Joe Biden se reivindica como la alternativa a Bernie Sanders

Carlos Pérez Cruz COLUMBIA, CAROLINA DEL SUR | E. LA VOZ

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Jose Biden
Jose Biden ELIZABETH FRANTZ | REUTERS

Su arrolladora victoria en Carolina del Sur reflota su campaña en vísperas del decisivo «supermartes»

02 mar 2020 . Actualizado a las 07:59 h.

Carolina del Sur es «territorio Biden», admitía un votante de la senadora Elizabeth Warren. Un territorio que recela de la «revolución» socialdemócrata del senador Bernie Sanders y de la homosexualidad del joven ex-alcalde Pete Buttigieg (ha abandonado la carrera por la nominación). Un estado conservador y tradicional en el que la mayoría de votantes demócratas son afroamericanos que suspiran por el retorno de Barack Obama y ven en Joe Biden la garantía para recuperar un legado que Donald Trump ha desmontado de forma metódica. Una región sureña que le concedió el sábado al ex vicepresidente Biden una arrolladora victoria (casi la mitad de los votos) y cuya celebración comenzó con una oración. El único resultado posible para reflotar una candidatura que pareció tocada, y casi hundida, después de fracasar en Iowa y New Hampshire y revivir tímidamente en Nevada. 

«La mayoría de estadounidenses no quiere una revolución, quiere resultados», defendió Joe Biden en su discurso de la victoria en Columbia. Un mensaje directo a la yugular de Bernie Sanders que, a pesar de haber redoblado esfuerzos para atraer a la población negra, solo consiguió arrastrar a los más jóvenes de esta comunidad. El 60% de afroamericanos aupó a Joe Biden. La juventud confía en el senador para derrotar a Donald Trump y reinventar el país, pero sus mayores, en sintonía con el establishment del Partido Demócrata, no creen en el «todo gratis» de Sanders. El de Vermont se remite a las exitosas experiencias europeas o canadienses como prueba de la viabilidad de su programa.

La victoria de Biden se produjo a las puertas de una jornada clave, la del conocido como supermartes. 15 estados y territorios de los Estados Unidos votan el 3 de marzo y otorgan un tercio de los delegados que proclamarán en julio al candidato demócrata en la convención nacional del partido. Pero el resultado del sábado aclara poco. Bernie Sanders lo afronta sólido en su carrera hacia la nominación como verso libre del partido. Es el aspirante que más seguidores moviliza a sus mítines, lidera en número de delegados y cuenta con vencer en el estado que más otorga, California. También aspira al éxito en Texas, donde el voto latino es fundamental y fue clave para que se llevara de calle los caucus de Nevada.

Sanders, sometido al severo escrutinio de unos medios de comunicación, hostiles por lo general a su programa, cuenta en su favor con una oposición moderada dividida entre varios aspirantes. El buen resultado de Biden en Carolina del Sur le permite proclamarse la alternativa al senador. Al menos hasta el martes. Desde entonces, el ex-vicepresidente afrontará un nuevo obstáculo: la entrada en acción del multimillonario Mike Bloomberg. El ex-alcalde de Nueva York, que se ha saltado las primarias de febrero, ha fundamentado su campaña en una abrumadora inundación de las pausas televisivas y de las redes sociales,  cortesía de su inagotable cartera. El domingo se permitió incluso tres minutos de televisión para emitir un «mensaje a la nación» para transmitir su opinión sobre la crisis del coronavirus. Lo que se deja en los debates lo trata de compensar con un mensaje controlado, diseñado y empaquetado a conveniencia. En Carolina del Sur, casi tres cuartas partes del electorado dijo tener una mala impresión de Bloomberg.

Los resultados del 3 de marzo permitirán intuir si el partido se dirige hacia una convención con varios candidatos, con las posibles tensiones y escisiones que de ello se puedan derivar. También, si los afroamericanos de otros estados emulan a los de Carolina del Sur y van con Biden y los latinos de Texas a los de Nevada y se decantan por Sanders. De momento, el escrutinio del sábado se cobró su primera víctima. El multimillonario Tom Steyer arrojó la toalla. Su gran inversión económica y de presencia en este estado apenas le permitió alcanzar un infructuoso tercer puesto. Por encima, eso sí, de la senadora Elizabeth Warren y del ex-alcalde Pete Buttigieg, al que el sur le ha puesto los pies en la tierra después de su fulgurante irrupción en Iowa.