Gobierno y Generalitat alternarán Madrid y Barcelona para reunirse todos los meses

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID / LA VOZ

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Todo acuerdo se formulará en el marco de la seguridad jurídica, advierte un texto conjunto

28 feb 2020 . Actualizado a las 11:19 h.

El palacio de la Moncloa acogió este miércoles la primera reunión de la mesa de diálogo entre el Gobierno central y el Ejecutivo catalán, un encuentro en el que ambas partes destacaron que el debate de casi tres horas fue «honesto y franco», pero que sirvió también para constatar las diferencias. «Estamos en las antípodas», comentó la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero.

El presidente catalán, Quim Torra, que lideró a la delegación catalana, volvió a reclamar el derecho a la autodeterminación y la amnistía de los independentistas juzgados o perseguidos por la justicia. «Hemos insistido, la pregunta ha sido muy clara, pero no tenemos una respuesta», lamentó.

El titular de la Generalitat reiteró que la mejor fórmula para «desatascar» el tema es la incorporación a la mesa de un «relator» internacional que medie, pero Sánchez volvió a rechazarlo.

Por el Gobierno central acudieron a este primer encuentro para arropar a Sánchez la vicepresidenta Carmen Calvo y los ministros María Jesús Montero, Carolina Darias, Salvador Illa y Manuel Castells. José Luis Ábalos estuvo presente solo los primeros minutos debido a un compromiso en el Congreso, y causó baja Pablo Iglesias, aquejado de una amigdalitis. Al otro lado, junto a Torra, se sentaron Pere Aragonès, Alfred Bosch, Jordi Puigneró, Elsa Artadi, Marta Vilalta, Josep Maria Jové y Josep Rius.

Varios de ellos estarán presentes también en una nueva reunión en Barcelona en marzo, y a la que no está previsto que acudan presidentes ni vicepresidentes, que solo se añadirán cada seis meses. Será la primera de «muchas, no esperamos frutos en el corto plazo», admitió Montero, aludiendo a la gran «complejidad» de la negociación, porque una de las pocas cosas que lograron acordar fue que los dos equipos se reúnan con una periodicidad mensual y alternancia de sedes, Madrid y Barcelona.

Sin presidentes

Sánchez y Torra solo se incorporarán a este grupo de trabajo cuando «sea necesario ratificar acuerdos», tal y como recoge el comunicado conjunto, un texto en el que vuelven a destacar dos ideas de mínimos que traían de antemano: se trata de «un conflicto político» que requiere una solución política, y cualquier acuerdo «se formulará en el marco de la seguridad jurídica».

Sánchez acordó con ERC la puesta en marcha de esta mesa a cambio de la abstención en su investidura, y en el Gobierno son conscientes de que su continuidad en la Moncloa pasa por aprobar unos Presupuestos para lo que el posicionamiento de los independentistas será determinante.

Torra se empeñó en «aislar» la mesa de «las elecciones catalanas o de los Presupuestos», y apostó por desviar los «temas sectoriales» por «otros cauces», por lo que en los próximos días se reactivará la comisión bilateral.

El líder del PP, Pablo Casado, acusó a Sánchez de abrir con este diálogo una «mesa de despiece de la soberanía nacional y de la igualdad territorial» y «el zoco de la autodeterminación y el indulto a delincuentes». Por la presencia en ese foro del ministro de Sanidad, el líder de la oposición dijo que Illa acude a «negociar con el virus independentista en lugar de poner medidas para paliar los efectos del coronavirus».

Una cita con aires de cumbre bilateral

El palacio de la Moncloa se engalanó para acoger la primera reunión de la mesa de diálogo entre el Gobierno central y el Ejecutivo catalán. La escenografía elegida por el equipo de protocolo fue muy similar a la que habitualmente se emplea en las reuniones de alto nivel, cuando el palacio presidencial recibe a primeros ministros, jefes de Estado o mandatarios de otros países.

El presidente catalán compareció en la sala de prensa principal, reservada para los miembros del Gobierno y para el jefe de la oposición, nunca para presidentes autonómicos, que suelen intervenir en otro espacio, y lo hizo flanqueado por dos banderas catalanas y otras dos españolas, otro detalle que invitaba a pensar más en una cita bilateral con un jefe de Estado que en un encuentro con una delegación autonómica.

También contribuyeron los aparatos de traducción simultánea que el personal de la Moncloa depositó en cada asiento para que la prensa no perdiese detalle de las palabras, en catalán, del presidente de la Generalitat.

El vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, fue el gran ausente de la cita, por sufrir amigdalitis. El ministro de Transportes, José Luis Ábalos, por su parte, solo asistió a los primeros minutos del encuentro, ya que tuvo que ir al Congreso para comparecer en comisión.

Los primeros de la delegación catalana en llegar fueron los consejeros Bosch y Puigneró y los cuatro que no forman parte del Gobierno catalán: Elsa Artadi y Josep Rius, por JxCa; y Marta Vilalta, Josep Maria Jové, por ERC. Este último, investigado por el 1-O llevó una agenda Moleskine como la incautada por la Guardia Civil en su domicilio con la hoja de ruta del independentismo. Después lo hizo el vicepresidente Pere Aragonès, para marcar diferencias. Entretanto, Sánchez esperaba la llegada de Torra como si de un homólogo se tratara.