El veto a los candidatos críticos marca las elecciones parlamentarias en Irán

Alicia Medina BEIRUT / E. LA VOZ

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Los iraníes podrían optar por no acudir a las urnas ante el descontento social y la crisis económica
Los iraníes podrían optar por no acudir a las urnas ante el descontento social y la crisis económica WANA NEWS AGENCY | REuters

Los comicios parlamentarios tienen lugar este viernes en un contexto de crisis interna y las tensiones geopolíticas

21 feb 2020 . Actualizado a las 11:24 h.

Las elecciones parlamentarias que se celebran hoy en Irán pueden marcar el inicio del fin de las voces críticas en el Parlamento del país persa. Tras el veto del Consejo de Guardianes (órgano que responde ante el líder supremo Alí Jamenéi) a 7.296 candidatos, en su mayoría del ala moderada y reformista, se espera que la nueva legislatura esté dominada por el sector oficialista y conservador. En la víspera, la Administración Trump anunció sanciones contra cinco altos cargos del Consejo de Guardianes y del comité electoral por haber vetado a las voces críticas.

«El sistema busca un Parlamento más unido, menos crítico y cien por cien en línea con las políticas del aparato de seguridad, el líder supremo y el presidente», explica Sara Bazoobandi, analista del German Institute of Global and Area Studies. Desde la firma del acuerdo nuclear en el 2015, las fricciones entre el líder supremo, el Parlamento, el Gobierno o la Guardia Revolucionaria han sido constantes, por ello, con estas elecciones «el establishment busca apagar cualquier voz opositora», concluye Bazoobandi.

Esta estrategia supone «un serio cambio de táctica de Jamenéi», según Anja Hoffmann, oficial de Programas para Irán en la Fundación Heinrich-Böll. Si bien desde finales de los años 90 se intentó incorporar a los reformistas a las instituciones, «el régimen iraní ha sido incapaz de incluir ni siquiera a la oposición más moderada» y camina hacia un estilo de gobernanza «unilateral y absolutista», explica Hoffman.

Llamada al boicot

El índice de participación es clave; si es muy bajo —algunas encuestas prevén un 27 %— puede deslegitimar el resultado. Bazoobandi opina que una gran mayoría de iraníes planea boicotear las elecciones para mostrar su descontento, pero Hoffmann recuerda que no votar acarrea riesgos, «ya que las fuerzas de seguridad saben bien quién vota y quién no». El gran ayatolá Jamenéi afirmó esta semana que era «deber religioso» acudir a las urnas.

El poder del Parlamento está supeditado al Consejo de Guardianes, que ratifica o no las decisiones de los legisladores, pero la importancia de la cámara legislativa radica en que «era un lugar en el que había debate crítico», según Hoffman, algo que puede cambiar este viernes.

«Será un parlamento de marionetas, de gente que sigue órdenes», vaticina Bazoobandi. Algunos de los candidatos conservadores han llegado a prometer la destitución del presidente centrista Hasán Rohaní.

Rohaní prometió que el acuerdo nuclear traería prosperidad económica a los iraníes, pero tras la retirada unilateral del pacto nuclear por parte de Donald Trump y la imposición de sanciones, la economía iraní se contrajo un 9,5 % en el 2019, según el FMI. «Rohaní ha perdido su legitimidad y las voces reformistas están siendo marginadas», explica Hoffman.

Aunque las autoridades iraníes amenazaron en enero con abandonar el acuerdo si las potencias europeas firmantes vuelven a imponer sanciones, la doctora Bazoobandi opina que «por muy de línea dura que sea el nuevo Parlamento, no les interesa dispararse en el pie» y abandonar el pacto firmado en el 2015. «El futuro del acuerdo nuclear está en las manos de la UE», añade.

Respecto a un escenario de enfrentamiento directo entre Irán y Estados Unidos, sus respectivos parlamentos han tomado caminos contrarios. «Mientras en Washington, el Congreso intenta limitar los poderes de Trump respecto a una confrontación con Irán, en Teherán el legislativo está apartando a los que quieren normalizar relaciones con EE.UU.», analiza Bazoobandi.

En el sentido del voto también pesará la represión de las protestas en noviembre que se saldó con 300 manifestantes muertos y miles detenidos, según Amnistía Internacional; así como el derribo accidental del avión ucraniano en medio de la tensión tras el asesinato en un ataque estadounidense del general iraní Qasem Soleimani el pasado enero.