Investigan una nueva técnica que evalúa el impacto de los incendios en el suelo

Somos Agro REDACCIÓN

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ALBERTO LÓPEZ

El CSIC estudia el cambio de composición isotópica del terreno. La investigación en laboratorio usa muestras de pinares de Ourense y Pontevedra.

28 feb 2020 . Actualizado a las 22:49 h.

Los efectos del fuego en los montes no solo se quedan en la vegetación. La calidad de la materia orgánica del suelo también sufre. Y mucho. Por eso, las investigadoras Irene Fernández y Ana Cabaneiro, del grupo de investigación Ciclo Biogeoquímico del Carbono Edáfico, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) están ahora ensayando en laboratorio una nueva técnica capaz de determinar con fiabilidad los efectos que produce el aumento de la temperatura en el terreno. Su método está basado en la espectometría de masas isotópica.

De momento, los primeros resultados apuntan que los cambios producidos en la composición isotópica del suelo podrían ayudar a evaluar la huella dejada por el fuego en el suelo. «Las consecuencias medioambientales de los fuegos justifican la necesidad de apostar por investigaciones en las que se estudie su impacto sobre propiedades del suelo como la calidad de su materia orgánica. La razón es la importancia en la estructura y fertilidad del suelo, un recurso no renovable», explican las científicas.

A falta de métodos que ofrezcan resultados solventes en este sentido, su investigación trata de hallar un método objetivo para determinar la intensidad del incendio en el suelo. Para ello aprovechan la sensibilidad de las técnicas isotópicas. Lo hacen caracterizando la distribución de isotopos estables del carbono dentro de la materia orgánica edáfica. Ello permite comparar la relación entre el carbono 13 y el carbono 12 a niveles de abundancia natural y comprobar los cambios que ha inducido el calor en la proporción de carbono 13 para usarlos luego como indicadores de la intensidad del fuego.

Lo que hicieron es elegir suelos graníticos de ecosistemas de bosques de pino de Ourense y Pontevedra que luego llevaron al laboratorio para aplicarles calor bajo condiciones controladas.

«Como era de esperar, al caracterizar los suelos calentados a diferentes temperaturas (entre 150 y 490 0) observamos cambios en distintos parámetros edáficos asimilables a los resultados encontrados previamente por nuestro grupo cuando estudia incendios forestales no controlados que permitieron vincular los efectos de las distintas temperaturas aplicadas en el laboratorio con los producidos por incendios naturales catalogados como moderados o intensos en su momento», explican desde el CSIC. No solo eso porque el estudio aún no ha acabado.