sellaron un acuerdo en Washington.

Un ruso, el fundador

El fundador era un ruso de nombre Boris Hagelin, que emigró a Suecia tras la toma del poder de los bolcheviques y más tarde a EE.UU., tras la ocupación nazi de Noruega. Con él se llevó una máquina de su propia invención de la que Estados Unidos produjo cientos de miles de copias durante la Segunda Guerra Mundial utilizada para enviar mensajes encriptados. Hagelin, que se instaló en Suiza a su vuelta a Europa, acordó con Washington que solo vendería la versión más sofisticada de su codificador a aquellos países que obtuvieran el beneplácito de la CIA y equipos más vulnerables y manipulados a sus enemigos.

Alemania Occidental se sumaría años más tarde, cuando hizo una oferta de adquisición a la compañía de Hagelin que resultó en un acuerdo con la CIA para compartir la propiedad de Crypto. Un despacho de abogados de Liechtenstein, Marxer and Goop, ayudó a ocultar las identidades de los nuevos propietarios. De la nueva junta directiva de la empresa suiza, solo uno de sus integrantes sabía quién estaba detrás.

Ambas agencias de Inteligencia se repartieron los beneficios de las ventas de los equipos, pero tuvieron roces sobre los objetivos de sus espionajes. Para los germanos, Estados Unidos era incapaz de distinguir aliados de enemigos. A principios de los 90, Berlín abandonó el programa, que continuó siendo utilizado por Estados Unidos al menos hasta el 2018.

El codificador fue utilizado para espiar las comunicaciones del presidente egipcio Anwar Sadat durante las conversaciones de paz con Israel auspiciadas por Estados Unidos en 1978. O para descifrar la posición del ayatolá Jomeini durante la crisis de los rehenes de 1979. También para facilitar información al Reino Unido durante la guerra de las Malvinas.